OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Pedro Biden sí habla inglés"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo de 'Más de uno' sobre los dos pilares que ha encontrado el PSOE para su campaña electoral: que Feijóo no habla inglés y la derrota del Trumpismo.

Carlos Alsina

Madrid | 02.06.2023 08:24

Como si fuera un signo más de que el viento electoral se le ha vuelto adverso, el primero de los barones que arropó a Sánchez en la campaña electoral de mayo, o sea, Joe Biden, casi se escoña en una ceremonia de graduación ayer en su país. Bueno, escoñarse, se escoñó. No llegó a escalabrarse porque pudo poner las manos por delante, pero un buen topetazo que sí se dio el veterano sanchista. Cuyo aprecio por nuestro presidente es un hecho acreditado. Y a quien recibió gustoso en la Casa Blanca para celebrarle su política migratoria, que igual en eso las organizaciones que atienden a los inmigrantes no están muy de acuerdo, por lo que pasó en Melilla, por su devoción por Marruecos y porque nunca acabó, en contra de lo que había prometido, con las devoluciones en caliente. Pero que Biden tiene buen concepto de Sánchez es una realidad. Y Sánchez de Biden, ni te cuento. Si es el faro cuya luz le ilumina en la incansable batalla contra el trumpismo en la que está embarcado nuestro presidente. Ya se ha enterado Trump, y si aún le queda cerebro debajo de su pelo naranja renunciará a presentarse de nuevo a las elecciones porque con Sánchez haciendo campaña contra él en España no tiene posibilidad alguna de repetir como candidato.

El abuelo Joe, o sea, Biden, se levantó rápido después de batacazo y bromeó sobre un supuesto escalón que no había visto. No había visto porque no estaba.Pero vamos, que está entero. Y volverá a ser candidato. Abandone nuestro presidente cualquier esperanza de que el Partido Demócrata de los Estados Unidos se quede huérfano de líder y quede una vacante para que él se postule. Se lo digo porque anda el mundo del quinielismo político patrio muy animado con esto del futuro incierto del presidente. Examinando cada paso, cada gesto, cada conversación de los tropecientos gobernantes europeos que se han juntado en Moldavia en una cumbre para hablar de Ucrania. Por si acaso salía de allí algún indicio de que Sánchez se está postulando ante sus compadres con vistas a cambiar de empleo y en vista de que lo de seguir gobernando aquí se le ha puesto complicado.

No parece que eludir la competición, temiéndose derrotado, forme parte del ADN de Sánchez

Los más perspicaces de los observadores, que acostumbran a ser los que luego no aciertan nunca, han reparado en que no se le ha escuchado decir aún al presidente que vaya a concurrir él, personalmente, a las elecciones. Dicen: ojo, que se puede hacer un Zapatero. Retirarse para que sea otro, u otra, la que se la pegue. Que aún no ha activado el PSOE el proceso de proclamación del candidato a la presidencia. Y hombre, es verdad que ni él se ha declarado candidato ni le ha declarado su partido, pero no parece que eludir la competición, temiéndose derrotado, forme parte del ADN del presidente del Gobierno. Más bien al revés, si algo le estimula es ganar lo que parecía perdido. Dicen: ya, pero es Sánchez, el rey de los cambios de opinión y los golpes de efecto. Bueno, mucho golpe de efecto sería, desde luego, que llegada la última cuesta del Gólgota entregara la cruz y que pase el siguiente.

Lo de tener apalabrada, por si acaso, una salida laboral para el futuro es una decisión inteligente. Es un líder joven. Aún le quedan muchos años por cotizar antes de que al ministro Escrivá le parezca bien que se jubile. Y ya les dije el otro día que acabar de secretario general de la OTAN sería el colofón más lógico para quien hace diez años quería prescindir del Ministerio de Defensa. Lógico en la lógica Sánchez, el eterno mutante. Y sus partidarios dicen, con razón, que este hombre donde mejor se mueve es en las cumbres internacionales. Organizó en Madrid una cumbre de la OTAN que fue un primor y cuya rentabilidad electoral se ha demostrado también nula, pero que como carta de presentación de un aspirante a dirigir la Alianza no es mala cosa. Y además, habla inglés. Que esto fuera de España no sé cuánto se valora, pero en España, mucho. Con los antecedentes que tenemos, escuchar a un presidente del Gobierno manejándose con soltura en inglés reconforta muchísimo. Sobre todo a la mayoría de los españoles que no entiende una palabra de lo que está diciendo pero le llena de orgullo. Y si son jugadores de petanca de Coslada, ni te cuento.

El intrépido equipo de vídeos y danzas del PSOE ha encontrado por fin la kriptonita de Feijóo

Cómo será la cosa que el intrépido equipo de vídeos y danzas del PSOE ha encontrado por fin la kriptonita con la que acabar para siempre con Núñez Feijoo. El punto débil que hará que se desmorone del todo el candidato es… que no sabe inglés. Y no sólo no sabe. Es que lo reconoce. Ayer le contó a Ana Rosa que justo el lunes iba a empezar con las clases, ya es mala suerte. Que ya tenía profesor particular para empezar con los drills y los ejercicios de pronunciación. Repita conmigo: extrímist, eso es, extremista. Extreme right, extrema derecha, muy bien. ¿Y derecha extrema? Pues extreme right, ¿no ve que usted y Vox son lo mismo? Uno no aprende inglés de un día para otro. Y con una campaña, todo el día de aquí para allá, no le da tiempo a llegar al 23 de julio pudiendo tratar de tú a tú a Donald Trump. 'Feijoo, yo soy tu padre'. Pero en el PSOE han detectado que ahí tienen el talismán electoral que andaban buscando. Por eso han hecho un vídeo en el que afirman que saber inglés hoy es imprescindible para aspirar a ser presidente y para defender los intereses de España en Europa. No sé si eso descarta a María Jesús Montero como candidata.

A ver, conveniente desde luego, es. Imprescindible… Felipe modernizó el país y consolidó Europa en perfecto español con acento sevillano. Aznar en lugar de hablar inglés lo que hizo fue poner acento tejano, por si colaba. Zapatero era más de francés, decía con excelente acento leonés 'Segolene, Segolene'. Y a Rajoy nunca se le escuchó una palabra en ninguna lengua que no fuera el español, ni siquiera en gallego. O sea, que imprescindible no ha sido. Pero ayuda. La tradición española siempre fue otra: defender que el español estuviera a la misma altura que el inglés en las citas internacionales. Y en la Unión Europea. Que hablen ellos español, que es tan universal como el inglés. No hablemos inglés hasta que no devuelvan Gibraltar. En fin, esas cosas. Pero bueno, si los hombres del presidente ---todo hombres--- han detectado que el hecho de que Feijóo no hable inglés puede llevar a la sociedad española a rectificar lo que votó el domingo y abrazar con entusiasmo al presidente Sánchez por lo políglota que es ---tanto Bildu, tanto Esquerra, tanta sedición y tanto Podemos, ¿pero y lo bien que habla?--- pues hacen bien en airearlo en esta campaña un poco de como pollo sin cabeza que han iniciado. Ya tenemos dos pilares de la campaña electoral socialista: Feijóo no sabe inglés y hay que derrotar Trump en Lugo, en Puertollano y en Madrigal de la Vera. Que se entere de una vez de que aquí no pasarán el ni el de los cuernos de bisonte ni el que se puso a repartir marihuana en la rotonda del Capitolio. No pasarán. 'Stop Trum-pi-sem'. Escoñao y todo, mira cómo se levanta Pedro Biden.

Vídeo del monólogo de Carlos Alsina en 'Más de uno'

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