Sánchez y Feijóo. Tanteándose. Hoy, enla Moncloa, once de la mañana, primera evaluación mutua. El presidente en ejercicio y el aspirante a jubilarle empiezan a tomarse la medida.
Conocerse, se conocen. Para lo bueno y para lo malo. Después de los puyazos que han intercambiado estos días -declaración va, declaración viene- hoy aparcarán el florete para explorar hasta dónde coinciden en el diagnóstico del país y en el tratamiento que requiere.
Descartemos queFeijóo le diga a Sánchez, nada más saludarle, ‘eres el peor presidente imagibable para el momento más crítico de nuestra historia’. Descartemos que Sánchez le diga a Feijóo ‘tú vas de centrista moderado pero eres un costalero de Vox’. Para decir esas cosas tiene Sánchez a Adriana Lastra.
"Feijóo al servicio de Vox"
Eso es. Feijóo, al servicio de Vox. Dices: ¿pero no es el mismo Feijóo del que el PSOE ensalzaba su moderación y su sentido de estado para contraponerlo a la crispación y la traición a España que encarnaba Pablo Casado?
Pues sí, pero ahora ya no toca. Ahora toca decir que es más de lo mismo. En público, me refiero. En público, intercambio de puyazos. En privado, a saber lo que se estarán diciendo esta mañana.
A Feijóo le ayuda para aparecer como moderado tener a su derecha a Abascal reprochándole a Zelenski que evocara Guernica en lugar de evocar Paracuellos
Hombre, a Feijóo le ayuda para aparecer como moderado y centrista tener a su derecha a Santiago Abascal reprochándole a Volodimir Zelenski que, en su discurso, evocara Guernica en lugar de evocar Paracuellos (aquí, cada uno con sus fijaciones); o que suba a la tribuna un diputado de Vox, apellidado Sánchez y recién salido de la noche de los tiempos, a declamando con tonillo de película de los cincuenta y en blanco y negro, que el ministro Bolaños deja corto a Goebels.
Hay comparaciones perfectamente estúpidas que, viniendo de quien vienen, ministro, igual pretendían ser un elogio. Dice ‘el doctor Goebels’ o ‘el fuhrer’ con una cierta excitación, me ha parecido. Un cierto furor.
Asuntos pendientes en la reunión de Sánchez y Feijóo
Bueno, asuntos para el tanteo mutuo de presidente y aspirante para hoy, tres. Que se sepa:
- Primero, la inflación, es decir, si Sánchez se anima a aceptar la sugerencia de bajar algún impuesto.
- Segundo, el Consejo General del Poder Judicial, cuya renovación sigue pendiente confome al procedimiento tradicional de cambiar cromos y proceder al pasteleo (diez sillones para ti, diez para mi, cada uno que ponga los nombres que quiera).
- Tercero, elSáhara Occidental. O dónde se sitúa el PP ahora que Sánchez le ha comprado a Mohamed la idea de enterrar para siempre un posible Estado Saharaui y hacer votar a los habitantes de este territorio si quieren ser una provincia autónoma de Marruecos o una provincia a secas. Esta noche, y con la abrumadora mayoría del Parlamento en contra, el presidente procederá a consumar su cambio de postura dejándose agasajar por el rey Mohamed en la cena que cada día pone fin al ayuno del Ramadán. Comovido el ministro Albares al poder anunciarlo.
Esta noche, y con la abrumadora mayoría del Parlamento en contra, el presidente procederá a consumar su cambio de postura dejándose agasajar por el rey Mohamed
Fortísimo, incluso. Es una amistad como no se ha conocido otra. Sobrevenida, si usted quiere. Reciente. El amigo Mohamed es el mismo al que el Gobierno de España le estaba recriminando duramente, hace un año, que alentara a cientos de jóvenes y niños a arrojarse al mar para bordear el espigón y plantarse en Ceuta.
De entonces a hoy, sanación de Brahim Galli incluida y sacrificio de la ministra González Laya incluido (su cabeza entregada en una bandeja), Marruecos ha conseguido que el primer ministro de España proclame que el futuro del Sáhara pasa por aceptar la soberanía marroquí.
¿Y el PP, qué? Hasta ahora sabemos que las formas de Sánchez no le han gustado (lógico, el presidente actúa como si el Estado fuera él, sólo él, le sobra el Parlamento y le sobran los ministros). Pero ahora falta saber si en caso de que Feijóo consiga su objetivo y releve alguna vez a Sánchez le enviará una carta a Mohamed diciéndole: Majestad, ¿se acuerda de aquello que le dijo Sánchez? Pues olvídelo porque, de lo dicho, nada. No es mal asunto para hablarlo esta mañana en la Moncloa.
El PP se pone por delante del PSOE en una nueva encuesta electoral
Hay una encuesta de Metroscopia que elevará el ánimo del debutante líder del PP porque sostiene que su llegada ha sido una bendición para la expectativa de voto. Su llegada, entiéndame, acompañada del paro de transportistas, la subida de la gasolina y la incertidumbre por Ucrania, que todo seguramente influye.
El PP se pone por delante del PSOE y roza el treinta por ciento del voto. El PSOE, en el veintiséis y Vox, en el diecisiete. Hay ciento cincuenta mil votantes de Vox que ahora se van al PP y medio millón de socialistas que abandonan a Sánchez. Se inaugura una nueva etapa, dicen los analistas de Metroscopia. En escaños, el PP más Vox se ponen en 180 diputados.
El objetivo de Feijóo es amarrar un pacto con el PSOE de Sánchez para que gobierne siempre, de los dos, el más votado. Sin alianza con extremas derechas o extremas izquierdas
Bien es verdad que el objetivo del nuevo líder gallego no es gobernar con Vox. Ni siquiera ser investido por Vox. Su objetivo es amarrar un pacto con el PSOE de Sánchez para que gobierne siempre, de los dos, el más votado. Sin necesitar de alianzas, o hipotecas, con extremas derechas, extremas izquierdas o independentistas extremos.
No sé si de eso les dará tiempo a hablar también hoy en la Moncloa. Es sólo una encuesta, es verdad. Sin elecciones a la vista. Y recién llegado el nuevo. Pero en el PP la celebrarán a falta de otras alegrías. ¿Has visto la encuesta?, se dirán unos a otros.
Hay que ver Feijóo, mano de santo. ¿Has visto la encuesta, Juanma?