Recuerda, Iratxe, recuerda. Remember. En catalán, recorda. Recuerda que al soci ya no puedes llamarle cosas como huído, o prófugo. Ahora es exiliat, lo ha dicho Santos Cerdán, que es el enviado a través del que habla Pedro Sánchez.
Ensaya para esta tarde, Iratxe: President Puigdemont
Recorda, Iratxe (Iratxe García, voz de los eurodiputados socialistas, de todos los eurodiputados socialistas, no sólo de los españoles), recuerda que al Carles ya no debes referirte como líder de una insurrección, ni como corrupto -corrupto, ni se te ocurra-, mucho menos sedicioso, que para algo borrasteis la sedición del Código Penal con el peregrino argumento de que así los jueces belgas entregarían de una vez al prófugo (perdón, exiliado) al Tribunal Supremo.
Qué cosas llegasteis a inventar, eh, Iratxe, para justificar el enjuague penal con el que aliviasteis la existencia de ese motor de progresismo que es Oriol Junqueras. Que quitabais la sedición porque en Bélgica no la tienen tipificada en el Código Penal. Da hasta risa recordar ahora la chatarra argumentativa que se fabricó entonces en la factoría donde hoy fabrican los salmos en favor de la amnistía, eso es, el Palacio de la Moncloa.
Y sobre todo, por encima de cualquier otra circunstancia, recuerda Iratxe que en el pleno hoy, plenario del Parlamento Europeo, no debes olvidar referirte a vuestro nuevo compadre de la Conjunción Progresista-Separatista, o sea Puigdemont, como president. Ensaya para esta tarde: President Puigdemont. Eso es, como dice la nota oficial que sacó tu partido.
Da hasta risa recordar ahora la chatarra argumentativa que se fabricó entonces en la factoría donde hoy fabrican los salmos en favor de la amnistía, eso es, el Palacio de la Moncloa
Mira: juntas lo de president con lo del exilio y te sale el combo: Puigdemont, president en el exili. Y así en lugar de Iraxte García parecerás Pilar Rahola. Y Puigdemont, disfrutón en su escaño europeo, le enviará un mensaje de Signal a Turull para que éste se lo reenvíe a Santos Cerdán y éste se lo reenvíe a Sánchez. ‘Muy bien vuestra eurodiputada, voy a ofrecerle un puesto de documentalista en mi Consell de la República’. Punto favorable del verificador extranjero sin nombre, paso recado a los supertacañones de Ginebra para que os aprueben.
La vida del soldado en política es, a menudo, amarga. Bien lo sabe Iratxe García
La vida del soldado en política es, a menudo, amarga. A Iratxe García, que ha realizado una labor perseverante, estos últimos años, en sintonía con euro-diputados de Ciudadanos y del PP, para desmontar cada una de las fakes y las monsergas con que el independentismo catalán trató de intoxicar Europa, le toca hoy defender en el Parlamento Europeo que regalarle la impunidad a Puigdemont es el mejor servicio que se le puede hacer a España.
Es natural que muchos de sus compañeros diputados, al escucharla, vayan a rumiar, cada uno en su lengua, un pero qué me estás contando. Iratxe es una soldado, del PSOE de Sánchez, bien lo sabe Elena Valenciano. De modo que hoy hará de tripas corazón y tomará la palabra para entonar todos los salmos elegidos para esta liturgia. A saber: que la amnistía es constitucional, que es cosa que compete a España y sólo a España, que los únicos españoles que no la desean son los españoles de derechas, partidarios de la confrontación y la venganza, que el PP intenta ganar en Europa lo que ya perdido en España y que es un disparate decir que aquí esté en riesgo el estado de derecho.
Argumentos contradictorios para exaltar la amnistía puigdemoníaca
Rematará, quizá, su proclama de exaltación de la amnistía puigdemoníaca con un clásico de las tertulias de estos días: nada hay que debilite más al independentismo que un gobierno socialista.
