OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "El delito se llama rebelión, conforme al Código Penal, pero lo que ocurrió fue un golpe de Estado"

Con todas las letras lo dijo el fiscal Zaragoza: "golpe de Estado".

Carlos Alsina

Madrid | (Publicado 05.06.2019 08:07 )

El delito se llama rebelión, conforme al Código Penal, pero lo que ocurrió fue un golpe de Estado. Abortado, pero golpe. Civil, pero golpe. Desde dentro de las instituciones y precisamente por eso, golpe de Estado.

Naturalmente, es el criterio de la fiscalía. Expresado en la presentación de sus conclusiones de forma más cruda que cuando empezó a instruirse este sumario, pero en coherencia con lo que desde el principio mantuvo el entonces fiscal general José Manuel Maza. Los procesados, con Junqueras como autoridad principal (en concierto con Puigdemont, que sigue prófugo) intentaron sustituir un orden jurídico por otro por medios ilegales. El orden jurídico objeto de la embestida fue el constitucional —que ahí sigue, en pie— y el orden ilícito que pretendieron imponer fue la República Independiente de Cataluña. Violando la ley, inventándose la ley, riéndose de la ley.

Naturalmente, es el criterio de la fiscalía. En sintonía con lo que sostenía Sánchez cuando era Just Peter, Simplemente Pedro, y en discrepancia con lo que sostiene el gobierno ahora: acuérdese lo que pasó la última vez que estuvo en este pro-grama Carmen Calvo. Para ella había golpe, pero no de Estado.

Lo que la fiscalía sostiene es que un golpe contra la Constitución es un golpe de Estado cuando se recurre a la insurrección y a sabiendas de que ésta puede generar violencia. Naturalmente, es el criterio de los fiscales. El tribunal que juzga el procés no tiene por qué compartir la descripción de los hechos, y la tipificación de las acciones, que hace ni la fiscalía, ni el juez instructor Llarena ni la abogacía del Estado antes del cambio de gobierno. Cuando aceptaba, en contra de lo que sostiene ahora, que hubo violencia y rebelión.

Ahora que no lo sostiene, fue este pasaje de la intervención de la señora Seoane el que más han celebrado los independentistas. Por la divergencia de criterios entre las acusaciones.

Naturalmente, es el criterio de la abogacía del Estado. El tribunal tiene criterio propio y será éste el que prevalezca. Hasta que no llegue la sentencia no sabremos si a los siete jueces les parece que hubo rebelión, o sea con violencia, o si sólo hubo sedición, o sea con tumultos, o si sólo hubo malversación y desobediencia o si no hubo delito alguno.

Qué tiempos más felices para Pablo Echenique. Cuando aún bromeaba sobre la credibilidad de los tertulianos en los mítines de la campaña de las generales.

Qué tiempos más felices para Pablo Echenique, afianzado (o eso creía él) como número dos del aparato de Podemos. Dejándose la piel para mejorar España.

Profético Echenique porque, en efecto, se ha dejado la piel. Pablo Iglesias ultima el desollamiento del otro Pablo.

La forma más saludable de hacer autocrítica para quien la hace es hacérsela al de abajo. La forma más saludable de asumir responsabilidades, para quien no las quiere asumir, es que se las asuma el de abajo. Esta vez no ha esperado Iglesias ni a consultar al Consejo Ciudadano, ni a convocar un congreso del partido ni a organizar un referéndum de los inscritos y las inscritas. Tal como hace tres años fulminó al secretario de organización Pascual, ahora fulmina al secretario de organización Echenique, lo mejor que tenía Podemos, según el mismo líder supremo que ahora lo decapita.

A Echenique lo nombra responsable de Acción Institucional (que es como ser presidente del comité de fiestas patronales) sólo unos días después de confirmar como portavoz parlamentaria a Irene Montero. En la cima de Podemos ya sabemos todos quiénes están. ‘Dos es compañía, tres son multitud’. Primero pasó Podemos de partido nacional a partido casi sólo madrileño y ahora va camino de ser partido galapagueño.

¿Cómo va la cosa de los pactos? Pues mire: Toreaba en la tarde de ayer el primer subalterno de Pablo Casado, que es Egea, y el toro le salió manso.

Parecía que Vox se había puesto bravo por el ninguneo a que le somete Rivera, parecía que amenaza con bloquearle los Presupuestos a Moreno Bonilla, pero caducó pronto la bravura. Por la mañana ya estaba diciendo Abascal que no había motivos para la alarma andaluza, que sólo están por negociar un par de cambios, señora. Por la tarde salió Espinosa de los Monteros de su mano a mano con Egea.

Puertas abiertas, espacio de diálogo, encuentro de partidos… Es Espinosa pero parece Paulo Coelho. Tuvo poco que torear Egea. Ya no le llaman en su cara derechita acomplejada y todo aquello.

Se habrá dado cuenta usted de que, según, Vox el orden es ése: ellos pactan primero con el PP y luego Ciudadanos, si quiere, se suma. En realidad es un poco al revés. Primero serán el PP y Ciudadanos quienes pacten allí donde se pongan de acuerdo y luego el PP amarrará el apoyo de Vox desde fuera. Porque quien tiene varios pretendientes en este baile sólo es Rivera. A quien tiene que seducir el PP no es a Abascal, que no tiene nadie más que le corteje, es a Ciudadanos.

Es natural que en el PP crean que lo de Vox es coser y cantar (aunque Rivera le mantenga el cordón profilático) porque en Andalucía amagaron el lunes con tumbarle los Presupuestos a Moreno Bonilla y ayer ya estaba diciendo Abascal ‘que nadie se alarme’, que se trata sólo de negociar algunas partidas. Ni 24 horas aguantó el órdago don Pelayo. Que en EsRadio expuso ayer su doctrina sobre el harakiri y la espada.

Qué verbosidad más recia. Entre la espada y la pared cojo la espada. A ver la expresión ‘entre la espada y la pared’ no significa que te den a elegir, significa que estás atrapado porque la espada no es tuya. No es que tengas que elegir entre co-ger la espada o coger la pared. La pared, por definición, es una cosa muy difícil de coger como sabe cualquier instalador de pladur.