Terminamos el mes con el coronavirus que arrastramos desde hace dieciséis meses recuperando presencia en los medios de comunicación como ocurre cada vez que se tuercen las cosas. La situación no es para echarse a temblar, tampoco es alarmante, pero todo era más alentador cuando bajaba la incidencia acumulada que ahora que sube. Sobre todo en dos comunidades autónomas, Cantabria y Cataluña, y sobre todo entre la población que tiene entre quince y treinta años. Duplican la media del país.
"Baleares empieza desde hoy a citar a los jóvenes de entre 15 y 30 años"
Desde ayer el ministerio de Sanidad informa de la incidencia por tramos de edad, y es ahí donde se ve que la mayor acumulación de contagios la tenemos entre los veinteañeros de Cantabria, Cataluña y La Rioja. Y no todos ellos, claro, han estado en Mallorca de viaje de fin de curso. Gobernantes autonómicos y epidemiólogos habituales de los medios reiteran el mensaje dirigido a los adolescentes: ni la epidemia se ha acabado ni ellos son inmunes.
El gobierno de Baleares modifica el calendario de vacunación y empieza desde hoy a citar a este tramo de edad: de 15 a 30. Hay doscientos cincuenta estudiantes confinados en el hotel Bellver o en los hoteles donde estaban alojados. Y el asunto se le puede complicar al gobierno autonómico, porque la fiscalía cuestiona las medidas que ha tomado: entiende que es desproporcionado confinar a todos y que resulta sospechoso que no se haya hecho lo mismo con los demás clientes de esos mismos hoteles. Una juez tiene que decidir en las próximas horas si los jóvenes siguen encerrados o al gobierno de Francina Armengol se le ha ido la mano.
"Aragonés pide que regresen limpios de causas judiciales los expatriados"
¿Y lo de Cataluña, qué? ¿Cómo va el reencuentro y la concordia ahora que Sánchez ha indultado a Junqueras y ha recibido en la Moncloa al nuevo presidente de la Generalitat catalana?
Pues sin mayor novedad al cabo de las dos horas y media de charla relajada. No hubo transmisión televisada de ningún paseo ajardinado ni consta que Aragonés mostrara interés alguno por tocar la fuente en la que Machado quedaba con Guiomar (cuando a la Moncloa se iba en tranvía). A diferencia de Torra, que era editor y cultureta, Aragonés no se ha significado por su inclinación poética. De hecho, en su comparecencia ante la prensa, aparcó toda lírica y fue al tema: hay una condición (otra) para que la negociación avance y así se lo expuso al presidente de los indultos. Y esa condición es que regresen limpios de causas judiciales los expatriados ---o sea, Puigdemont--- y se neutralicen las demás causas pendientes y al Tribunal de Cuentas.
Por dos veces le preguntaron los periodistas a Aragonés cómo se come instar al Gobierno a que retire las euroórdenes con el respeto a la independencia judicial. Y Aragonés no fue capaz de dar una respuesta. ‘En los detalles no hemos entrado’, dijo. Hombre, President, revertir desde el Gobierno una decisión judicial no es un detalle. Menor. Irrelevante. Es un misil a la separación de poderes.
Habiendo visto cómo el Gobierno ignora al Tribunal Supremo, el independentismo cree que hay barra libre para tumbar todas las acciones judiciales
Es comprensible, claro, que habiendo visto cómo el Gobierno ignora al Tribunal Supremo para conceder los indultos y cómo el sector Podemos de ese mismo Gobierno urge a garantizar la impunidad de Puigdemont haya terminado por creer el bloque independentista que ya hay barra libre para tumbar, una detrás de otra, todas las acciones judiciales que llenan de baches el placentero camino hacia el referéndum pactado.
Entiéndase que lo que el señor Aragonés, y el independentismo, considera irrenunciable es que se deje fuera al resto de los españoles de la decisión sobre dónde empieza y termina España. Éste es la discrepancia última que no tiene posición intermedia posible. Para el Estado lo que es irrenunciable es que deciden todos los españoles, no sólo una parte.
"El estribillo gubernamental dice que las piedras en el camino del Tribunal de Cuentas son culpa del PP"
¿Y qué le dijo Sánchez a Aragonés cuando éste le expuso que si no maniata al poder judicial y al Tribunal de Cuentas no hay nada que se pueda negociar? Ah, eso no lo sabemos. Según la versión de la Moncloa, este asunto no fue abordado.
Para ser el comienzo de un prometedor diálogo, todo indica que estuvieron dos horas y media alternando monólogos. Ya se verá. Ayer recordamos aquí cómo en 2018 Torra salió de la Moncloa convencido de que Sánchez maniobraría para aguar los procesos judiciales. Y ayer fue la propia portavoz del Gobierno la que, en perfecta sintonía con el president Aragonés, puso el foco en el Tribunal de Cuentas y en la negativa del PP a renovar su composición. Este nuevo estribillo gubernamental que dice que las piedras en el camino del Tribunal de Cuentas son, como todo, culpa del PP. Y esta idea de que con miembros diferentes, este Tribunal no encontraría nada que reprocharles a los cuarenta cargos públicos a los que hoy se requiere el reintegro de dinero público mal utilizado.
Mucha prisa, en fin, por reunir la famosa mesa de negociación no parece que haya. Todo lo que salió de la reunión de ayer fue una fecha: para finales de septiembre reactivarán la mesa. Hasta entonces, nada. Dicen en la Moncloa que es que Aragonés necesita tiempo para afianzarse en el cargo. Traducido: para independizarse él de las manos que mecen su cuna, Junqueras y Puigdemont. En privado se asegura que Aragonés está loco por emanciparse. En público, está por ver.