De nuevo, desde el Congreso de los Diputados. En la segunda jornada de debate de investidura y habiendo quedado acreditadas ayer dos cosas. Una, que Francina Armengol necesita mejorar. Verde, verde en el arbitraje del debate, por momentos ayer se le fue de las manos la gresca. Y dos, que Feijoo tiene el don de la anticipación, habrá que reconocérselo. Intuyó a las doce del mediodía de ayer, en la tribuna del Congreso, lo que ocurriría tres horas después. Que Sánchez lo iba a despreciar.
La gran ocurrencia del equipo táctico de Moncloa
Pues así fue. La gran ocurrencia del equipo táctico de Moncloa para el debate de la no investidura de Feijoo era sorprender al personal dejando a Sánchez en el burladero y haciendo subir a la tribuna a un alcalde caído al que el propio Sánchez defenestró en su día como portavoz de su partido. Sánchez en el burladero; Sánchez burlándose. De la sesión de investidura. Qué brillantísima idea, debieron de decir en la Moncloa, enviar a Puente de dinamitero (de los puentes). Desdeñar al candidato fallido, despreciarlo como perdedor. Feijoo no es digno de que el presidente en funciones (en funciones de líder del segundo grupo del Congreso) se rebaje a rebatirle. Y Patxi tampoco. A Patxi hay que preservarlo porque un portavoz de grupo parlamentario no tiene por qué ser la voz de su grupo en el examen al candidato que el rey ha propuesto a la cámara. Paxti tampoco se rebaja. El portavoz en rebajas, marca blanca, le tocó ser a Puente, meritorio voluntarioso.
Si te dan una oportunidad, la aprovechas
La tarea que le fue encomendada la cumplió con disciplina y pasión sobreactuada. Dices: mitinero. Pues lo que ahora se lleva en el grupo del gobierno. Si te dan una oportunidad, la aprovechas. No era fácil igualar a Patxi López en tono desabrido, hiriente y agrio. Pero estuvo a la altura el vicePatxi Oscar Puente. Por supuesto, no dio réplica al discurso de Feijoo. Y no sería porque no hubiera cosas que poder replicar, dos horas de homilía albertiana. No dio réplica porque lo que hubiera dicho Feijoo al grupo socialista le importaba bien poco. Pudiendo hacer oposición a Aznar por la guerra de Iraq, o por haber hablado catalán en la intimidad (que esto se dice como gravísima imputación), pudiendo hacer oposición a Fraga por haber sido ministro de Franco, para qué entretenerse replicando al programa de gobierno que acababa de exponer el candidato. Pudiendo acusar a Aznar (palabras mayores) de instigar el atentado del 11M, instigar un atentado, diría que eso es un delito.
"Como diría Sumar, porque estás solo y no tienes con quien pactar, la ciudad no está contigo"
No dio réplica al discurso de Feijoo, sino al que la Moncloa previó, erróneamente, que éste haría. Seguro que dice que como ha ganado las elecciones debe gobernar él, refutémoslo por inconstitucional, exhúmame a Oscar para que se abra camino a garrotazos. Pero ocurrió que Feijoo no dijo que sólo por haber ganado las elecciones tuviera que gobernar, de hecho, pidió el apoyo de los grupos de la Cámara precisamente porque sólo con ganar las elecciones no basta. Ya era tarde, porque Puente se había estado entrenando con el lanzallamas y no estaba por la labor de renunciar a usarlo. De modo que dedicó su intervención a dar manotazos en el aire: que yo también gané las elecciones y no soy alcalde. Ya, porque en Valladolid no sumas. O como diría Sumar, porque estás solo y no tienes con quien pactar, la ciudad no está contigo.