Con un gobierno del PP le va mejor al independentismo y por eso ha elegido investir un gobierno socialista. Puede parecer que el argumento es contradictorio, pero qué más da. Si la contradicción es el motor político de nuestros días. Hemos obligado a Puigdemont a tragar con la amnistía que él mismo exigía. Cautivo y desarmado.
Hemos obligado a Puigdemont a tragar con la amnistía que él mismo exigía. Cautivo y desarmado
En generosa reciprocidad al lavado de cara que le harán hoy los socialistas, el eurodiputado Puigdemont, para que no parezca que él no renuncia a nada, renunciará a presentarse en el pleno del Parlamento con el cuadro ése de la urna gigante que tiene colgado en su salita de recibir emisarios y para firmar capitulaciones. Llevarse la urna gigante al debate podría considerarse choteo.
Vicepresidente Bolaños: cuatro vicepresidentas y sólo un vicepresidente verdadero
Lo más parecido que hubo en los discursos de los ministros a una determinación por reencontrarse con la España a la que Sánchez quiere levantarle un muro fue esta apelación del vicepresidente Bolaños -cuatro vicepresidentas y sólo un vicepresidente verdadero- a la convivencia como mandato constitucional (esto también debe de ser un descubrimiento reciente).
Los territorios deben de ser Cataluña y el País Vasco, que en realidad es a lo que se refiere el gobierno cada vez que dice lo de la España diversa y plural. O cada vez que sus portavoces aluden a la España periférica: Cataluña y el País Vasco. La diversidad de Extremadura respecto de Galicia no les sale a cuenta. Por periferia no entienden ni Canarias. Con quien sigue sin hacer esfuerzo alguno por reencontrarse el ministro es con el PP, no te digo ya con Vox.
Con quien sigue sin hacer esfuerzo alguno por reencontrarse el ministro Bolaños es con el PP, no te digo ya con Vox
A Feijóo el único mensaje que estos días le llega, no con afán conciliador precisamente, es éste que dice que como se encastille en no pactar el reparto de sillones del C-G-P-J le cambian la ley y le ponen de golpe dieciséis de izquierdas, dieciséis de veinte elegidos todos por mayoría absoluta en el Congreso. En aras de la convivencia, el bienestar, el progreso y el Estado de Derecho. Súbete y pedalea, comisario Reynders.
El rejón del Supremo al fiscal general del Estado por abuso de poder
En la España donde no hay día que una resolución judicial no sea noticia, el Tribunal Supremo le metió un rejón de los que escuecen al fiscal general del Estado. Por abuso de poder -desviación, lo llaman- al inventarse un cometido que no tiene y reescribir las reglas de promoción en la carrera fiscal con el único objetivo de premiar a su antecesora, Dolores Delgado, con un ascenso.
Explicó el fiscal García Ortiz en su día que no le parece de recibo que un fiscal general, al cesa en el cargo, no sea de inmediato, y en atención al puesto ocupado, fiscal de sala. Explica el Supremo que en su derecho está en pensarlo, pero no en proceder a aplicar por su cuenta una regla que no existe. De modo que anula el ascenso de Dolores Delgado y deja al fiscal general a los pies de los caballos.
García Ortiz no parece en riesgo de ser relevado, al gobierno le agrada su sintonía con la visión progresista de la vida
No cunda el pánico porque, por muchos caballos que pasen, García Ortiz no parece en riesgo de ser relevado. Al gobierno le agrada su sintonía con la visión progresista de la vida, da igual que el progresismo, en tiempos de Sánchez, sea cada día una cosa distinta dependiendo siempre de lo que con-venga a Sánchez. El fiscal general echó una mano cuando la ley del sólo sí es sí, no ha abierto la boca en el asunto del lawfare y ha evitado emitir ni medio criterio sobre la constitucionalidad de una amnistía. El silencio lo interpretará cada cual como quiera, pero aquí lo que importa es cómo lo interpreta el gobierno.
García Ortiz se veía ya amortizado cuando parecía que iba a gobernar el PP y hoy respira con alivio porque la expectativa es que siga en el cargo. Empitonado por el Supremo, es verdad, pero en el cargo.