EL MONÓLOGO

El monólogo de Alsina: Lo que les ha molestado es el perro

Les voy a decir una cosa.

Es el perro. Lo que les ha molestado es el perro. Husmeando.

ondacero.es

Madrid | 23.10.2014 20:11

El perro y el coche de Google Maps, ya es mala suerte que estuviera fotografiando la calle cuando los guardias estaban sacando cajas. Google, como saben, tiene coches rulando por ahí con una cámara en el techo que toma imágenes de las calles para que luego usted, cuando abre el mapa, pueda ver cómo es de verdad esa calle y sus portales.

Si cuando pasa el coche hay gente disfrazada de Batman camino de un baile de carnaval, pues a lo ojos del resto del mundo parecerá que en esa calle todo el tiempo se está disfrazando el personal de Batman. Y si cuando pasa el coche haciendo fotos está la policía nacional deteniendo a Oleguer Pujol, parecerá que en esa calle están todo el tiempo deteniendo a un hijo de patriarca. Al final, en el Google Maps, en lugar de buscar por calles podrías buscar por acontecimientos. Pones: “detención de Oleguer”, y te sale el mapa de la calle Teodor Roviralta. Mira, ya lo están deteniendo otra vez.

Al hijo pequeño de Pujol -el menos conocido y el que más dinero, aparentemente, manejaba- sólo lo han detenido una vez, esta mañana y por un rato, pero ha bastado para que Convergencia Democrática se haya sentido muy incómoda y muy enfadada. Por el perro, sobre todo.

El perro rex con el que se personó en casa Pujol hoy la policía. Siempre que vemos un perro policía lo asociamos con la búsqueda de droga o de explosivos, pero existen perros especializados en delitos de cuello blanco. Detectan billetes, efectivo, indicio habitual (cuando son muchos billetes y algo escondidos) de la existencia de dinero negro cuya procedencia acostumbra a ser ilícita. Como si fuera la UDEF en brigada canina. Imagina al patriarca Pujol víctima cada noche de la misma pesadilla: el perro de la UDEF husmeando en el cubo de su basura.

El caso es que cuando esta mañana fue detenido Oleguer y empezó el registro de su casa y la sede de sus empresas, Josep Rull, primer caballero del rey Artur y sucesor de otro Pujol, Oriol, en el virreinato convergente, sólo alcanzó a fijarse en que había un perro. Él lo llamó “la gestualidad”. “Estamos acostumbrados”, dijo, “a mucha gestualidad por parte de la justicia española a la hora de actuar en Cataluña”. Que era su forma de decir, traduciendo no del catalán sino del críptico, que el juez Pedraz estaba sobreactuando porque hay una operación del Estado para sabotear el proceso soberanista sacando escándalos de los Pujol a todas horas.

A ver, como son tantos hermanos, tantas operaciones sospechosas, tantas cuentas y tantísimo dinero yendo de un paraíso fiscal a otro, tienen para elegir los jueces que llevan las investigaciones. En el relato mágico de la dirección de Convergencia, los jueces hablan entre ellos por la mañana y se dicen: oye, démosle otro estacazo a Artur Mas en el trasero de los hermanos Pujol; ¿imputas tú por algo nuevo a Jordi o le mando yo un perro policía a Oleguer a casa? Nada pasa por casualidad, dicen en Convergencia, todo es parte de la conjura española contra el proceso.

A la espera de ver qué fruto le saca la policía judicial a los documentos que han sido hallados en los registros de hoy -dinero no encontró el perro- se sabe que la decisión del juez Pedraz responde a la sospecha de que pudieran destruirse pruebas de blanqueo de dinero o fraude fiscal, los dos tipos delictivos por los que Oleguer Pujol ha quedado imputado. Él y su socio (siempre acaba apareciendo un socio): Luis Iglesias, inversor estrella que metió distancia con Oleguer hace dos años, cuando las investigaciones sobre el dinero del clan empezaron a ser noticia en los periódicos. Hoy contaba El País que ambos socios tenían instalado un software en sus teléfonos móviles que permitía enviar los archivos de sus ordenadores personales a la nube y borrarlos de sus dispositivos.

No se sabe si es que eran muy diligentes para tener sus discos duros aligerados o es que pensaban que en la nube le resulta más difícil a la policía rastrear papeles. “Un botón”, dice la información, “tenían un botón para borrar el ordenador”. Este pc se autodestruirá en un minuto, cincuenta y nueve segundos, cincuenta y ocho...

En esta investigación lo más relevante, como siempre, es el origen del dinero blanqueado. Cómo es posible que una sociedad sin empleados, inscrita un mes antes y sin músculo financiero conocido, le compre más de mil locales comerciales al Santander y a Bankia por importe total de dos mil quinientos millones de euros. O cómo se explica que, según informe del Banco de España, Oleguer haya movido más de 500 millones de euros en los últimos cinco años. O es un genio de las inversiones, el más sagaz de una saga de emprendedores de éxito, o en el origen del dinero que luego se invertía y se blanqueaba, presuntamente, hay pagos en negro, comisiones pagadas por empresarios a cambio de favores políticos. Ésta es la tesis que desde hace años mantienen los investigadores de la policía pero que requiere de pruebas para que acabe siendo ventilada en un juicio.

El registro al menor de los Pujol Ferrusola se produce veinticuatro horas después del paso muy relevante que un juez dio ayer en la investigación al mayor, Jordi: la imputación de varios empresarios que han tenido negocios con él para que expliquen movimientos de dinero y origen del mismo. La fiscalía ha podido acreditar que Jordi Pujol hijo mintió cuando le dijo al juez que no tenía fondos en el extranjero (esto debe de ser cosa de familia, negar la fortuna andorrana), dado que ha podido detectarse una transferencia de dos millones cuatrocientos mil euros desde una cuenta de Andorra a otra en México. Para no tener dinero, es una transferencia bastante gorda.

De todo esto Convergencia no dice nada. Hoy ha repetido el señor Rull, como un estribillo vacuo, que ellos, en el partido, han actuado siempre ante los escándalos “con toda contundencia”. Vuelva a ver la comparecencia parlamentaria de Pujolpadre y la actitud del grupo convergente en ese acto, para entender lo que entiende por “contundencia”. A Convergencia lo que le preocupa es la gestualidad de la justicia española, ha quedado claro.

Y el perro. Sobre todo, el perro. Detector de billetes de quinientos. Un agente encubierto del CNI canino entrenado por el aparato del Estado para sabotearle al rey Artur su proceso soberanista