OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "La culpa es de la herencia recibida; después de todo, Sánchez solo lleva dos años gobernando"

Dos años después. Dos se cumplen este fin de semana de la moción de censura de 2018. Dos años cumple Pedro Sánchez como presidente del gobierno de España. Dos años gestionando el país.

ondacero.es

Madrid |

· Es un record gobernar dos años en minoría parlamentaria y dependiendo de lo que quieran hacer contigo, y sacar de ti, los aliados ocasionales e interesados. Y ese mérito hay que reconocérselo al presidente.

· Es un record gobernar dos años sin haber conseguido aprobar unos presupuestos propios y sabiendo este año también está descartado tener cuentas nuevas, como admitió ayer en este programa el ministro Escrivá... y ese mérito hay que reconocérselo al presidente.

· Es un record tirar dos años con los presupuestos de Rajoy que al presidente actual le parecían entonces la garantía de que España se iba, con perdón, al carajo y ser capaz, sin Presupuestos nuevos, de aprobar subidas salariales en el sector público y esta nueva medida de hoy, el ingreso mínimo vital, al que nadie le va a poner un pero.

Ese mérito hay que reconocérselo a Pedro Sánchez.

· Y, sobre todo, es un record llevar dos años en la Moncloa y que haya gente que todavía tenga la impresión de que acabas de llegar, que Rajoy ha estado mandando hasta ayer y que tú aún estas aterrizando y empezando a enderezar todo aquello que el PP se esforzó en torcer.

Es un mérito que hay que reconocerle a Sánchez que con dos años ya con el colchón asentado en la Moncloa, y habiendo ganado dos elecciones generales, pueda seguir achacándo todos los problemas del país a la herencia recibida. Incluido los muy malos números que presentamos como en la epidemia del coronavirus.

Por ahí empezó el vicepresidente segundo su conferencia ante los diputados de la desaparecida comisión de reconstrucción del Congreso. Por este clásico de la discografía gubernamental que se titula 'la culpa es del PP'.

Lástima que no concretara el vicepresidente segundo qué herramientas son ésas que no hemos tenido por culpa de los recortes. Y por qué pasa por alto que el gasto sanitario en 2009, último año de presupuestos en bonanza, fue de 73.000 millones de euros y el de 2018 fue de 75.000. O en gasto de sanidad per cápita, de 1.576 euros en el año 2009 a 1.617 en 2018. Hemos afrontado la epidemia con más inversión en sanidad de la que había antes de la crisis financiera.

Pero empezó por ahí Iglesias porque dijo que iba a exponer las lecciones que ha aprendido de la epidemia. La primera fue que la culpa es del PP. Y la segunda... que hay que aplicar ya el programa de Podemos. Las lecciones que el gobierno haya podido sacar de su propia gestión de esta crisis sanitaria, si es que existen, se las quedó el vicepresidente para sí mismo.

La primera semana de comisión de reconstrucción económica y social de España arroja tres conclusiones:

· La primera es que esta comisión no vale para nada.

· La segunda es que Patxi López no vale para árbitro porque es caserito, caserito.

· La tercera es que Iglesias es un tertuliano eficaz capaz de hacerle la autocrítica a todos los que están a su lado.

El vicepresidente, como buen tertuliano, dispone de detectores invisibles que le permiten saber en todo momento en qué estamos de acuerdo todos los españoles. Lo que él llama 'consensos sociales'. Se da la circunstancia, sorpendente, que los consensos sociales siempre coinciden con lo que él defiende. Hay consenso social en que los aplausos de las ocho signfican que la sanidad pública es intocable; hay consenso social en que hay que meterles un rejonazo fiscal a los ricos; hay consenso social en que el problema de las residencias es la privatización y los fondos buitre.

Es verdad que ayer no alcanzó a explicar, por ejemplo, por qué España tiene un índice de mortalidad superior al de los Estados Unidos, país que, como todos sabemos, tiene una sanidad infinitamente peor que la nuestra y donde nadie puede ir al hospital porque se arruina, ¿no era eso? Pero como tampoco nadie se lo preguntó, de eso no hay necesidad de sacar lecciones.

Tiene otro detector invisible, que es el que le permite conocer la voluntad de los votantes de otros partidos. Los votantes del PP, por ejemplo, están deseando que el PP asuma que la culpa, en el fondo, es del PP. Por los recortes.

Al PP le dice lo que los votantes del PP están deseando. A Ciudadanos le explica lo que los votantes de Ciudadanos quieren, en realidad, que pase. A Esquerra le dice lo que los votantes de Esquerra están esperando.

Qué gran polemista sigue siendo el morado. Mejor polemista que gestor. Y mejor provocador que polemista.

Y qué mal árbitro es Patxi López.

El diputado de Vox le pide que reconvenga al vicepresidente (segundo) por atribuir a su grupo el deseo de dar un golpe de Estado y es Patxi quien saca el capote.

El moderador, alfombrándose y abriendo pista al compareciente. Y entonces va Iglesias y confirma que la interpretación correcta de su imputación era la del de Vox, no la de Patxi.

No es que les impute querer dar un golpe, les imputa no tener narices para darlo. Venga, valiente, intenta el golpe. Y el remate cuando el de Vox abandona la sala. El gestito de macho alfa ganador de la porfía.

Y el lenguaje corporal. La media sonrisa satisfecha. Esto es lo que ayer definió a Iglesias. El que le den, el aquí mando yo. Con Patxi de escudero.

Los pactos de la Moncloa eran un cuentito que se le ocurrió al equipo monclovita cuando pensaron que lo suyo era hacer pasar a Sánchez por estadista. Y no coló.

Montaron la comisión de reconstrucción pregonando su deseo de consensuar un programa económico y social para España. Consensuar. Pactan con Bildu de espaldas a la comisión, Iglesias propone que comparezca Puigdemont -–fugado de la justicia y con un juicio pendiente por sedición--, achaca al PP la herencia recibida y acusa a Vox de no tener narices para dar un golpe de Estado.

'Cierre la puerta cuando salga'.

Se lo conté ayer a esta misma hora. El nuevo relato gubernamental (es decir, de Iglesias, Sánchez y Redondo) es éste: la oposición, villana y traidora a la patria, acaricia la idea de promover un golpe de Estado para derribar al gobierno (derrocar suele decir Ábalos), pero el gobierno de los consensos transversales, héroe mítico, resistirá el pulso de los generales, sofocará la revuelta cuartelera y pondrá a la oposición y a los jueces. Y así salvará nuestra democracia.

Hay 43.000 muertos por coronavirus, 240.000 personas que han estado enfermas, miles de médicos y enfermeras contagiados por la falta de medios de protección, centros de salud con plantillas agotadas, enfermos que continúan en las UCI y una caída del Producto Interior Bruto estimada en más del 9 % para este año. Pero el problema urgente que hay que atender es que hay generales de la guardia civil que son del Opus y ultras lanzando bulos en las redes. Ambas cosas, por supuesto, culpa de Rajoy. La herencia recibida. Después de todo, Sánchez sólo lleva dos años.

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