EL MONÓLOGO DE ALSINA

El Monólogo de Alsina: "Los nominados a mejor secretario general del PSOE son..."

Les voy  a decir una cosa.

En otros tiempos habrían recurrido a María Barranco, o a Concha Velasco, para que se encargaran de presentar el acto. Con atril, pantalla gigante y unos fragmentos de la actuación que habrán de valorar los miembros de la academia, o sea, los militantes.

Carlos Alsina | @carlos__alsina

Madrid | 27.06.2014 21:04

Mañana, en la sede de Ferraz -lo único del PSOE que no ha menguado en estos últimos años-, se anunciarán los nombres de los aspirantes que han pasado el corte. En otros tiempos -los días de vino y rosas- podrían haber hecho una ceremonia vistosa, a la manera de las candidaturas de los Oscar, con María Barranco. “Los nominados a mejor secretario general del PSOE son...”

·Edu Madina por “Más allá de la duda”, la historia de un hombre que, de tanto dudar -intentar ser o seguir no siendo- acabó pareciendo un líder dudoso.

· Pedro Sánchez Castejón por “Sé quién eres”, la road movie de un diputado anónimo que lucha por darse a conocer a tiempo para comerle al otro la merienda y persuadiendo al respetable que él no es hijo ni de la casta ni de la Susana.

· Y José Antonio Pérez Tapias por “El tercer hombre”, la perseverancia de un actor de reparto que compite por conseguir el papel de su vida mostrando su perfil más trabajado, que es el izquierdo.

En cuatro horas se cierra la ventanilla y el que no haya presentado las diez mil firmas se queda fuera. Madina presentó ayer sus quince mil. Sánchez se ha sobrado hoy presentando casi cuarenta mil. Y Pérez Tapias apura para mantenerse en la carrera. Un licenciado en Historia, Madina, un economista, Sánchez, y un profesor de Filosofía, Tapias. Dos jóvenes de treintaymuchos o cuarentaypocos y un señor maduro de casi sesenta. El veterano Pérez Tapias, la izquierda socialista, intenta meter la cabeza en la fase final aunque sólo sea para desmentir que todos los de las generaciones anteriores al Príncipe hayan de batirse ahora en retirada. Rubalcaba sólo va a cumplir 63 y ya parece parque jurásico.

Con la hora bruja se acaba el entrenamiento y el ordenador de la sede socialista -el Hal-determinará quién libra la última carrera. Tener más avales que tus adversarios no presupone, en realidad, gran cosa en lo que al desenlace final se refiere. Sólo confirma que te has movido bien, te has pateado las agrupaciones, y tienes a los tuyos bien distribuidos por las federaciones. Pero, al final, los militantes (que son los dueños del partido aunque a algún viejo lobo le asuste tanto que se note) harán lo que les parezca oportuno enfrentados a su responsabilidad ante una urna. Ahora que el PP ahoga en azúcar a Rubalcaba, le cubre de elogios, le aplaude, ahora que Rajoy le llama “activo importante” y Alonso le eleva a la categoría de “hombre necesario para España” -botafumeiro a toda máquina, Alfredo santo súbito- la militancia socialista debe de estar preguntándose si es bueno que el rival ensalce tanto a quien ha sido tu líder, si es bueno elegir como repuesto a aquel que ese líder ha ungido como heredero o si es peor escoger a un líder que gusta a la derecha. Si en esta precampaña socialista los barones, casi todos ellos, se han abstenido de pedir el voto para alguno de los aspirantes (para no perjudicarles etiquetándolos), los aspirantes se están cuidando también mucho para no aparecer como los favoritos -o los protegidos- de nadie.

A Madina lo puso de número tres del grupo parlamentario Pérez Rubalcaba, pero en la hora del adiós a quien fue mentor (hora del adiós que, en el caso de Rubalcaba, se está haciendo, por cierto, interminable), ha estado Madina parco en palabras, cicatero en la identificación con su antiguo jefe, tan llorado ahora por los populares como amortizado, desde hace tiempo, a los ojos de la militancia del PSOE.

La sinopsis de esta película dice que así como los pedrosanchistas alimentan la especie de que Madina es la nueva criatura del doctor Rubalcaba, los madinistas deslizan que este Sánchez es el elegido de los barones y está demasiado bien visto por los conservadores, un socialista no lo bastante a la izquierda para los tiempos que corren. Grandes diferencias ideológicas, o programáticas, no han alcanzado a manifestar aún los dos contendientes. Ni siquiera en el asunto que se cruzó en la carrera y obligó a los aspirantes a tomar postura: república-monarquía y voto en el Congreso de la ley de abdicación.

Ambos se declaran republicanos pero conformes con la forma política del Estado, ambos votaron “sí” a la ley de marras en sintonía con todo lo expresado por Rubalcaba y por Susana. Susana, esa presencia que siempre está ahí. La regenta, detrás de la cortina. Hasta el momento la campaña versa más sobre quién está detrás de cada uno de los aspirantes, cómo de telegénicos son y qué clichés les ha sido adjudicados (tú eres más de centro, yo soy más de izquierda, tú eres más maleable, yo soy independiente) que sobre diferencias concretas que tendría un PSOE dirigido por el uno o un PSOE dirigido por el otro. Permanece la duda de si, siendo esto una campaña y habiendo, al final de ella, urnas, habrá debate entre los dos candidatos. Madina ya ha movido ficha: propone al rival un cara a cara sin bloques, ni tiempos, ni temas pactados.

Los madinistas se declaran convencidos de que en un cuerpo a cuerpo, su candidato lleva las de ganar porque tiene respuesta para todos. En una cosa coinciden los del uno y los de otro: no le dan la menor relevancia a las voces de veteranos ya jubilados, como Ibarra, que en plan palco de los teleñecos se dedican a silbar este proceso de consulta añorando aquellos tiempos en que barones y aparatos podrían mantener los procesos de relevo más atados. Si a Felipe ya nadie le hace caso cuando aboga por votar sí a la enmienda de aforamiento de don Juan Carlos, como para hacerle caso a Rodríguez Ibarra. Dirigentes cuyo tiempo ya pasó y que cultivan eso tan eso tan español de “todo lo que vino después de mi fue el caos”.

Comienza el último tramo de la carrera y la organización pide juego limpio. Respeto al adversario, sin patadas en el bajo viento y sin morderse, Edu, Pedro, no me seáis Luis Suárez.