Se va acabando la primavera, si es que alguna vez existió, con las tradiciones propias de estas fechas. La romería de los estudiantes de Bachillerato por los campus en los que esta semana se examinan de la Evau. Los andaluces, no. Los andaluces se examinan la semana que viene, como Juanma Moreno. Lo de Nadal en París, otra tradición. Que compita y que gane Roland Garros pese a la juventud de sus rivales y pese al pie que le trae por la calle de la amargura.
No hay quien se resista hoy a Rafa Nadal en las primeras páginas de la prensa. Sus números: catorce Roland Garros, veintidós grand slam. Su actuación de ayer, aplastando a este joven, Ruud, que no llegó a estrenarse en el tercer set, cero noruego. Y su declaración, aviso a quienes andan con prisa por verle jubilarse. Que no se va, todavía. Que no sabe lo que sucederá en el futuro pero que su voluntad es seguir luchando.
A Nadal sólo lo retirará de la cancha su propio cuerpo
Keep fighting. A finales de junio se juega Wimbledon. No descarta estar también ahí si el pie responde a los antinflamatorios. En París ha jugado con inyecciones de anestesia para bloquear el dolor. Y sin sensibilidad en el pie izquierdo. Ayer contó que existe la opción de la cirugía, pero que esa no garantiza que pudiera, después, seguir jugando. A estas alturas de su historia, o de su leyenda, cabe decir que a Nadal sólo lo retirará de la cancha su propio cuerpo, cuando por mucha cabeza que le ponga el resto del cuerpo ya se niegue a continuar. Y eso, el día que suceda, acrecentará la leyenda.
A Roland Garros hay que agradecerle que permita al rey de España relajarse un minuto, salirse de los discursos y los comunicados, y aceptar responder dos o tres preguntas con los micrófonos de la prensa delante. Lástima que sólo veamos al rey hacer algo así para hablar de tenis.
Qué barbaridad. El rey se pronuncia espontáneamente pero sólo sobre cuestiones poco delicadas, digamos. Quién va a cuestionarle por ensalzar la figura de un deportista que acumula más títulos que nadie.
Más tradiciones para estrenar la semana. El salto de la reja, la liturgia que más emoción despierta en la romería de El Rocío. Hubo una vez dos romeros, hace cuarenta años, que se cansaron de esperar a que diera la hora para entrar a la ermita a sacar a la virgen en andas, se colaron trepando y fundaron, sin saberlo, el rito que define al Lunes de Pentecostés en la aldea. Y que en cada edición del Rocío madruga más: esta madrugada se saltó la reja a las 3:13h. Había ganas después de dos años de ayuno.
Procesiona ya la virgen por las casas de las hermandades. Al cabo de un fin de semana en que media clase política en campaña se dejó ver por El Rocío y en que soltó un sermón, porque los obispos también tienen ideología (y quieren que la suya gane) monseñor Gómez Sierra. La innovación en la campaña: el sermón mitinero.
Que traducido significa que no vaya a elegir usted, católico votante, la papeleta de quienes defienden que sea legal el aborto o que una familia pueden formarla dos hombres, aléjate, Satanás, de las urnas. La izquierda ha creído ver aquí un llamamiento a votar al PP, pero dado que Juanma Moreno apoya la despenalización del aborto, que su partido cuando gobernó mantuvo la ley de plazos y que le parece estupendo que dos hombres se casen y adopten, a era al PP no quien estaba mostrando monseñor su afinidad, ay, Macarena.
Manuel Pezzi llama "tontopollas" a Feijóo
La campaña andaluza se ha metido este fin de semana en honduras, ya verá. Como estaba el personal diciendo que faltaba altura en las intervenciones, el presidente del PSOE de Andalucía, veteranísimo Manuel Pezzi, ha echado su cuarto a espadas y se ha hecho hueco en la campaña desvaída de su partido llamando tontopollas a Feijoo. Ha creído necesario aclarar que es sin connotaciones sexuales, ay Pezzi, en qué estaría usted pensando. ¿Qué hizo Feijoo para merecer la atención, sin connotaciones sexuales, del presidente del PSOE andaluz? Pues un elogio de Granada pasando por Finisterre.
Ay Pezzi, en qué estaría usted pensando
Tremendo. Ir a la Alhambra y decir que el atardecer de Finisterre tampoco está mal es verdaderamente imperdonable. A quién se le ocurre. Qué se habrá creído el gallego éste. Con razón el PSOE ha hecho de esta declaración de Feijoo su nueva bandera electoral, la última esperanza de que la intención de voto se dé la vuelta (sobre todo en Granada, supongo) para que Juan Espadas remonte los quince escaños que ahora le saca Moreno y consiga, a base de exaltar la Alhambra, qué te digo yo, mayoría absoluta.
Ya, Espadas, pero ¿la luz de Almería es más hermosa que la luz de Cádiz o menos? Sobre estos temas uno no puede ponerse de perfil, ¡hay que mojarse, Juan! Si el mejor atarceder es el de Granada, ¿el segundo mejor cuál es? ¿El de Málaga, el de Sevilla? ¿Y la feria? ¿Qué feria es más feria? Por orden y sin saltarse una.
Pedro Sánchez más que hacer campaña por Juan Espadas está haciendo campaña por sí mismo
Mejora, mejora mucho, como ven, la campaña andaluza y las expectativas de quienes hoy están en la oposición. Pedro Sánchez más que hacer campaña por Juan Espadas está haciendo campaña por sí mismo. Percibe el presidente que sus grandes logros de estos cuatro años no terminan de emocionar a nadie y se ha propuesto que todos aprendamos, mediante una sencilla regla nemotécnica, cuál es su hoja de servicios.
Así, sí. Este lema sí que es imbatible. Veinte-cincuenta-mil. Vota PSOE. Tiene el riesgo de que los demás te saquen otros números, qué se yo, de la inflación, del precio del butano, del endeudamiento del Estado, del riesgo de pobreza, del índice de desigualdad, y te arruinen el eslogan. Pero si al presidente le parece bueno, pues nada, veinte-cincuenta-mil.
Puigdemont, por ejemplo, al que han jubilado este fin de semana como líder de su partido ---qué historia la de este hombre, era el presidente en el exilio por el que los suyos prometieron dejarse la piel para sentarlo de nuevo en el sillón de la Generalitat y ahora no es más que otro emérito, el emérito de Junts por Cataluña, otro mueble para el desván del procés---, Puigdemont leyó la semana pasada que Sánchez sólo ha ejecutado el 36% de las inversiones presupuestadas en Cataluña, mientras Junqueras le sigue perdonando todo, y casi le da un jamacuco.
Que ya está bien, hombre, que ya está bien. El que no está bien es Puigdemont, agarrado a su acta de eurodiputado y confiado en que su ocaso político no le obligue a abandonar lo que más quiere. Que es el chalé de Waterloo.