Ha debido de pensar don Juan Carlos que al precio que está aquí la electricidad, mejor se queda en Abu Dhabi, que es un sitio muy hospitalario y donde no tiene que preocuparse por sus gastos.
Quinientos cuarenta y cinco euros el megavatio hora, majestad. Un disparate. En otros tiempos esto habría hecho tambalearse un gobierno. Ahora, no. Ahora nos ha ido pasando lo que a la rana en el agua hirviendo. En agosto nos produjo un gran sobresalto que el maldito megavatio superara la barrera psicológica de los cien euros. Luego, en vista de que siguió subiendo, y subiendo, y subiendo, nos hemos ido haciendo a ello. El gobierno nos decía: no se alarmen, si es una cosa puntual, muy cortita, ya verán, temporal y pasajera, coyuntural, que dicen los técnicos. Tenemos aquí unas medidas que van a dejar su factura que ni se va a enterar, lo comido por lo servido. Ya bajará, hombre, ya bajará. Lo que pasó fue que a la coyuntura, que era mala, le siguió otra coyuntura que es aún peor. Y lo que iba a ser pasajero, cien euros el megavatio, se ha puesto en 545. La media de hoy. A las ocho de la tarde, setecientos. Lo nunca visto. Hasta mañana, que igual la enfermedad empeora.
La inflación desbocada y persistente
Hasta la vicepresidenta Calviño, abonada al discurso de 'antes del verano esto está bajando, seguro' asume ya ahora que esto pinta muy mal. La inflación desbocada y persistente. Atravesada en el camino de la recuperación económica y con Europa que aún no ha salido de una crisis y está metida en otra. Qué pasa si los fondos europeos que iban a resolvernos la vida en vista de lo de Ucrania se nos quedan cortos. Qué pasa si la guerra se alarga y el aislamiento económico de Rusia agrava la situación apurada en que ya estamos. Macron ya está pidiendo a los franceses que busquen la manera de consumir menos, por ejemplo bajando un grado el termostato de sus radiadores. El gobierno de España confía en que la comisión europea anuncie ya medidas de urgencia para paliar la subida de los precios. A la electricidad se ha sumado la gasolina, camino de los dos euros el litro.
Estos trece días que ya llevamos se les han hecho eternos a los ucranianos que sufren el bombardeo de sus ciudades
La guerra, en realidad, acaba de empezar. Estos trece días que ya llevamos se les han hecho eternos a los ucranianos que sufren el bombardeo de sus ciudades, a los que han empuñado las armas, movilizados, a los cientos de miles que han cruzado su país para alcanzar la frontera y convertirse en refugiados. Pero son sólo trece días de un conflicto violento que casi todos los gobiernos europeos dan por hecho que va a ser largo. Las principales ciudades del país resisten el asedio de los rusos y las conversaciones de paz se enfrentan al notable obstáculo de que no hay manera de fiarse de la palabra de Putin. El día que no está prometiéndole a Macron salvaguardar a los civiles mientras siembra de bombas Járkov, está garantizándole a la población civil corredores humatitarios que no son seguros o que sólo pueden tener como destino o Bielorrusia o Rusia. Ahora está Putin aireando que las bombas se terminan hoy mismo si el gobierno de Ucrania renuncia a la soberanía de Crimea, invadida por él hace ocho años, y renuncia a la soberanía de Donetsk y Lugansk, los dos territorios que pretenden independizarse con el aliento y el armamento que les ha proporcionado Rusia. La paz de Putin es ésta: en cuanto Ucrania se rinda, la guerra se termina. Eso es lo que él entiende por apostarlo todo a la paz.
