EL MONÓLOGO DE ALSINA

El monólogo de Alsina: Más madera en el PSOE y esta vez no es Alaya

Les voy a decir una cosa.

Más madera en el PSOE y esta vez no es Alaya. A un mes de las elecciones andaluzas, el Supremo pone fecha a la declaración (o interrogatorio) de Chaves Griñán por el asunto de los EREs.

ondacero.es

Madrid | 17.02.2015 20:17

¿Qué sabían ustedes de este desvío de dinero público a bolsillos privados? ¿Son, como dice la señora Alaya, los cerebros que diseñaron este instrumento de engaño masivo? Nueve y catorce de abril, esos días espera el juez Barreiro a los dos ex presidentes con los brazos abiertos. La citación se la enviado hoy y ellos la han recibido como si hubieran llegado los reyes magos: qué alegría al abrir la puerta de casa y encontrarse al paje con la notificación del Supremo, por fin ha llegado ese día por el que ambos venían suspirando. Lo ha dicho, en nombre de los dos, un portavoz del partido: no sólo no están inquietos por la citación sino que celebran haber sido, por fin, llamados. Ambos están deseandito acudir al Tribunal para poder contar su versión, por fin, para poder, por fin, defenderse de las fabulaciones de Alaya. Tantas ganas tenían de declarar que lo raro es que, al saber la fecha, no le hayan pedido al juez que lo adelante. Interróguenos ya, por favor, no prolongue nuestra indefensión hasta después de las autonómicas.

El juez instructor ha hecho saber que está al cabo de la calle y que sabe, por ello, que en Andalucía hay el 22 de marzo elecciones autonómicas. Dejo la declaración para luego porque nada más lejos de mi intención que interferir en el proceso, ésta es la idea. Nada obliga a un juez a tener presente el calendario electoral para acelerar o retrasar un sumario, y aunque es cierto que tener a Griñán declarando en el juzgado a la vez que Susana está dando un mítin podría desordenarle a la presidenta su campaña, tener a sus dos antecesores imputados durante toda la campaña electoral tampoco parece que vaya a ayudarle demasiado.

Le servirá a Moreno Bonilla para recordar cada día que el mentor de la candidata tiene una cita en el juzgado, aunque cuesta creer que ese recordatorio, por pertinaz que acabe siendo, vaya a provocar un tsunami electoral que lleve al debutante popular hasta San Telmo en volandas. Después de todo, que el Supremo citaría a Griñán y Chaves era bastante previsible. Lo sorprendente, si acaso, es que haya tardado tanto en producirse la cita: esta parte del caso EREs que afecta a los ex presidentes llegó al Supremo hace casi un año. Muy ágil no parece que sea el alto tribunal.

Imputados, en efecto, lo están. Citados para que se personen acompañados de abogado. Y, en rigor, ahí se acaba de momento la historia. Con Chaves y Griñán lo que va a hacer el PSOE es lo mismo que ha hecho el PP con Imbroda. Nada. Que el Supremo te impute no causa tu caída porque el Supremo sólo lleva asuntos de caza mayor, diputados, senadores, aforados. Éso es lo que marca la diferencia, en los partidos, a la hora de tomar medidas profilácticas. Que el Supremo haya imputado a Imbroda por presunta prevaricación (“prevaricación administrativa”, como dice Floriano para aguar el cargo)no ha tenido consecuencia alguna en el PP porque Imbroda es presidente autonómico y líder de ese partido en Melilla.

Anoche le preguntamos aquí al ministro Soria, alto cargo del partido que nos gobierna: ¿puede un imputado encabezar una lista del PP? Ésta fue su respuesta: sí, claro que puede, si se sabe inocente —dijo— que explique bien la situación y se haga merecedor de encabezarla. Aplicando la doctrina Soria, no sólo no hay problema en que Imbroda repita, tampoco lo habría en que Griñán o Chaves encabezaran la lista del PSOE a las elecciones  autonómicas. Mientras no se abra juicio oral, dicen ahora los populares, mientras no se les impute un delito concreto, dicen ahora los socialistas, no hay por qué prescindir de nadie. Ya.

