OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Pactando y con el mazo dando"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre la sesión de control que tuvo lugar en el Congreso de los Diputados tras el pacto PP-PSOE para la renovación del CGPJ.

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Carlos Alsina

Madrid | 27.06.2024 08:26

Se han ido a dormir los bolivianos sabiendo que quedó sofocado el golpe de Estado al que pudieron asistir en directo a través de la televisión y la radio.

Poco antes de las diez de la noche un grupo de militares tomaba el acceso al Palacio de Gobierno, la plaza Murillo, y embestía con una tanqueta la puerta principal siguiendo órdenes del general que hasta anteayer era el jefe máximo del Ejército, de nombre Juan José Zúñiga y en su momento afín al presidente Arce, que fue quien lo aupó a la jefatura.

Fue destituido esta semana por meterse de hoz y coz en el debate político y pronunciarse contra la posible candidatura de Evo Morales, antecesor de Arce y de su misma familia política: otro caso de mentor del que el discípulo se emancipa.

El golpe ha sido tan llamativo como breve. Zúñiga no tuvo mas respaldo que el de los soldados que lo acompañaron disciplinadamente hasta la plaza.

Zúñiga ya está detenido

El presidente Arce llamó a la población a repudiar el golpe en las calles... todos los partidos políticos repudiaron su insurrección, lo hicieron la Organización de Estados Americanos y todos los gobiernos que se pronunciaron y lo hicieron en España Pedro Sánchez y Feijoo, sin resquicio a la duda y sin posible polémica doméstica. De modo que no fue un todo el mundo al suelo sino un todo el mundo en contra que terminó de madrugada cuando Arce se encaró con el general rebelde para instarle a dejarse de gaitas. Zúñiga ya está detenido, aunque antes se permitió contar a la prensa que en realidad éste era un golpe falso y pactado cuya autoría intelectual corresponde al propio presidente.

Además del general está detenido un vicealmirante. Y el gobierno expone que ha habido varias personas heridas como consecuencia de los incidentes en el palacio de Gobierno. Y que justo eso, que haya habido heridos, prueba que no fue ni mascarada ni simulacro.

La pésima relación que mantienen Sánchez y Feijóo

En España, ni Sánchez ha cambiado de socios, ni el PP se ha convertido en su aliado preferente, ni van a pactar los Presupuestos del año que viene ni ha cambiado, en realidad, gran cosa la pésima relación que mantienen los máximos responsables de los dos principales partidos.

Por más que Belarra, lo que queda de Podemos, alimente la novelita de la conversión de Pedro Sánchez en devoto compadre de la derecha, hay lo que hay. Y no hay ni gran coalición en España (la coalición sigue siendo pequeñita, del PSOE con las raspas de Sumar) ni nada nuevo en la Unión Europea, donde siempre han pactado los tres grandes partidos, también cuando Podemos cogobernaba España con el PSOE.

Pacto PP-PSOE para la renovación del CGPJ

No lo llamemos bulo para no molestar a nadie, dejémoslo en desinformación. Sánchez y Feijóo han llegado a un pacto, ¡uno! Y cómo de aliados estratégicos para el futuro serán que ni siquiera se han hecho una foto juntos con el texto de su pacto. Ahí sigue la avería, o la patología, de nuestra vida pública.

Los dos partidos principales han firmado un acuerdo que ambos califican de muy relevante y muy positivo, histórico, dicen, porque nunca más ninguno de ellos controlará el gobierno de los jueces, gran día para la democracia, proclama Bolaños, el comienzo de una amistad, dice Pons, pero no se ha visto a los líderes de esos dos partidos no ya físicamente juntos ante un fotógrafo, no ya estrechándose la mano (que es lo que hacen dos líderes cuando alcanzan un acuerdo emblemático), sino diciéndose siquiera unas palabras amables.

Feijóo estaba ayer más preocupado porque no pareciera que Sánchez lo ha llevado al huerto que por celebrar que algunas de sus propuestas hayan sido asumidas por el gobierno. Y a Sánchez, ayer más en el tono del día que Feijoo, a Sánchez cuando quiere ser amable lo más que le sale es ese desdeñoso 'para usted la perra gorda', pura altura de miras, que dirían los comentaristas abonados al tópico.

