Miren qué historia: el nuevo submarino que tiene encargado el Estado español pesaba tanto que no flotaba. Aunque sea submarino, conviene que flote para cuando no se desea estar bajo el agua, usted lo entiende. Como no flotaba, hubo que hacerlo más largo. Diez metros más de eslora. Y al hacerlo más largo, no cabe en el muelle de Cartagena. De manera que ahora hay que hacer más grande también el muelle.
Así, entre unas cosas y otras, el fallo de diseño, lo que ha habido que pagar a la empresa que ha buscado cómo hacer que flote y esto de rehacer el muelle va a salir cada submarino por mil millones. Barato no parece, pero se lo preguntaré a la ministra de Defensa a las nueve.