Monólogo de Alsina: "Ciudadanos se apea"
Carlos Alsina habla en su monólogo de Más de uno sobre el anuncio de Ciudadanos de que votarán en contra de los Presupuestos Generales del Estado, ante la negativa del Gobierno a aceptar su mano tendida.
Madrid |
Que dice Ciudadanos que ya pa qué. Que seguir por seguir es andar mariposeando. O en doctrina de José Mota, que si hay que ir se va, pero ir para nada es tontería.
A lo mejor hoy ya se libra Inés Arrimadas del choteo del tuitero Echenique. Estar negociando con el gobierno tu apoyo a los Presupuestos del Estado mientras una parte del gobierno se ríe en tu cara no debe de ser una actividad grata. Comprobar que el día que tiras la toalla medio gobierno se pone a tocar las castañuelas debe de generarte una sensación rara. Un de qué ido todo esto, ¿no?, quien ha estado utilizando a quién. Se acabó lo que se daba. Inés Arrimadas, anoche, en conversación con Juan Ramón Lucas en La Brújula.
Ciudadanos se apea del proyecto de Presupuestos del gobierno, confirma que votará en contra y priva a Sánchez del colofón con el que soñaba para su negociación presupuestaria: no sólo sacar adelante las cuentas ---que las saca--- sino hacerlo con los mismos 198 votos con que fueron rechazadas las enmiendas a la totalidad. El hito aritmético del que aún sacaba pecho (y con razón) en su homilía del domingo.
No se repetirán los ciento noventa y ocho. Y no habrá más transversalidad en el apoyo a las cuentas que el hecho de juntan al nacionalismo de derechas que es el PNV con el independentismo de izquierdas que son Bildu y Esquerra Republicana. Hasta ahí llega el radio de acción del gobierno bicéfalo: a juntar a unos nacionalistas con otros.
Prospera lo que el portavoz del gobierno, Pablo Iglesias (el verdadero portavoz, porque la señora Montero es una simulación) llama bloque de la investidura. Y decae aquel escenario de luz y de color con el que fantaseó el presidente Sánchez en sus sermones de la primavera, cuando nos convocaba cada domingo a la guerra. La prédica de entonces era que saldríamos de esta unidos como nunca, unido todo el país (de la derecha a la izquierda) detrás de un proyecto común de recuperación nacional encarnado en los Presupuestos Generales del Estado. Qué días aquellos en que la adversidad parecía empujarnos hacia acuerdos tan amplios y tan profundos que costaba encontrar precedentes históricos. Ah, sí, los pactos de la Moncloa. La murga que nos dieron con aquello. Sánchez el de la concertación nacional.
Medio año después, lo que son las cosas. El partido que siempre apoyó las prórrogas del estado de alarma porque compartía con el gobierno que era la forma de salvar vidas –o sea, Ciudadanos-- renuncia a seguir intentando el acuerdo con el gobierno porque se siente expulsado por el gobierno. Y los partidos que se abstuvieron en las prórrogas del estado de alarma y a los que nunca reprochó el gobierno que estuvieran poniendo el peligro vidas (ese reproche sólo se le hizo al PP) vuelven a ser los aliados naturales del gobierno. Naturales es como los ven Sánchez e Iglesias, porque consideran progresista y muy de izquierdas el nacionalismo y la autodeterminación. Tan de izquierdas que hasta el PNV les parece ya medio rojo.
Y ésta es la principal impugnación que hace Felipe González (ayer, en este programa). No es tanto una impugnación a la tarea del gobierno bicéfalo –que también-- como la impugnación al independentismo y la autodeterminación como banderas de la izquierda.
Ya puede proclamarse Esquerra Republicana partido progresista, ya puede el gobierno predicar que Bildu es progresismo que a Felipe González no van a convercerle. A lo que aspiran ambos partidos, y no lo ocultan, es a privar al resto de los españoles de su derecho a decidir dónde empieza y dónde termina España. Es decir, imponer la autodeterminación de Cataluña y el País Vasco al resto de España. Ésta es la contradicción que subrayaba ayer González: apoyarse en dos partidos que no quieren ni la Constitución ni el actual estado de las autonomías para gobernar los próximos tres años.
Aportó dos conceptos el ex presidente en su entrevista, muy comentada: la orfandad representativa, es decir, que no se siente representado en la actuación del gobierno que lidera su partido; y este otro de la verticalidad infinita al referirse al debilitamiento de los órganos internos del PSOE.
Por decir lo de la orfandad ha dicho Echenique que lamenta que se sienta huérfano pero que no le sorprende nada porque González hizo todo lo que pudo para evitar este gobierno de coalición. Cierto. Tanto como Zapatero hizo para que existiera. Pero el debate no es ése. El debate es si la autodeterminación y la desigualdad que predican los Junqueras y los Otegis es progresista y es de izquierdas. Y ese debate lo rehúyen casi todos. Progresista es quien el gobierno bicéfalo diga en cada momento que lo es, punto.
Los dirigentes de Podemos son jóvenes y aún tienen todos muchos años por delante para poder prestar servicios impagables a la sociedad española. A día de hoy es verdad que el marcador está descompensado. Comparas la contribución de Echenique, o Iglesias, o Montero a la modernización de España (y su imbricación en la realidad europea) con lo que supuso el gobierno
socialista de los ochenta y no salen bien parados los primeros. Se queda un poco escasa su cosecha. Pero son jóvenes, como lo es Adriana Lastra: tienen toda una vida de modernización por delante. Empezando por ellos mismos.