EL MONÓLOGO DE ALSINA

El monólogo de Alsina: El gran día del 'conde Draco'

Les voy a decir una cosa.

Decíamos ayer, como Fray Luis ya que estábamos en Salamanca, decíamos ayer que hoy sí que sí, hoy ya tocaba. El gran día del conde Draco. Il dottoreMario Draghi.

ondacero.es

Madrid | 05.06.2014 21:08

Al cabo de tres meses en los que aguantó la presión de quienes reclamaban medidas excepcionales de política monetaria para espabilar la inflación y ablandar el euro, habiendo estirado ya todo lo que pudo el chicle de su legendaria capacidad de persuasión -dícese de cómo obtener fruto de una medida sin llegar, en realidad, a tomarla, sólo anunciando que si hace falta, la tomarás-, SuperMario mueve ficha y le da al surtidor del Banco Central Europeo. Su tarea, como sabemos, la única función que tienen encomendada esta institución y quienes la gobiernan -empezando por Draghi- es mantener la inflación controlada.

Tradicionalmente, durante años y años, por “controlada” se entendió impedir que subiera por encima del 2 % en la zona euro. Ahora, sin embargo, por “controlada” lo que hay que entender es impedir que siga bajando y apuntalarla un poco para que vuelva a acercarse a ese 2 %. Hay un debate recurrente, que más de una vez ha aforado en nuestra Brújula de la Economía, sobre cómo hay que interpretar ese mandato que tiene encomendado el Banco Central, si basta con que la inflación esté por debajo del 2 % para darlo por cumplido o se trata de que esté por debajo pero cerca de ese 2 %.

Hoy el conde Dracoha ofrecido su interpretación, que ahora mismo es la que vale: y literalmente lo ha dicho, “por debajo pero cerca del dos”, ésa es, al final, la razón, o el argumento, que sirve de punto de partida para todo lo demás, esta serie de medidas -batería, gustan de decir los periodistas especializados- que ha anunciado hoy el gobernator. Que suban los precios. Usted, que seguramente leva todo el día escuchando en los medios que la de hoy es una muy buena noticia, se estará preguntando qué tiene de bueno que suban los precios si su salario sigue siendo el mimo. Ya que cobro menos por culpa de la crisis, por lo menos que bajen los precios para que no se resienta mucho mi poder adquisitivo.

Aquí es donde hay que distinguir entre el objetivo buscado, que la inflación remonte, y lo que se entiende que ha de pasar antes para que eso suceda: que la actividad económica espabile y la recuperación acelere. Si la economía va bien se supone que los salarios también irán remontando y que la pérdida de poder adquisitivo dejará de producirse. Buena noticia, por tanto, si acaba pasando todo lo que, con este empujón de hoy, calculan los gobiernos que acabará pasando.

Como son varias las medidas que ha tomado Draghi y como las ha ido contando, ante la prensa, una tras otra, convierten su discurso de hoy en el día del furthermore (o, en versión chiquito, el fordermorrr). Que significa, “además”. Bajada de los tipos de interés y, además, tipo negativo para los depósitos de los bancos en el BCE y, además, préstamo de dinero al 1% a los bancos para devolver a muy largo plazo, y, además, menos requisitos de los activos que sirven como colateral para pedir ese préstamo, es decir, cómo de buenos han de ser (cómo de bien puntuados tienen que estar por las agencias) los activos para que sirvan de aval.

Esto, para los entendidos, se fue contando de esta otra forma: eh, low rates, eh, o fordermorrr, más LTROs, eh, bazooka, eh, que no es LTRO, es T-LTRO, fordermorrr, ¿y el QE, hay o no hay QE? Tener el televisor encendido con la rueda de prensa de Mario Draghi en una redacción de periodistas económicos, o en una compañía financiera era como haber cruzado el mar Angosto y estar rodeado de gente que habla dothraki.

Para traducir a Khal Drogo -o sea, a Mario Draghi-, empecemos por los LTRO, que es la forma familiar en que se conoce a las operaciones de refinanciación long-term, a largo plazo. En lugar de José Francisco, Pepe Paco, abreviando a base de siglas, costumbre muy del gusto del sector financiero. El BCE presta dinero a los bancos -en vista de que entre ellos hace tiempo que no se dan ni la hora- a un interés bajito, un uno por 100, y a devolver a muy largo plazo, si lo queremos llamar manguera de meter dinero barato en los bancos comerciales para que estos, en teoría, lo distribuyan lo llamamos.

Cuando se anuncian LTROs lo que más miran los enterados es por cuánto dinero en total, o sea, cuánto carbón va a meter el banco central en el sistema financiero. 400.000  millones de euros. Pero hoy el amigo Draghi le añadió una letra más a los LTRO, le ha puesto por delante una “T”, “t” de “targeted”, en inglés, o sea, dirigido, con un objetivo específico, hecho para una cosa concreta. Imagina la euforia de aquellos que, en oposición a Mafalda, aman la sopa de letras: ¡nuevo acrónimo, tenemos nuevo acrónimo, bienvenido TLRO! Resumiendo, 400.000 millones de euros prestados al 1% de interés a los bancos y a devolver a muy largo plazo pero...targeted, obligados los bancos a usar ese dinero a préstamo a empresas y particulares, es decir, no para operaciones financieras. ¿Y el QE ése, qué, el Quantitative Easing? Eso es un poco distinto en la forma de hacerlo, porque ahí lo que hace el banco central no es prestar sino comprar bonos, públicos y privados, al por mayor y en el mercado secundario. Esto es lo de Bernanke, el super bazooka. Pero de esto lo que ha dicho Draghi es que están en ello y llegará, pero no todavía.

La pregunta que seguramente más nos interesa a todos los que sentimos cómo nos salen ronchas cuando vemos tanto acrónimo y tanto palabro junto es ésta que le hicieron en la rueda de prensa: “Oiga, Draghi, ¿y cuándo calcula usted que se notará el fruto de todo esto?” En el mercado financiero, de inmediato, dijo Draco, pero en la economía de las empresas y las familias...tardará. Y luego añadió algo más: no caigamos en un mal entendido, dijo, los tipos que decidimos nosotros, el Banco Central, son los que aplicamos a los bancos, no a la gente; quien fija el precio al que presta dinero a la gente corriente es cada banco, esa responsabilidad es suya y nosotros no pretendemos quitársela. O dicho de otro modo, si el Banco Central ha ampliado ya las tuberías para que llegue más dinero a los bancos y luego éstos no lo hacen llegar a empresas y particulares, pídanle cuentas a los bancos, y no a mí.