El monólogo de Alsina: San Reculando, patrón del gobierno de España
Fiesta de Todos los Santos. Y si son todos está incluido en el santoral de hoy San Reculando. Patrón del gobierno de España. Y no sólo del gobierno, es verdad.
Reculando que es gerundio. Bien está cambiar de opinión, sólo faltaba que no se pudiera, siempre que se admita que el cambio se ha producido y se expliquen los motivos. Por ejemplo, no debería molestarse tanto Celia Villalobos de que Gabriel Rufián se presente con una camiseta en la que se ve a Rodigo Rato ingresando en prisión. Porque ésta es la forma que tiene Rufián de recular y admitir que el mentía cada vez que proclamó que Rato saldría impune, que en España los poderosos nunca pisan la cárcel y que quien roba una gallina se pude, por el contrario, entre rejas. Rufián exhibe así su acto de contrición por haber engañado a sus seguidores empleando el lenguaje que le es más propio: el camisetil. Este hombre tiene más camisetas que el Decathlón.
San Reculando es un santo generoso que disculpa a quien se pone a sí mismo en evidencia.
El antes y el después, tan revelador en nuestra vida pública.
Éste es Pedro Sánchez antes. No tenemos nada más que hablar, Pablo Casado. Hace una semana, ¿se acuerdan? Sánchez rompe relaciones con Casado. La brasa que dio la Moncloa exagerando la supuesta ruptura. Ya les dijimos aquí que no le hicieran ni caso porque esto era la nada. Y así ha sido. De romper relaciones a animar a Casado a sentarse a negociar los Presupuestos. Cómo habrá sido la conversión que hasta Pablo Iglesias se lo ha reprochado.
El antes y el después de un gobierno que improvisa cada día un argumentario. Ésta es Carmen Calvo antes. La semana que salió la grabación de Villarejo de la comida con Garzón y Delgado en el Rianxo. Y ésta es Carmen Calvo ayer, cuando la grabación es de Villarejo pero con Cospedal.
Aquel arrebato de dignidad cuando era la ministra la salpicada, aquel reproche a los demás por hacerse eco de grabaciones ilícitas, aquellas lecciones de moralidad. Ahora la vicepresidenta no sólo ha escuchado con interés la grabación sino que le da crédito total. Quién nos ha visto y quién nos ve, Carmen.
Aunque si alguien tiene que encomendarse a San Reculando y pedir su amparo es el presidente Sánchez. Protagonista del giro más acusado y menos explicado de los últimos años. Éste es Sánchez cuando sostenía sin matices que Puigdemont y Junqueas cometieron un delito de rebelión.
Había habido rebelión, según el entonces aspirante, aunque no hubiera habido altercados (que en realidad sí los hubo). Aquel Sánchez que prometió una reforma del código para especificar que puede haber rebelión aunque no se recurra a la violencia ha dado paso a este otro Sánchez de ahora que lo mismo te cita a Trillo en la tribuna.
Que se escabulle de responder a la pregunta que por dos veces le hizo ayer (más directa no pudo ser) Albert Rivera. Sobre el indulto a Junqueras y compañía en caso que fueran condenados por alzarse contra la Constitución.
Obsérvese que hasta ahora hemos escuchado a una delegada del gobierno, Cunillera, aboga porque los condenados, si es que llegan a serlo, pudieran recibir el indulto. Lo que no hemos escuchado es a nadie del gobierno decir lo contrario: que no debieran ser perdonados.
Y esto abre un debate interesante en el que al gobierno no le quedará más remedio que acaba tomando postura. Porque está en marcha una reforma, impulsada bajo el gobierno anterior, para limitar las posibilidades de indultos. Los partidos pactaron que no se pueda indulta al delincuente que, habiéndose aprovechado de su cargo público, se hubiera enriquecido ilícitamente, es decir, a políticos corruptos. Sobre eso no ha tenido nunca problemas el actual gobierno en manifestarse: por supuesto que está en contra de indultar a políticos condenados por corrupción. Sin embargo, no quiere mojarse sobre el indulto a los condenados por rebelión o sedición. Y ésta es la pregunta que ya hicimos aquí hace algunas semanas: ¿significa eso que al gobierno le parece más grave utilizar el cargo público para llevárselo crudo que utilizar el cargo público para intentar tumbar la Constitución? ¿Lo primero tiene gravedad suficiente para que el autor no sea perdonado nunca y lo segundo no es lo bastante grave para prohibir por ley ese perdón?
Sobre Villarejo y la hermosa amistad que comenzó en la planta séptima de Génova 13 un mes de julio de 2009 —la relación del comisario con Cospedal— hoy no hay nuevas aportaciones. Aunque temiendo que al serial aún le queden capítulos está haciendo lo que puede el equipo de Pablo Casado por preservar al líder para que el chapoteo no le salpique. Él debe de estar pensando ahora lo mismo que Cospedal pensaba de Bárcenas hace nueve años, que estando políticamente amortizado lo mejor es apartarle rápido para cortar el serial. Pero Cospedal, por muy amortizada que esté, sigue siendo Cospedal: hay mucho partidario de Dolores en el partido, como tuvo oportunidad de comprobar el propio Casado cuando disputó la presidencia en las primarias populares. El deseo del nuevo equipo es que Cospedal se anime a coger la puerta para frenar la lluvia de grabaciones exhumadas. Pero la puerta, de momento, no la ha cogido.
Entretanto, y para que no parezca que en Génova están asustados, han parido un vídeo en el que hacen guasa sobre Halloween y Poltergeist. O sobre Sánchez, Iglesias y Junqueras, más propiamente.
Aparece la niña rubia de Poltergeist, no confundir con la princesa Leonor, que también es rubia y con voz de niña pero tiene ya trece años y se sabe la Constitución mejor que la mayoría de los diputados del Parlamento de Cataluña.
¿Ves qué fácil? No hay más soberanía que la de todos los españoles en conjunto. No hay soberanía del pueblo catalán. Por eso los Estatutos de Autonomía pasan obligatoriamente por el Congreso de los Diputados