Cosas que pasan. Cuando anoche, en la entrevista de La Sexta, empezó Sánchez a contar que va a promover la supresión, que no reforma, del delito de sedición se escucharon al fondo sirenas de policía…
El anuncio de Pedro Sánchez
El objetivo de la entrevista de anoche era que Sánchez anunciara esto: la urgencia con la que promoverá la reforma del Código Penal para que la palabra sedición será erradicada. En su lugar, el gobierno propone llamarlo desórdenes agravados con el fin último, naturalmente, de abaratar las penas. La vía escogida para hacerlo, que registren hoy la reforma los grupos del PSOE y Podemos, permite eliminar pasos previos, como el dictámenes del Consejo General del Poder Judicial, y tramitar a toda velocidad (y de manera simultánea) a los Presupuestos. Que es una forma de hacer visible que una cosa está vinculada a la otra, como refleja la euforia con que Esquerra Republicana reacción anoche a la inminente supresión del delito de sedición.
Fíjese cómo se produjo la puesta: cuando Ferreras, a poco de empezar la entrevista, le pregunta a Sánchez por Cataluña éste coloca su conocida mercancía sobre lo mucho que ha mejorado la situación, en comparación con 2017, y que él atribuye, naturalmente, a sus indultos. A continuación explica que hay que dar un nuevo paso en esa dirección que es éste, cambiar el delito de sedición por una cosa nueva que sea más o menos lo que tienen otros países. ‘Otros’ que son los cinco que le convienen para la comparación, claro.
Lástima que no concretara el presidente, de inmediato, cuáles serán esas penas
Más o menos homologable. Más o menos. Pero lo fundamental es lo otro: las penas. Lástima que no concretara el presidente, de inmediato, cuáles serán esas penas, es decir, en cuánto ha concedido abaratar la sedición. O cuántos años menos de inhabilitación para cargo público le quedan a Junqueras. Todo, para avanzar en la convivencia en Cataluña, por supuesto.
En su argumentario para justificar la rebaja de las penas echó mano el presidente de unas cuantas trampas. Tampoco es una sorpresa que lo haga. Por ejemplo, ésta de presentar el delito actual como una cosa anacrónica.
A ver, en España el último alzamiento militar lo tuvimos en 1981, no hay que irse a doscientos años atrás. Y la primera tipificación del delito será de 1822, pero el Código Penal actual es de 1995. Con todos sus artículos. Ya que el presidente juega a la confusión, le informo que en 1822 el delito de sedición se castigaba con trabajos forzosos a perpetuidad. Y en el de 1944 se consideraba sedición cometer un acto de odio contra contra cualquier autoridad. O sea, que no. El delito actual no tiene doscientos años. Tiene 27 años y se redactó en democracia.
Sánchez se permitió decir anoche que él ha defendido desde siempre esta reforma
No existe un Código Penal Europeo: Existen veintisiete códigos
El Código Penal Europeo. Otra trampa. No existe un Código Penal Europeo. Existen veintisiete códigos. Como el gobierno ha debido de estudiarse los veintisiete, estaría bien que nos hiciera llegar el estudio completo. No el que le hizo llegar En Común, sino el suyo, si es que lo tiene. Para saber, según el gobierno, cuántos años le habrían caído a Junqueras en Alemania. Aquí le cayeron trece pero cumplió cuatro porque fue indultado. Por cierto, la ley del indulto que rige en España es de 1870 pero ésta no le parece a Sánchez que se haya quedado antigua. Tampoco ha hecho un estudio comparado de otras legislaciones europeas no vaya a ser que Junqueras en otros países no hubiera podido ser indultado.
Y no, Sánchez no ha reivindicado esto desde siempre. Es al revés. Cuando se produjeron los hechos de 2017 lo que él sostenía es que aquello era una rebelión como un piano. Y que había que actualizar el Codigo Penal pero en sentido contrario: para no quedara duda de que los actos de Junqueras y Puigdemont eran rebelión. Hasta veinticinco años de prisión para los cabecilla.
Trampas, trampas y más trampas
Hoy el grupo socialista fingirá que ha elaborado concienzudamente una propuesta de reforma del código penal. Es mentira. El portavoz de ese grupo Patxi López, no tenía la menor idea de qué reforma se iba a hacer cuando el martes estuvo en este programa.
El martes no había ni propuesta ni calendario. El jueves estaba anunciando Sánchez que hoy se registra en el Congreso la propuesta. Con Patxi López en el papel de persona perfectamente enterada de todo.
Para que luego digan que el gobierno no hace autocrítica
Se duele la ministra portavoz Isabel Rodríguez de que el trabajo sin descanso que realiza el gobierno no llegue a ser conocido por la ciudadanía.
Para que luego digan que el gobierno no hace autocrítica. La ministra encargada de informar al país cada martes de los acuerdos del Consejo de Ministros admite que no consigue su objetivo. Si se hubiera quedado ahí, hoy ni siquiera habríamos escuchado este pasaje. Pero dio un pequeño paso más y sugirió una idea.
Medidas que se han aprobado estos últimos meses sobre las becas o los recibos de la luz
Un espacio como el del tiempo: Brasero, ¡calienta que sales! A ver, todos los informativos que yo conozco han recogido las medidas que se han aprobado estos últimos meses sobre las becas o los recibos de la luz, de las hipotecas no sé a qué medidas puede referirse porque aún no me consta que se haya aprobado ninguna. Otra cosa es que los programas de actualidad tengan que ser el Boletín Oficial del Estado, que no parece. Ahora, tiene razón la ministra en que de todo lo que ella predica los martes tras el Consejo de Ministros, en los medios los que más reproducimos luego son sus posiciones sobre polémicas políticas. Eso es un hecho. Circunstancia que ella misma alimenta, disciplinada como és, soltando frases que han sido fabricabas por el departamento de persuasión de la Moncloa para que sean reproducidas por los medios. El famoso argumentario. No vamos a descubrir ahora el océano.
En mi afán por colaborar con el gobierno a la difusión de su encomiable labor semanal, le hago llegar estas propuestas. Muy rápido, mire:
- Ayudaría, ministra, si el gobierno en sus comparecencias ofreciera información y no consignas, o sea, si empezara por sacudirse él el indiscutible sesgo que le imprime con gusto a todo lo que hace.
- Ayudaría, ministra, si el gobierno renunciara a convertir la rueda de prensa del Consejo de Ministros es una plataforma desde la que lanzar mítines en favor de sí mismo y en contra de Feijoo.
- Ayudaría, ministra, si el gobierno, cuando se le pregunta por su gestión, respondiera a lo que se le pregunta en lugar de salirse por peteneras… para acabar zurrando a la oposición.
- Ayudaría, ministra, si fuera el propio gobierno quien, al aprobar sus proyectos, advirtiera que aunque los haya aprobado no está muy seguro de que sean del todo constitucionales, como le pasa ahora con la ley trans.
- Ayudaría, ministra, ayudaría si el gobierno dejara de considerar servicio público toda la chatarra argumentativa que fabrica el laboratorio de márketing de la Moncloa y admitiera que buena parte de su esfuerzo lo dedica no a gobernar sino a hacerse propaganda.
- Y ayudaría, en fin, si el gobierno admitiera que le encanta chapotear en el barro de las polémicas diarias en lugar de fingirse incómodo y disgustado con ellas. Porque las disfruta. Sólo hay que ver las caras de algunos ministros cuando opinan sobre lo que hace o deja de hacer Ayuso.
En fin, como diría el ministro Iceta leyendo al poeta Cadenas.