Pedro Sánchez viaja hoy a Letonia
Pedro Sánchez viaja hoy a Letonia, república OTAN donde hay militares españoles en misión disuasoria, entiéndase preparándose por si Putin atacara a un país miembro. En Letonia estuvo conversando ayer el estadounidense Blinken con su colega israelí, uno de los interlocutores de Putin que está mediando para que hay alto el fuego. Israel, Alemania, Macron, China están hablando con Putin. Aunque Podemos no se lo crea, o no se haya enterado, hay gestiones diplomáticas a diario. Varias. No sé si es diplomacia de precisión al gusto de Irene Montero pero haberlas, las hay. Y chocan todas con la misma piedra: el desprecio del ruso a las vidas que se está llevando por delante y al derecho a decidir de Ucrania.
Fue Belarra quien llamó partidos de la guerra a quienes defienden armar a los ucranianos
En España, al bochorno de las dos ministras de Podemos sugiriendo que el PSOE, y la Unión Europea, prefieren la guerra a la paz se suma ahora el bochorno de ver cómo intentan negar que dijeron lo que dijeron. Fue Belarra quien llamó partidos de la guerra a quienes defienden armar a los ucranianos. Ayer le encomendaron a Isa Serra la tarea de borrar lo ocurrido.
Qué sucedió entre el domingo y el lunes. Quién le dio un toque a Podemos para que bajara el tono. Aunque no haya cambiado el discurso. Le sigue pareciendo que armar a los ucranianos es prolongar su sufrimiento, servir a los poderes económicos y poner al mundo en riesgo de una guerra nuclear. Pero Belarra y Montero siguen siendo ministras de un gobierno que, según ellas, hace todo eso. Y sigue encelado Podemos con la historia ésta de que las bombas siguen cayendo y la población sigue siendo atacada porque la Unión Europea no está presente en las conversaciones entre rusos y ucranianos. Lo que da de sí el estribillo.
Pero Belarra y Montero siguen siendo ministras de un gobierno que, según ellas, hace todo eso
Con qué solvencia expuso ayer Isa Serra que si Putin se salta sus propios compromisos es porque no hay una tercera persona que le recrimine que lo haga. Ay, si hubiera un relator en esa mesa. Si hubiera un relator, la guerra se habría terminado sin necesidad de disparar un solo tiro.
Carta del rey Juan Carlos
Bueno, que ha dicho el rey Juan Carlos que volverá pero que no vuelve. En una carta a los españoles, formalmente dirigida a su hijo (querido hijo) anuncia el monarca que se queda en Abu Dabi aun sabiendo que doña Dolores ya ha cerrado las investigaciones que le afectaban. Como ya no hay causas abiertas dice el rey que le parece oportuno considerar su regreso a España (nunca dijo que se hubiera ido por las investigaciones de la fiscalía, pero en ausencia ya de investigaciones debe de verse más libre para hablar de su residencia). Le parece oportuno considerar el regreso pero para concluir que no regresa. De momento prefiere quedarse en Abu Dhabi y vendrá, cuando venga, a visitar a la familia. Ida y vuelta. Y todo lo ha decidido él, que esto es lo primordial de la carta. Exponer que es él quien ha pensado en volver y es él quien de momento no vuelve porque es él quien sabe de las razones que son privadas y que sólo a él afectan. No sé si está quedando claro: que la Zarzuela ni pincha ni corta. La Zarzuela se limita a difundir su carta y a añadir que el rey Felipe (querido hijo) lo respeta y lo comprende.
Que ha dicho el rey Juan Carlos que volverá pero que no vuelve
Nadie le dijo a don Juan Carlos que se fuera y nadie le está diciendo que puede volver pero que mejor no vuelva. Las decisiones las toma él. Si luego envía sms a amigos periodistas doliéndose de lo mucho que le gustaría volver y quejándose de que no le dejan, él sabrá por qué lo hace. Pero en la carta lo dice claro, ¿no es eso? Fue mi decisión trasladarme, es mi decisión quedarme. Dejen de preguntarle a la Zarzuela si viene, si no viene y si en caso de venir vivirá con la hija, con un amigo, en Estorial o en Sangenjo. Es él, y sólo él, quien toma las decisiones. Así se escribe la Historia. O la versión oficial de la Historia.