Respondió Irán. Atacó Irán a Israel, sin intermediarios esta vez, enjambre de misiles consiguió meter el miedo en el cuerpo a la población israelí, las alarmas antiaéreas sonando, los mensajes de alerta del gobierno en los móviles instándola a meterse en los refugios alcanzó zonas habitadas de Tel Aviv, logró dañar un edificio, pero se quedó muy lejos de asestar el castigo demoledor que los Hezbolá o los Hamás, peones de irán, habrían deseado. No porque no inundara el espacio aéreo israelí de misiles, sino porque la abrumadora mayoría de estos fueron neutralizados por el escudo antimisiles de Israel, el sistema antiaéreo que ya frustró, hace seis meses, otra embestida iraní. Si hasta ayer la pregunta era cómo, cuándo y contra quiénes, actuaría Irán, hoy la pregunta es si con esto de ayer da por cubierto el expediente.
En los términos en que los gobiernos juzgan el resultado de un conflicto armado, Netanyahu ha descabezado a Hamas -Ismael Haniya-, ha descabezado a Hezbolá -Hasán Nasrala-, ha probado con éxito nuevas formas de sabotaje a sus enemigos -los buscas o los walkie talkies- y ha exprimido el uso de los drones como instrumento para esto que llama acciones quirúrgicas. Enfrente, el régimen iraní ha sembrado por dos veces el cielo de Israel de drones y misiles sin conseguir apenas nada: daños muy limitados a las infraestructuras de Israel y puesta a punto del escudo antimisiles israelí, hasta ahora muy capaz de proteger a la población de este Estado.
Hablamos con Dafna, que es madrileña, es psicóloga y reside en Tel Aviv.
En este programa conversamos ayer con españoles que residen en Beirut, la otra cara de esta historia, las explosiones en territorio libanés con autoría del Ejército israelí.
En El Líbano tienen la impresión de que nadie llama al orden a Israel, en Israel tienen la impresión de que Europa hace la vista gorda con Hezbolá y los otros peones de Irán. A quién puede sorprender que vean las cosas de forma distinta aquellos que temen que su casa salte por los aires por un misil iraní, un ataque de Hamás o un cohete de Hezbolá que aquellos que temen que su casa vuele por un misil israelí o un dron, israelí, cargado de explosivos.
Aquí en España, el gobierno de España, garantía de la independencia judicial y protector, según definición propia, de la libertad de los jueces para tomar decisiones sin injerencias ni presiones (dígalo, usted, ministro Bolaños, que tiene más soltura de tanto repetirlo). Eso es. Que lo sepan los jueces de este país, que pueden contar con el respaldo del gobierno. Sí, perdóneme, que quiere añadir usted algo más.
¡Bien dicho! Defenderles de las descalificaciones y las injerencias. Palabra de ministro de Justicia del gobierno, es verdad, con la palabra más elástica de la historia de las gobiernos y de las palabras. El gobierno de España, defensor de los jueces, ofreció ayer un nuevo episodio de su serial ‘linchemos a Peinado’. Toda la fuerza de la Presidencia del Gobierno, y sus ministerios subordinados, contra un juez de instrucción. Esto ya no es discrepancia, o crítica, o campaña de persuasión, esto es ensañamiento. No pasa un día sin que salga un ministro a tachar de prevaricador al juez y situarle en una conjura derechista con Manos Limpias, Hazte Oir, el PP, Vox y, como la Audiencia Provincial de Madrid se atreva a darle carta blanca para que siga con la instrucción, los jueces de la Audiencia Provincial. Todos conchabados en la gran conspiración. Ayer, a falta de un ministro, salió la portavoz de todos ellos. A ejercer de comentarista de asuntos jurídicos ---esta función no consta que haya ley alguna que se la atribuya al gobierno--- y a predicar, desde la autoridad que le da no sólo su formación en la materia sino el ser parte implicada como subordinada del marido de la investigada, que aquí no hay caso y que ya está bien. La nueva ocurrencia comunicativa de Presidencia es ésta deliciosa expresión de pedalear en la nada.
