opinión

Monólogo de Alsina: "El Gobierno se ha comprometido a dar respuesta a todas las manifestaciones, que no parezca que son en su contra"

Iniciando semana. Con los tractores preparándose para mañana en Cádiz, Almería, Cáceres, Badajoz. Con los ecos de la multitudinaria manifestación de León, treinta y cinco mil personas en la capital, veinte mil en Ponferrada, dos mil en Villablino, reclamando empleos alternativos a la minería y la industria, que fueron los pilares de la economía provincial y que hoy languidecen.

Carlos Alsina

Madrid |

Hubo tractores también en León, aunque ésta fuera una manifestación convocada por los sindicatos y con Pepe Álvarez al frente –--no son terratenientes los autónomos del campo leonés--; estuvieron los líderes sindicales y estuvieron dirigentes de todos los partidos políticos, tome nota la autoridad competente, que son estos mismos dirigentes y sus partidos: el PSOE y Podemos en la admnistración central y el PP con Ciudadanos en la autonómica. Y hubo, en fin, manifestación de autónomos en Madrid, cinco mil asistentes.

Con muchos agricultores que se sumaron también a esta manifestación porque también ellos son autónomos.

A todas demandas, estas reclamaciones, se ha comprometido a dar respuesta el gobierno Sánchez-Iglesias. Que no parezca que las manifestaciones son contra el gobierno. Escuchando al presidente, más que incomodarle las manifestaciones le reconfortan. Él también se ve sosteniendo las pancartas. De manera figurada, se entiende.

Contad con el gobierno que primero despachó con suficiencia la alusión de las organizaciones agrarias al salario mínimo (lo hizo la cuota morada del gabinete), que luego corrigió el tiro declarándose receptivo a las demandas (esto lo hizo la cuota socialista), que luego volvió a patinar desconvocando a las organizaciones de la reunión para las peonadas (de nuevo cuota morada, Iglesias) y que ahora intenta corregir de nuevo anunciando para mañana la reunión de la ministra de Trabajo con los responsables de las asociaciones (a instancias de la cuota socialista). En las reclamaciones del sector agrario se incluye el tema cadena de valor y seguros que lleva el ministerio de Agricultura; el tema carburantes y fiscalidad que lleva el ministerio de Hacienda; el tema salario mínimo, cotizaciones y peonadas que llevan el ministerio de Trabajo y el nuevo ministerio de la Seguridad Social. Igual ha llegado el momento de que el presidente, contad con vuestro gobierno, nombrara un interlocutor único para todas las peticiones que anda haciendo el campo. Resulta agotador esto de de ministro en ministro (o ministra) y tiro porque me toca.

¿Qué puede salir de una reunión en la Moncloa entre Pedro Sánchez, traidor a España según Pablo Casado, y Pablo Casado, monaguillo de Vox y patriota de hojalata, según Pedro Sánchez. Lo que salga no nos lo van a contar hoy. Es posible que no nos lo cuenten nunca.

El único asunto para el que Sánchez necesita la participación del PP (de los que a él le preocupan, se entiende) es el cambio de vocales del Consejo General del Poder Judicial y la elección de nuevo presidente del Tribunal Supremo. Hay otro asunto, claro, para el que necesita la participación del PP si de verdad quiere encauzarlo de manera sólida, que es Cataluña, pero ahí ni está el gobierno por abrir su mesa de negociación a los grupos parlamentarios (ya tiene las sillas repartidas entre los partidos que le interesan) ni está el PP receptivo a sentarse en mesa de negociación alguna. Con relator o sin relator.

Para lo del Consejo del Poder Judicial sí están los populares abiertos a mirar nombres porque tampoco les queda otra. El Consejo lleva pendiente de renovar hace más de un año, el Parlamento que se constituyó en diciembre, como el que se había constituido en mayo, tiene un reparto de fuerzas distinto al que alumbró el Consejo actual y así va a ser los próximos cuatro años. Y dado que es el Parlamento el que elige a los vocales del Consejo habrá de asumir el PP que el reparto de fuerzas ha cambiado. Son los partidos los que deciden cómo de no alineados quieren que sean los vocales del Poder Judicial. Y la experiencia enseña que los quieren lo más alineados posibles, de ahí que se repartan las sillas para que cada partido coloque en ellas a quienes más les gusten.

Todo lo que hoy se espera saber es si el PP mantiene su rechazo a pastelear los nombres mientras la candidata a fiscal general del Estado sea Dolores Delgado, como dijo en enero, o ya se le ha pasado aquello y ahora está dispuesto a negociar tragándose a Delgado. (Si se la ha tragado Pablo Iglesias, inventándose que ya pidió disculpas por las cloacas, a ver por qué no se la va a tragar Casado).

El nombramiento de Delgado está pendiente del examen previo en la comisión parlamentaria. Hasta entonces, Sánchez ha puesto a dormir este tema –nadie ha vuelto a hablar de ello-- para no enrarecer la negociación de las sillas que ahora empieza. Hay temas que el gobierno prefiere que entren en letargo: Delgado, la reforma del código penal para sacar cuanto antes de prisión a Oriol Junqueras, el relator, la flojera económica que se nos viene encima.

Prefiere el gobierno que en los medios se hable del pin parental, de la evacuación de los monjes del Valle de los Caídos, el cambio climático y la caja B del PP (esto de la caja a Lastra, por ejemplo, le sigue pareciendo una prioridad absoluta). Para los temas que molestan ya sabemos la consigna: tacharlos de irrelevantes y acusar al que los miente de crispar y meter ruido.

La vicepresidenta del gobierno de España sostiene, por ejemplo, que Venezuela no le interesa a nadie.

Pongamos que soy la vicepresidenta de un gobierno europeo y proclamo que un país entero no le importa a nadie.

Lo primero, vicepresidenta, hable por usted. Puede que a usted no le importe un comino, como diría la señora Bassa, pero aunque no se lo crea no todo el mundo tiene las mismas inquietudes. Hay gente a la que le parece mucho más tema, y más de izquierdas, la libertad en un país histórica y familiarmente vinculado al nuestro que reescribir la Constitución con lenguaje inclusivo, y no por eso le van a decir a usted que el lenguaje inclusivo no le importa a nadie. Y lo segundo, mire: es que da igual si a usted, o a la gente, le importa mucho o poco lo de Venezuela. Aunque no le interesara a nadie, seguiría siendo obligación de su gobierno dar las explicaciones que se le pidan.

Ni el Parlamento ni los medios de comunicación, vicepresidenta, son el comité federal del PSOE. Antes, comité federal y ahora, comité fan. Un equipo de animadores celebrando cada pirueta, cada bamboleo y cada ocurrencia del líder.