Monólogo de Alsina: "A las dos familias Montero-Iglesias y Monasterio-Espinosa han intentado torearlas sus vecinos políticos más próximos"
Ésta es la historia de dos familias con vidas paralelas.
Madrid | (Publicado 26.06.2019 08:11 )
Una reside en un barrio de Madrid, digamos, rico. La otra, en una urbanización de Galapagar que digamos que no es pobre.
Una es muy de izquierdas, eso dice. La otra es muy de derechas, de eso presume.
Ambas sostienen que carecen de complejos, que dicen verdades como puños, que lo que más les importa es la gente y que aman España por encima de… algunas otras cosas.
Las dos parejas se dedican a la política. Las dos mandan mucho —en pareja— en sus partidos respectivos.
Aquí ven a la primera, los Montero-Iglesias, Iglesias-Montero: son morados y les hace ilusión un ministerio. Y aquí la segunda, los Monasterio-Espinosa, Espinosa de los Monasterios: son verdex y le seducen las concejalías de gobierno.
A nuestras dos parejas les encantan los secretos. La primera, a la opacidad, le llama discreción. No le gusta que se sepa de qué habla con sus colegas. La segunda ve natural firmar un contrato para el reparto del poder que incluye una cláusula que dice que nadie debe saber lo que ha firmado.
A las dos familias han intentado torearlas sus vecinos políticos más próximos. A la Montero-Iglesias su compadre Pedro Sánchez ha intentado colocarles cargos de medio pelo para que dejen de pedir ministerios. A la Espinosa-Monasterio su compadre Pablo Casado ha intentado colarles taburetes de plástico en Madrid en lugar de los sillones que ellos reclaman para gobernar mano a mano con Almeida.
En el último episodio de ‘Te enredo’, Pablo le dijo a Pedro que si quiere seguir usando el Falcon tendrá que aflojar en el tema ministerios.
Y Pedro le dijo a Pablo que mejor se mire al espejo y sea consciente de su verdadera estatura.
Iván le dijo al otro Pablo que incumplir un contrato es una cosa muy fea y que se va a enterar de lo que vale un peine.
Y Pablo, el azul, le dijo a Iván que no se sulfure porque comer y negociar, todo es empezar. Dos cosas.
En el capítulo de hoy presentamos: la partida de mus. ¿Van de farol nuestras dos parejas o están tramando, de verdad, el desquite? ¿Llegarán a consumar el sabotaje?
El fenómeno del que trata el episodio de hoy es más propio de Bruno Cardeñosa y su Rosa de los Vientos. Porque se trata de partidos que pasan a la oposición sin haber estado antes en el gobierno.
Pablo el morado le ha dicho a su compadre Sánchez que haga el favor de tomárselo en serio. Que ya está bien de dar por descontado que, llegado el día de votar la investidura, y a riesgo de que tengan que repetirse las elecciones, apoyará la in-vestidura con sus 42 diputados menguantes. ‘Cuidadito que soy capaz de votar que no’, éste fue el mensaje que le llevó ayer a la Moncloa, según la versión siempre parcial e interesada que de estos encuentros a media luz da el departamento de persuasión y propaganda del gobierno. Los morados dicen que el asunto no es ése, señora: que aquí el problema es que Sánchez es un indeciso que aún no sabe si quiere gobernar con su izquierda o con su derecha. De lo que no cabe duda es de que quiere gobernar. Ya lo dice Carmen Calvo, experta lectora de la mente de los votantes. ¿No está claro, acaso, lo que los ciudadanos han reclamado con su voto?
Qué lata dan con los estribillos y el salmo responsorial. Los ciudadanos en las urnas no piden nada. Los ciudadanos eligen un Parlamento. Punto. Si los ciudadanos, como dice Calvo, hubieran pedido clamorosamente un gobierno de Sánchez le habrían dado mayoría absoluta. Aquí cada uno interpreta la voluntad de los votantes como mejor le viene.Pero la voluntad es ésta: 123 diputados el PSOE, 66 el PP, 57 Ciudadanos, 42 Podemos. Quien quiera gobernar tiene que convencer él al resto. O a una parte del resto: la mitad de la cámara.
El problema, según la vicepresidenta lectora de mentes, es que si su jefe gobierna con Podemos se queda sin el apoyo de los otros socios necesarios. ¿Qué socios son esos que no quieren ver a Iglesias de ministro? ¿Acaso alguien ha dicho que si el socio es Podemos vota en contra de Sánchez? En público, sólo lo dijo Coalición Canaria. Y Coalición Canaria no votará a favor ni con Podemos ni sin Podemos porque el PSOE le ha madrugado la presidencia autonómica pactando con otros grupos. Entonces. ¿Podemos es un obstáculo para quién? No será para Esquerra, del compadre Rufián. No será para Bildu. Qué parte de la ecuación para el resto de legislatura está ocultando el candidato?
Fenómenos paranormales: partidos que pasan a la oposición sin haber estado nunca en el gobierno.
Lo mejor, cuando te han timado, es renunciar cuanto antes a aquello que, en realidad, no tenías. Así parece que eres tú el que desdeña los sillones que nadie te ha ofrecido.
Renunciar es la manera de decir, sin decirlo, que te han ganado esta mano y que te guardas la revancha para la mano siguiente.
Los de Vox difundieron ayer el papel que les firmó el PP de Madrid para hacer alcalde a Martínez Almeida. El famoso pacto secreto eran apenas dos párrafos y tres cláusulas. La tercera, que no se le podía contar a nadie lo que dos partidos que presumen de transparentes habían firmado. ¿Qué contiene un pacto de gobierno que no deban conocer los gobernados? Un compromiso: de poder para Vox. Sillones en el gobierno del municipio. Y no porque vaya a provocar un motín entre los gobernados, sino porque habría llevado a Ciudadanos a romper su preacuerdo con el PP. La manera de no romperlo no fue que el PP no se comprometiera con Vox, sino que se comprometiera y lo ocultara. Cuesta creer que Ciudadanos, tan experto en la negociación, no estuviera al tanto de que ese compromiso existía. Más fácil es creer que estaba al tanto de que, existiendo, no se revelaría. Para poder seguir presumiendo de cordón sanitario.
Vox tiene razón. En el acuerdo dice que les tocan puestos de gobierno. Llamarle concejal de gobierno a un concejal que no gobierna (este truco del almendruco del que tan orgulloso está el PP) es como llamarle gobierno de cooperación a un go-bierno de coalición. Entre tahures se presume de astucia. A Vox le hicieron creer que gobernaría en Madrid y eso, al final, es lo que vale de ese documento. Estafada tiene derecho (y razones) para sentirse la pareja Espinosa-Monasterio. Ahora se trata de saber si la amenaza de tumbar a Díaz Ayuso en Madrid y a López Miras en Murcia va en serio o es faroleo.
La responsable de Vox en la comunidad de Madrid. La otra integrante de la pareja.