Otros acuerdos. Le salen ronchas a los demás partidos sólo de oírlo. Incluido Sumar, descolocado y apartado de una negociación en la que no ha pintado nada. Sosiéguense quienes en ocasiones ven grandes coaliciones porque el presidente se limitó ayer a presumir de capacidad para pactar, era el día, y a ofrecerse a buscar entendimiento con todos los grupos de la Cámara menos uno, que es Vox. A lo más que puede aspirar la parte socialista del gobierno, que es la que importa, es a pactar con Feijoo no los Presupuestos del Estado, que no se contempla, sino la financiación autonómica, donde son doce los gobiernos autonómicos del PP por tres del PSOE y uno en estado de gestación y necesitado de Esquerra, o sea, Cataluña.

Hay lo que hay. Ya pueden Pons y Bolaños celebrarse mutuamente, reconocerse su trabajo, subrayar su relación de confianza, que por arriba sus jefes siguen sin ser capaces de hablarse normalmente. O sin el normalmente, simplemente son incapaces de hablarse.

Cuando ayer Feijoo abrió su mano a mano con Sánchez preguntándole si es que se ha hecho de ultraderecha, mal día para la sorna… advertimos aquí en directo de que a la pregunta podría dársele la vuelta. Y eso es justo lo que pasó cinco minutos después, cuando Bolaños respondía al PP.

El PSOE se ha cansado de repetir que el PP es una marca más de la ultraderecha

Tantas semanas mitineando contra el adversario, con campañas o sin ellas, conducen a estas cosas. El PSOE se ha cansado de repetir que el PP es una marca más de la ultraderecha, que está secuestrado por Vox, que ha apadrinado a Alvise. Es natural que haya quien hoy se pregunte: ¿y con esta gente se han repartido ustedes el CGPJ, pudiendo recurrir a la ingeniería legislativa para dejarlos a dos velas? El PP se ha cansado de repetir que el PSOE de Sánchez es una amenaza para las libertades, un proyecto autoritario, acordar cualquier cosa era darle oxígeno, blanquear la amnistía y demoler la España constitucional.

Es natural que haya quien hoy se pregunte: ¿y con esta gente se han repartido ustedes el CGPJ, pudiendo mantener el bloqueo y esperar a que el sanchismo caiga?

Si alguna vez se decidieran a aparcar el tremendismo recíproco y reconocerse algún espacio de coincidencia igual menguaría la polarización que tanto dicen lamentar y que tan poco esfuerzo ponen en ir achicando.

Sánchez y Feijoo coinciden ahora en que el fiscal general del Estado no puede haber sido ministro hasta el día anterior a su nombramiento. Seguramente coincidan también en que, tenga la afinidad política que tenga, no debería pecar de exceso de celo hasta parecer un instrumento más a disposición del gobierno de turno.

La fiscalía no ha visto oportuno indagar sobre cómo un expediente tributario que afecta a un contribuyente perfectamente desconocido acabó en los periódicos sólo porque alguien reparó en que el contribuyente en cuestión tiene una novia que se apellida Díaz Ayuso.

Que el caso se filtrara una semana después de que El Confidencial publicara las primeras informaciones sobre Begoña Gómez no ayuda a hacer creer que nada tuvo que ver una cosa con la otra y que no se ha utilizado munición confidencial para contraprogramas un asunto familiar incómodo.

Hoy el Tribunal Superior de Justicia de Madrid tomará declaración a los dos fiscales más directamente relacionados con esta causa antes de decidir si eleva el caso al Tribunal Supremo. Y si lo eleva será porque encuentra indicios para investigar al jefe de todos los fiscales, Álvaro García Ortiz, y porque no puede investigarle él al gozar de aforamiento.

En caso de que el Supremo decidiera algún día investigar al fiscal general, o imputarle, no sería por haber desmentido un bulo del gobierno madrileño. Sería, en todo caso, por haber vulnerado la ley en su afán por desmentirlo.

Monólogo de Alsina: "Pactando y con el mazo dando"