Otro día en que Sánchez se evita tener que decir que juzgar a Puigdemont ha dejado de ser conveniente para el progreso, la convivencia y el bienestar de España
En rigor, daba un poco igual lo que soltara por su boca el vicePatxi. Su misión, explican los famosos e infalibles estrategas de la Moncloa, era que no se hablara de la amnistía. ¡Qué éxito, no se ha habla de la amnistía, qué éxito! La obsesión por las tertulias, por distraer la atención de la opinión pública. La cortina de humo como unidad de medida. Otro día en que Sánchez se evita tener que decir claramente que juzgar a Puigdemont ha dejado de ser conveniente para el progreso, la convivencia y el bienestar de España. Ole, ole, mira cómo todos hablan de la sobrada de Puente, pero qué requetelistos somos. Y ahí estaban ministros en funciones como Planas, como Escrivá, como Calviño, celebrando y riendo la jugada maestra. Ministros en funciones de clá. Sánchez no es que riera, es que se carcajeaba. Como cuando Feijoo le recordó que perdió las últimas elecciones y que nunca llegó a los 130 escaños. Se rompía la caja Pedro. ¿Y qué? Si tacita a tacita ha convertido a Carles Puigdemont en baluarte progresista.
Sus desprecios, señor Sánchez.
El discurso de Alberto Núñez Feijóo
En su casi interminable discurso dijo Feijoo muchas cosas opinables, para eso está el debate, para compartirlas o rebatirlas. Pero dijo una que es impepinable: su partido representa a ocho millones de votantes, gobierna trece de las diecisiete comunidades autónomas de España (de la España plural, trece de diecisiete), tiene más de la mitad de los senadores (en la cámara territorial de la España diversa y con tantas identidades) y gobierna la mayoría de las grandes ciudades. Ignorar todo eso, menospreciarlo, despacharlo como si no significara nada es no querer ver cuál es el reparto del poder que ha salido de las dos últimas elecciones, mayo y julio.
El PP no tiene mayoría para ejercer el gobierno de la nación, así lo han decidido las urnas, eso también es impepinable. Pero gobernar, gobierna en una legión de instituciones porque así lo han decidido también las urnas, claro que gobierna. No es un partido paria resignado a no pintar nada en ningún sitio. Bien al contrario. Máxime en un país que presume de descentralizado, porque lo es, de la cogobernanza, que decía Sánchez. Proclamar que Feijoo no va a gobernar porque no conoce ni entiende España obliga a preguntarse si es que la izquierda ha dejado de conocer y entender Andalucía, o la Comunidad Valenciana, o Aragón. O si es que nunca ha entendido Castilla y León. O Madrid.
El actual presidente, que va camino de volver a serlo, puede despreciar cuanto quiera a Feijoo, regodearse en su naufragio aritmético, chotearse de que no lograra tumbarle, pero debe un respeto ---qué menos--- a los votantes que han dado a Feijoo 137 escaños y han dado al PP los gobiernos de Andalucía, de la Comunidad Valenciana, de Baleares, de Aragón, de Madrid, de Galicia. Para ellos también gobierna. Y empieza a parecer que se llena la boca con la palabra reencuentro pero evita a toda costa reencontrarse con ellos. Tanto invocar la concordia y la convivencia y el diálogo para luego soltar en la tribuna al vicePatxi. Un monumento a la concordia lo de ayer, presidente, un monumento. Y luego, que si hay que ver lo que dicen de mí, las cosas que me llaman, que me deshumanizan.
Le preguntó Rafa Latorre anoche a Oscar Puente por su frase "estamos encantados con el resultado electoral".
Sánchez no ganó las elecciones, pero sobrevivió a las elecciones
Y luego, que si las fake news. Amigo Puente, es falso que ninguna encuesta les diera opciones de gobernar. Había varias encuestas, en El País, en ElDiario.es, que decían que PP y Vox no sumaban mayoría absoluta. Y que la izquierda, tampoco. Lo que nadie concebía entonces es que ustedes fueran a hacer pasar por progresista a Junts per Cataluña y a negociar con Puigdemont las condiciones para gobernar.
Sánchez no ganó las elecciones, pero sobrevivió a las elecciones. Sabe que, en contra de lo que dijo ayer Sumar, y de lo que dice el coro de comentaristas afines, Feijoo no está solo. Ayer insistió Sumar: la votación demostrará la soledad de Feijoo. Está solo. A ver, solo con 172 diputados. La mitad son 175. Escaso, sí. Pero sólo, sólo, no parece.