Hay poca duda de que ahora mismo, en el País Vasco, interesa más quién gana la copa del Rey mañana que quién gana las elecciones dentro de tres domingos. Sólo hay que echar un vistazo a la prensa -la de Bilbao, sobre todo, claro, pero no sólo- para entender qué es lo que de verdad apasiona. La romería de aficionados del Athletic camino de Sevilla en todos los medios de transporte conocidos. Diez de la noche de mañana, en La Cartuja, con el rey Felipe ya se verá si sólo o en compañía de otros -el año pasado se fue con él la infanta Sofía-.
La Cartuja. Se sentirá algún aficionado como si estuviera entrando en la escena del crimen. No deportivo -juego limpio en el césped- sino constructivo, presuntamente. La Cartuja y las obras que la Federación Española de Fútbol, era Rubiales, le contrató a Gruconsa. Tres millones de euros de inversión y medio millón de euros que acabó, según la UCO, en Dismatec, la sociedad del Nene. Mirarán a su alrededor los espectadores preguntándose cuánto dinero llegó a brotar de estas piedras. La Copa del Rey se llama del rey pero es de la Federación Española de Fútbol. Cuyo trono está vacante desde que anteayer abdicara el señor Rocha pero sólo para organizar su campaña de regreso a la poltrona, que diría García.
En unas elecciones en las que sólo votan ciento cuarenta personas, la campaña puede llegar a ser extraordinariamente persuasiva. De uno en uno, negociando el voto. En ausencia de Rocha, y con el fantasma de Rubiales recluido en Granada, el anfitrión de la final mañana será Rafael del Amo en su condición de fijo discontinuo.
La campaña en Euskadi promete poco
De la otra competición que ya está en marcha, la del nuevo Parlamento del País Vasco, la campaña promete. Poco. El extraordinario carisma que vienen acreditando los candidatos, y la agotadora presencia de sus mentores en todo tipo de actos, promete disparar hasta extremos nunca vistos la pasión de los votantes por los mítines, los programas, las promesas y las ocurrencias. Para ser las elecciones más disputadas de los últimos tiempos -eso dicen las encuestas-, para estar en juego nada menos que la continuidad del PNV como sumo oficiante del gobierno vasco, la prioridad de todos los partidos en los próximos quince días es que los votantes se interesen al menos por conocer quiénes son sus candidatos.
Menos mal que va para allá Zapatero como revulsivo y dinamizador de campañas siempre que no sean gallegas. Hoy mismo se planta allí ya Feijóo, el primer día, en aliento de Javier de Andrés que, a diferencia de Alejandro Fernández en Cataluña, sí es el candidato que él quería. Podemos y Sumar asomarán la cabeza todo lo que puedan para evitar que se consume la previsión demoscópica y Bildu se los meriende a los dos de una tacada. Y el PNV predicará la apuesta de futuro que supone encomendarse a quien lleva gobernando cuarenta años -si al PP le funcionó en Galicia, por qué no le va a funcionar al PNV en Euskadi-.
En campaña no toca hablar de las coincidencias con Bildu
Galicia, el País Vasco, Castilla y León, Madrid, Murcia son regiones en las que casi siempre gobiernan los mismos. Y a diferencia de Galicia, donde el PSOE se confió al Bloque para hacer posible el cambio (de izquierdas), en el País Vasco se confía a sí mismo la tarea de hacer posible que siga habiendo un gobierno de coalición con la derecha.
De aquí al 21 de abril no se va a escuchar en el Partido Socialista una sola voz que ensalce los méritos de Bildu como socio leal de Pedro Sánchez
De aquí al 21 de abril no se va a escuchar en el Partido Socialista una sola voz que ensalce los méritos de Bildu como socio leal de Pedro Sánchez en Madrid -el más leal de todos-; no se le va a escuchar una voz celebrando que ayuden a la gobernabilidad y que coincidan en tantísimas cuestiones con el grupo socialista de Patxi López, hermanados en la izquierda. Ahora toca desempolvar expresiones como ‘son el mismo lobo de siempre con piel de cordero’, gentileza de Eneko Andueza.
Ya comprobamos el lunes lo que sucede cuando se le pregunta al ministro Óscar Puente, por la defensa que hizo de lo progresista que era darle el gobierno de Pamplona a Bildu.
Ahora son el PSE y el PNV quienes subrayan el ADN de un partido como Sortu
Ahora no toca explicar lo injusto que es negarle a Bildu el gobierno, de izquierdas, para que siga gobernando la derecha. Y ahora no toca reclamar que se deje atrás el pasado y se celebre la reconversión de Otegi en un apacible líder socialdemócrata sino todo lo contrario: ahora son el PSE y el PNV quienes subrayan el ADN de un partido como Sortu. Aunque David Pla ya no lleve capucha y el candidato sea un tal Ochandiano.
