EL MONÓLOGO DE ALSINA

El monólogo de Alsina: El "cine español” está de enhorabuena. Y Hacienda, ni te digo

Les voy a decir una cosa.

Santiago Segura tiene dicho que él prefiere ganar en la taquilla a que le den un Goya. Que es una frase que, seguro, hacen suya los productores con mucha más convicción que los actores o los directores de fotografía, por ejemplo.

ondacero.es

Madrid | 10.12.2014 21:25

A quién ha de mirar por la rentabilidad del dinero que ha invertido en la fabricación de un producto –una película- le alegra mucho recibir premios pero le alegra bastante más que los espectadores elijamos su producto de entre la variedad que presenta el escaparate -perdón, la cartelera- y se lo compremos pasando por taquilla. Si el premio verdadero es que el público compre entradas para películas de inversión española, entonces hoy ese sector, esa industria, se ha llevado unos cuantos goyas porque antes de terminar el año se ha batido ya el récord histórico de ventas.

La cuarta parte de las entradas vendidas en los cines en 2014 fue en películas de producción española. Son 75 % más que el año anterior, guau, y ha habido un 90 % más de espectadores: veintiún millones de personas (muchas repetidas, claro) han ido al cine a ver una película producida aquí. Oe, oe, oe. Esto que algunos llaman “el cine español” está de enhorabuena. Y Hacienda, ni te digo. Dando palmas con las orejas.

Ésta es la contraindicación, o el efecto secundario, de los números que hoy se han difundido. Díle tú ahora a Hacienda que baje el IVA de la entrada, con el taquillazo que acaba de hacer Producciones Montoro. Si hasta empieza a gustarle el “cine español” al ministro tributario. Claro, la pregunta es obligada. Qué ha cambiado de 2013 a 2014 para que el año pasado fuera tan malo y éste haya sido tan requetebueno. Cómo de objetivo, o de sesgadamente interesado, fue el análisis que de 2013 hicieron los directivos de la Asociación del Cine (la Academia) a finales del anterior año.

Si la causa de que los espectadores hubieran abandonado los cines era, como se dijo, el IVA del 21 % -de los más altos, eso es indudable, de toda Europa-, ¿es que en 2014 ha bajado el IVA y por eso hemos vuelto todos? Va a ser que no. Montoro se atrincheró en su negativa a aliviar el llamado IVA cultural dejando al ministro Wert a los pies de los caballos (él había insinuado a los productores que el asunto iba a corregirse como se había corregido el IVA de las fallas) y está encantado de haberse resistido a la bajada porque un récord de taquilla equivale a un récord de IVA cinematográfico. De cine, como dice el ministro, esto del IVA va de cine.

¿Será entonces que ha cambiado ese otro factor tan nocivo que cada año denuncia el presidente de la Academia en la gala Goya, la piratería? ¿Han desaparecido las cargas ilegales de películas en la red, es eso? Hombre, cerrarse se han cerrado algunas páginas de enlaces, como sabemos, pero no consta que el sector haya anunciado, a manera de la Organización Mundial de la Salud, que el cine español está libre del virus pirata. Bien al contrario, el sector sigue señalando a este fenómeno de las cargas ilegales como causante de que la taquilla esté agujererada.

Entonces, si los grandes males a los que atribuyeron productores y artistas el fiasco de 2013 siguen estando ahí, ¿cómo ha sido posible que 2014, en las mismas condiciones, haya acabado siendo el año de la victoria? Ah, qué gran misterio, eh. No siempre es fácil detectar, en los fenómenos complejos, qué es casualidad y qué causalidad, el motivo último de que cambien las cosas.

En esto del cine hay, en todo caso, un elemento bien fácil de detectar, que cambia de un año a otro, incluso de un mes a otro e incluso de un viernes a otro, como usted mismo sabe. ¿Qué le cuentan a usted en los programas de radio y televisión los viernes? Exacto, los estrenos. Éste es el elemento que cambia de un año a otro y de un mes a otro y cada semana. Las películas. Los títulos que cada viernes llegan a las salas y que dependiendo del apoyo que reciban por parte de ustedes, aguantan muchas o pocas semanas y en los puestos altos o bajos del ránking de ventas, léase taquilla, entiéndase “demanda”.

Cuando Rodríguez Macho hizo su doliente diagnóstico de cada año en la gala Goya del pasado febrero olvidó mencionar este aspecto: el poco éxito que, en taquilla (la crítica es otra historia) habían tenido los título estrenados en 2013. El IVA es, en efecto, un elemento disuasor para el consumidor de cine, pero que influye en la decisión de ir al cine, no en la de, estando ya allí, entrar a ver una película española o extranjera, la de Fésser o la de Nolan. En agudo contraste con el año anterior, los títulos estrenados en este 2014 (algunos de ellos) han sido un pelotazo. “Ocho apellidos vascos” ha hecho casi diez millones de espectadores y se ha merendado al Lobo de Wall Street o El planeta de los simios”.

“El niño”, “Torrente”, “La isla mínima”, “Mortadelo y Filemónhan resultado ser películas muy rentables, cada una de su padre y de su madre, con estilos y tramas bien distintos, ninguna inspirada en la guerra civil (como dice ese tópico que manejan los anti cine español), y todas ellas son eso, películas hechas con inversión española. ¿Qué es el cine español? Una etiqueta que cada cual usa como le viene en gana pero que, en realidad, no significa nada. Son películas de producción española que no responden a un patrón o una plantilla de obligado cumplimiento.

Que se hayan batido récords en 2014 no significa que las películas de este año hayan sido mejores que las de los años anteriores –esto de “mejores”, esto de una película “es buena o mala” es una cuestión bastante etérea que depende de los criterios personalísimos de cada uno, incluídos los críticos que sientan cátedra-, significa que la películas de 2014 han interesado más al público de aquí, le han animado a gastarse siete, ocho, nueve euros en una entrada. O a apuntarse a la fiesta del cine y aprovechar el 2,90 de lunes, martes y miércoles.

Esta iniciativa, la fiesta del cine, es fruto, por cierto, de un acuerdo entre el gobierno, los productores, los distribuidores y los exhibidores cuyo contenido puede consultarse desde hoy, en este Portal de la transparencia.

En 2014 la crítica ha celebrado enormemente “La isla mínima” y el público ha celebrado con entusiasmo los “Ocho apellidos vascos”. Como hoy han dicho los productores de cine, “estamos contentos por haber conseguido conectar con el público alcanzando a satisfacer los diferentes gustos de los espectadores”. Ésa, al final, es la clave. De que los consumidores vayamos al cine y de que escojamos una película hecha con inversión española y que genera actividad económica (y empleo) en España en lugar de una película extranjera. Y ya, si Montoro se anima un año de estos a bajar el IVA, no sólo de las entradas de cine, miel sobre hojuelas.