Pedalear en la nada debe de ser una ignominia, pudiendo pedalear, qué te digo yo, en el agua, o en el vino (de la cooperativa Virgen de las Viñas), o en el barro. Si al menos el juez Peinado pedaleara en el barro, como sus señorías, pero no, pedalea ¡en la nada! Traducido, significa lo de siempre. La sobreactuación que viene ejerciendo Presidencia del Gobierno, y los disciplinados ministros, desde que el juez le abrió unas diligencias a Begoña Gómez y la condición que el gobierno se atribuye a sí mismo, gustosamente, de juez y parte. La causa nunca afectó a ningún integrante del gobierno, ni a a ningún alto cargo, Begoña Gómez no forma parte del ingente equipo gubernativo. Pero desde el primer minuto eligieron los ministros actuar como si todos estuvieran casados con Begoña y sintieran la obligación de absolverla por anticipado. (Bueno, desde el primer minuto tampoco, desde el segundo, cuando vieron al jefe amagando con dimitir y en su bendita ingenuidad, se lo creyeron). A qué ministro le tocará hoy emitir sentencia, condenatoria, se entiende, del juez
Peinado y absolutoria de Begoña, Barrabés y los otros investigados. A cuál le tocará decir ‘blanco y en botella’ o ‘pedalear en la nada’. Cuánto tiempo y cuánta energía, con salario público, dedicarán hoy a denigrar a un juez y a meterle presión, hablemos claro, a la Audiencia Provincial de Madrid para que archive cuanto antes la causa. Y estos son los ministros que van a sanear nuestra democracia, dios los bendiga. En el rato que no le arrea al juez, arrea el gobierno a Feijoo, presente siempre en las ruedas de prensa gubernativas. Que no se le olvide a la ministra darle a Feijoo. Si se opone a la semana laboral de cuatro días por oponerse, y si la apoya, por apoyarla. Si es que no hay humor.
Diga lo que diga y tome la posición que tome, a Feijoo, ni agua. Y luego se duele el gobierno de que el PP le haga oposición destructiva. Él hace oposición destructiva a la oposición. Destructiva y reiterativa. Sobre todo, reiterativa. Mucho más inteligente, digo yo, esto que hizo ayer Errejón y que antes había hecho Yolanda Díaz. En lugar de mandar a Feijoo a hacer puñetas por mirar ahora con cariño lo de los cuatro días, celebrar que se haya movido hacia posiciones que Sumar abandera desde que existe.
Y estamos deseando debatirlas, claro que sí. Debatir propuestas, debatir modelos, debatir lo que haya que debatir. Más fino esto que el ‘Feijoo malo, Feijoo ultra, Feijoo menguante, Feijoo mediocre’. Más fino y más educado. Y más político.
Lobato, PSOE de Madrid, que intenta el hombre hacer méritos con la Moncloa mitineando los fines de semana contra el PP y repitiendo los estribillos gubernamentales más conocidos, pero a la vez intenta diferenciarse en algo ---por aquello de que en Madrid, con estrategia de la Moncloa, Ayuso pasó de perder las elecciones a tener mayoría absoluta--- hizo ayer el gesto de sacar la cara por su adversaria y por Feijoo después de que Maduro los tachara de falangista a ella y de ladrón vinculado al narcotráfico, a él. Lo que no ha hecho el gobierno, lo ha hecho Lobato.
Patxi López también rechazó ayer lo que dijo Maduro sobre Feijoo, pero en su caso fue para ensalzar a Rodríguez Zapatero por haber defendido a Aznar cuando Hugo Chávez. Aquí, cada uno reza a sus santones. Bien está que el PSOE le de un pellizco de monja a Maduro, aunque sea precisamente el PSOE quien con más ahinco se ha esforzado en mantener viva la memoria de Marcial Dorado.