EL MONÓLOGO DE ALSINA

El monólogo de Alsina: Tú también, Monserrat

Les voy a decir una cosa.

Por fin se ha sabido a qué se debía la cara de pánico con la que salía en el anuncio. Montserrat Caballé. El spot de la lotería, ¿se acuerdan?, el miedito que daba ver a Raphael haciendo de Jim Carrey. A Monserrat Caballé, icono de España, se la veía con aspecto de “sé lo que hicisteis el último verano”.

ondacero.es

Madrid | 29.04.2014 20:10

Hoy, por fin, se ha sabido qué es lo que pasaba. A Caballé se le había aparecido Montoro. El ministro menudo armado con la guadaña de ajusticiar defraudadores. Tú también, Monserrat, llevándote el dinero a Andorra como el hijo de Pujol, presuntamente. La soprano actuaba en conciertos y el dinero, en lugar de declararlo ella como renta, lo facturaba a través de una sociedad andorrana. El truco le servía para pagarle menos a Hacienda, a la Hacienda española: medio millón de euros en 2010, que como son más de 120.000 -y como la Agencia Tributaria se ha enterado- constituyen delito fiscal, presunto, y dan pie a que exista una causa en el juzgado.

Tú también, Montserrat, a la andorrana, como algunos deportistas. Desaparecido Freddie Mercury, el próximo dúo, con Ana Torroja. No hay grupo de periodistas más fértil a la hora de inventar expresiones y palabras nuevas que una redacción de deportes. Carece de rival en creatividad idiomática. Y en insumisión a la norma, también: antes se rinde la academia que un periodista deportivo que le ha cogido gusto a un palabro. Le debemos al arrojo de nuestros compañeros la gran acogida popular de que hoy disfrutan palabras como “el entreno”, que ha enterrado hace tiempo al “entrenamiento”, o “la probatura”, que ha jubilado al más convencional “hacer pruebas”, ensayar cosas -”y si pongo a Cristiano de portero cómo nos iría...”-.

Ahora hay entrenos, hay probaturas y, si el entrenador te convoca, eres de la partida. A menudo nos descubren palabras y significados que ignorábamos -benditos sean- y otras, también es verdad, se los inventan, pero también con éxito porque practican con vigor la perseverancia. Favoritismo ha significado, de toda la vida, favorecer a alguien no por sus méritos sino por capricho (o porque es el hijo del consejero delegado, que siempre vale como razón de peso).

Hoy, sin embargo, y gracias a la incansable innovación de la prensa deportiva, “favoritismo” significa ser favorito. “El favoritismo perjudica al Real Madrid”, dicen comentaristas y enviados especiales a Munich. Que el personal te vea como mejor situado que el adversario resulta que no es bueno porque todo lo que no sea cumplir el pronóstico se percibe como una derrota. Javier Arenas podría escribir un tratado sobre este asunto: tan presidente andaluz le veía ya todo el mundo, que para una vez que ganó se acabó su carrera política andaluza. Si en los días previos generas expectativas muy favorables, más vale que las cumplas porque si no, serás visto como un bluff, una decepción, un fiasco.

Con la EPA que ha salido hoy ha pasado esto mismo. Tanto hinchar la expectación previa, tanto poner la lupa en alguno de los indicadores parciales para echar más madera al discurso de la recuperación -“este país ya es otra cosa, la remontada es imparable”-, que cuando se han publicado los datos completos la decepción ha sido generalizada.

En puertas ya del verano de 2014, seis años y medio después de que empezara, en España, la crisis del empleo y dos años y medio después de que las urnas cambiaran el signo político del gobierno (y a Zapatero por Rajoy), la cuarta parte de los españoles en disposición de trabajar no encuentran dónde hacerlo. 25,93 % de tasa de paro. De cada cien trabajadores, casi 26 están mano sobre mano -echando currículums, yendo a la oficina del Inem, ojeando los portales de empleo- porque no hay trabajo. El jueves es primero de mayo.

Primero de mayo de 2014. Los meses y los años van pasando y del 25 % de paro no bajamos. Éste es el resumen, la síntesis del mercado laboral hoy en nuestro país. Lo demás es letra pequeña. Menudeo estadístico que, sin duda, tiene interés pero que pesa poco al lado de la letra gruesa de un desastre que lo sigue siendo, el fracaso nacional en la búsqueda de una solución al mayor de los problemas que tenemos.

Decir que ha bajado el paro en el primer trimestre de 2014 en comparación con el trimestre anterior es verdad, pero una verdad tan chiquitita que vale de poco. Dos mil trescientos parados menos. 2.300. La nada. Sólo con el margen de error de la encuesta se diluye su efecto. La variación es más acusada en la comparación con hace un año, ahí salen 345.000 parados menos. Sólo que la razón no es que haya más puestos de trabajo ahora que entonces: el número de ocupados también cae, 80.000 en el último año. Mengua la población activa (ciudadanos en situación de trabajar) y eso afecta a los porcentajes, tanto al de paro como al de ocupación, pero la situación, en realidad, ha cambiado poco.

Cuando el gobierno dice hoy que es “la menor destrucción de empleo desde 2008” está diciendo justo eso, que se sigue destruyendo empleo, aunque sea menos. Y aquí es cuando dices: ¿pero no habíamos quedado en que los datos de la afiliación en marzo reflejaban lo contrario, que se creaba empleo neto? Mediciones distintas y datos desiguales. La conclusión podría ser que aunque se esté creando empleo, es tan minúsculo todavía su número, en tan reciente, que en la encuesta trimestral carece de peso. Después de todo, tampoco se van a estudiar al dedillo la EPA los gobernantes (nacionales y autonómicos) antes de emitir sus opiniones.

Hoy mismo Ignacio González, presidente autonómico de Madrid, ha celebrado, con tono mitinero, que hoy haya más gente ocupada, con empleo, en su región que hace un año. Y eso es gracias, añadió, a las políticas del Partido Popular. En realidad la EPA lo que dice es lo contrario, que Madrid tiene hoy 125.000 ocupados menos que en marzo de 2013, circunstancia que seguramente no se atribuirá como fruto de sus políticas el gobernante. Ya sabemos que cuando crece el empleo es fruto de nuestras políticas y cuando baja, es la coyuntura, el contexto, la crisis de Europa, del euro, del sistema financiero internacional. No soy yo, es el mundo que me rodea.

Hoy en España trabajamos 17 millones personas. De una población total de 47 millones y una población activa de 23 millones. Hay casi 6 millones de parados. Estos son los hechos. La actividad económica va lentamente a mejor, pero seguimos estando pavorosamente mal: no cabe interpretar de otra manera una tasa de paro como la nuestra, aun a riesgo de que Cañete te incluya en la lista negra de quienes “no quieren acompañarnos en la celebración del cambio de etapa”, como dijo ayer en Barcelona. Si para Zapatero eran antipatriotas quienes ponían en duda la resistencia de nuestra economía frente a una crisis que era norteamericana, no nuestra, para el gobierno de ahora quien desinfla el globo de la euforia impostada es un cenizo que entorpece la recuperación, un palo en la rueda de la fortuna.