Díselo al alcalde de Parla, ¿verdad?, desahuciado por el PSOE la misma mañana de su detención, díselo al ex presidente de la Diputación de León, desahuciado por el PP sin esperar ni a la imputación ni a nada. Díselo a Virgilio Zapatero. Cuando de caza menor se trata, los partidos presumen de implacables. Oiga, que sólo está detenido. ¡Nos basta con eso, no van a haberle detenido por nada! Y se lo cargan. Pero cuando se trata de caza mayor, ah, entonces la cosa cambia. Si el imputado se llama Chaves, Griñán, Imbroda, quietos parados que aquí nadie ha sido procesado. Hoy decía el portavoz parlamentario Hernando, el del PP: “Que Sánchez coja el mocho y limpie el PSOE andaluz”. Hombre, la limpieza bien entendida, como la caridad, empieza por uno mismo. Aparta a los imputados de tu partido y luego dile al de enfrente que haga lo mismo.

Para la vida interna del PSOE, tan agitada, la situación procesal de Griñán y Chaves tiene una lectura que va más allá (o se queda más acá) de la doctrina sobre imputaciones y renuncias del equipo Sánchez.Los dos nuevos imputados han sido cabezas visibles del PSOE andaluz y por ambos ha sacado la cara Susana Díaz (por más que nadie ponga en duda que, llegado el caso, a ambos los repudiará al grito de “¡que los crujan!”). Con los dos ex barones imputados, ¿es más débil su heredera política, es este caso de los EREs, que precipitó su ascenso al liderazgo huído Griñán, la kriptonita que amenaza a la Superwoman? Pronto para saberlo.

“Bastante tiene Sánchez con resolver primero lo de Madrid”, dicen en el PSOE, “no está para meterle más rejones ahora mismo a Susana”. Pero tampoco, como hoy se ha visto, para dejar pasar la ocasión de recordar que el grado (y el momento) de exigencia lo marca él. A media mañana compareció su lugarteniente Hernando (el del PSOE) para anunciar que el partido reclamaría a Griñán y Chaves la entrega del escaño en caso de que fueran procesados, pero una hora después el propio Hernando se corrigió a sí mismo rebajando el umbral y estableciendo éste en la imputación de un delito concreto, sin esperar a la apertura de juicio. Es decir, que les piden el escaño si les acusan de algún delito, en sintonía con lo que dijo en su momento el líder Sánchez, no vaya a parecer que cambia de criterio de un día para otro.

Con el secretario general apartado del mundanal ruido bajo la pobre coartada de que  está preparando el debate de la Nación (para debate, y más urgente, el del PSOE madrileño), hoy se dejó ver el ángel al que Sánchez se encomienda para salvar la cara en las madrileñas. Ángel Gabilondo se apareció en un desayuno informativo y emitió una señal para tranquilizar los ánimos (los ánimos de los pedristas, se entiende).

Sabiendo que andan los de Sánchez preguntándose si el fichaje de Gabilondo está tan hecho como dicen en Ferraz o si, en vista del follón, este hombre  acabará borrándose, se apareció Gabilondo para que la prensa pudiera preguntarle “bueno, ¿qué?” y él pudiera responder: “No soy de los que se esconden, si los militantes me apoyan seré candidato”. ¿Debe interpretarse esta frase como el desmentido a su exigencia de que no hubiera primarias? Debería interpretarse así, en efecto. Si Gabilondo no ve problema en que haya otros aspirantes, si está dispuesto a aplaudir la candidatura de aquel a quien los militantes prefieran, si también aplaude, por supuesto, la participación de la militancia, ¿qué obstáculo existe para hacer primarias? Sólo uno: que la dirección federal no está dispuesta a jugársela. Simancas ya tiene lista la apariencia de consulta a las bases y como tal, como apariencia, será rigurosamente ejecutada.