La primera promesa de Andueza: no facilitará nunca el gobierno a Bildu
La primera promesa deAndueza, veintisiete años de militancia en el Partido Socialista de Euskadi -qué le vas a explicar que él no sepa sobre el papel de la izquierda abertzale- fue, en este programa, que no facilitará nunca el gobierno a Bildu. La primera dificultad de Andueza, hecha la promesa, fue convencer al público votante de que en el socialismo vasco aún tiene valor el compromiso, aún se cumplen las promesas, aún se respeta la palabra dada. ‘Yo sí cumplo’, nos dijo el líder socialista, ‘yo no cambio de opinión’. Y no hizo falta que dijera más porque todo quedó entendido.
La mano de Bildu en la ley de Memoria Democrática
Ocurre que al lobo que según Andueza sigue siendo Bildu fue a quien concedió el gobierno la baza de meter mano en la ley de la Memoria Democrática. Que pudiera cambiar este o aquel artículo era lo de menos. Lo de más era poder exhibirse como coautor de una ley que busca mantener viva la memoria sobre nuestra historia, precisamente ellos que tanto han contribuido a distorsionar la historia y alimentar el olvido.
La mano de Bildu, por pequeña que fuera, echó un borrón en la ley de Memoria y dio munición a quienes combatían la ley no por Bildu, o por su contenido, sino porque llevan años oponiéndose a algo tan justo como que las administraciones colaboren en la localización e identificación de los restos mortales de los desaparecidos en nuestra guerra.
Exhibirse como coautor de una ley que busca mantener viva la memoria sobre nuestra historia, precisamente ellos que tanto han contribuido a distorsionar la historia y alimentar el olvido
El PP le está pagando a Vox las letras pendientes de sus pactos -incluido el sabotaje a la ley estatal de Memoria Democrática- y Sánchez cree haber encontrado ahí una nueva palanca para su estrategia de siempre: presentarse como dique frente a la ola reaccionaria. O revisionista, como gusta de decir ahora. Ha estado toda la semana el gobierno queriendo que el asunto central de debate en España fueran dos leyes autonómicas sobre la Memoria, de dos gobiernos de PP y Vox. O tres, incluyendo a Aragón donde no hay ley sino derogación de la ley que había.
El gobierno español ejerciendo de oposición a gobiernos regionales españoles ¡en la ONU!
Empezó el ministro Torres el lunes haciendo saber que acudirá al Tribunal Constitucional, que es lo mismo que el gobierno le reprocha al PP que haga con las leyes que aprueban las Cortes, recurrirlas por sistema. Ayer dio un paso más la Moncloa, en vista de que el debate había arraigado poco, anunciando que combatirá estas leyes derechistas en la Unión Europea y hasta ¡en la ONU!
El gobierno español ejerciendo de oposición a gobiernos regionales españoles ¡en la ONU! Tanto dolerse de que el PP lleve la ley de amnistía a Bruselas y ahora es el gobierno el que lleva leyes regionales a Ginebra. No falla. Dime de qué acusas al adversario y te diré lo que tú acabarás haciendo.
Sánchez usó el Valle de los Caídos como estrategia propagandística
Yo aplaudí aquí la exhumación de Franco del Valle de los Caídos. La resignificación del edificio como memorial de todas las víctimas que causó la guerra civil. Y la identificación de los restos mortales de los allí sepultados para entregárselos a aquellas familias que hayan solicitado su exhumación.
Lástima que una iniciativa tan loable fuera ayer empañada por la utilización de la misma a mayor gloria del presidente y al servicio de la estrategia propagandística que para él es prioridad en este momento. El presidente no acudió ayer al Valle de los Caídos a interesarse por los trabajos de identificación de los huesos, acudió a grabarse un vídeo de sí mismo interesándose y entre huesos. Sin cámara que lo grabara no habría habido visita.
El presidente no acudió ayer al Valle de los Caídos a interesarse por los trabajos de identificación de los huesos, acudió a grabarse un vídeo de sí mismo interesándose y entre huesos
La recuperación y el estudio de los restos óseos de Cuelgamuros es un trabajo que se viene (se venía) realizando con discreción, como corresponde a una labor casi íntima que ha de tener presente, siempre, la sensibilidad que un asunto como éste tiene para las familias. El trabajo forense es reservado, es justo lo contrario a exhibirse embutido en un mono de plástico mientras una científica sostiene ante ti una calavera. No es eso, no es eso.
La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, que no es sospechosa de animadversión al gobierno en este asunto, se ha dolido por la actuación presidencial. Por su carácter electoralista y porque a los familiares no se les permite una visita como ésta.
Menos aún con una cámara encima para grabarlo todo. Al presidente, sí. Con camarógrafo de cabecera y filmación del servicio oficial de propaganda distribuida después a la prensa. Ir al Valle a hacerse un Nodo.