El viernes pasado le propuse a Felipe González mantener una conversación, en este programa, con José Luis Rodríguez Zapatero. Son conocidas sus posiciones coincidentes en muchos asuntos y, sobre todo, son conocidas sus discrepancias en cuestiones tan actuales, y relevantes, para la situación de nuestro país como la amnistía, la relación con los independentismos, las negociaciones en Suiza con Puigdemont, los resultados electorales del Partido Socialista, la ausencia de Presupuestos Generales del Estado de este año o la manera en que funcionan hoy los órganos internos del Partido Socialista.
En materia internacional también es sabido que coinciden en su postura sobre algunos dirigentes, los dos prefieren a Biden antes que a Trump, por ejemplo, y difieren en su opinión sobre Nicolás Maduro, López Obrador o Cristina Fernández de Kirchner, por citar otros ejemplos.
Le planteé al ex presidente González que me parecería saludable, y enriquecedor, poder contrastar formas distintas, desde la izquierda, de ver los mismos fenómenos. Y él, respondió. 'Por mi parte, sin duda'. Publicó el diario El Mundo el viernes, después de esta respuesta, que la disposición de González había sorprendido a muchos (muchos que no esperaban que Felipe estuviera por sentarse mano a mano con Zapatero, entiendo).
Como le dije en directo a González, lo siguiente sería informar a Zapatero y preguntarle si él también se animaba.
La respuesta del expresidente Zapatero
Bien, a esta hora de la mañana del lunes puedo ya contarles cuál es la respuesta del presidente Zapatero a mi invitación.
Un momento, un momento. Antes de desvelar si sí o si no, aclaro que la idea no es hacer un cara a cara (cara a cara de perro, digamos), ni que uno ejerza de abogado defensor de Pedro Sánchez y el otro de fiscal general. Bueno, lo de fiscal general no es lo más acertado porque, de un tiempo a esta parte, el fiscal general coincide en todo con el presidente del gobierno.
Pero la idea se entiende: no es un juicio sumarísimo sobre el actual presidente y tampoco un debate entre los otros dos gobernantes socialistas que ha tenido España. Es una conversación, como la que ellos mismos tienen a veces, en distintos foros, con Mariano Rajoy o con José María Aznar. Si pueden conversar en público un ex presidente socialista y uno del PP, o dos del PP, por qué no van a poder hacerlo los dos ex presidentes socialistas.
Bueno, la respuesta de Rodríguez Zapatero a mi invitación ha sido...
Un momento, un momento. Sólo una cosa más antes de resolver la intriga. Zapatero siempre ha tenido un trato cordial y educado con este programa. González, también. Cuando han sido invitados y han podido venir, han venido. Y cuando han dicho que no podían entiendo que es porque, en verdad, no podían. Siempre he tenido la impresión de que ninguno de los dos rehúyen el intercambio educado, y democrático, de opiniones.
Sí, ya voy. Ya voy, que tampoco es cuestión de echar en esto la mañana.
Rodríguez Zapatero ha dicho NO. Me dice el ex presidente que su forma de entender el compromiso con el Partido Socialista le lleva a no polemizar con compañeros y menos aún con quien comparte la doble condición de ex secretario general y expresidente del gobierno. Por ello, declina la amable invitación.
El rey Felipe visita las tres repúblicas bálticas
Antes de que Finlandia ingresara en la Otan hace un año, las tres naciones de la Alianza que más temían a la bota de Putin eran Estonia, Letonia y Lituania. Son tres pero siempre se las cita de corrido, las tres repúblicas bálticas.
De las tres se apropió la Unión Soviética, las tres se proclamaron independientes el año siguiente a la caída del muro, las tres tienen frontera con Rusia y las tres tienen una relación tensa con la Rusia de Putin y con su socio Bielorrusia. Las tres repúblicas llevan veinte años en la Otan.
El rey Felipe está de visita ayer, hoy y mañana, en las tres repúblicas bálticas. España, que también es Otan, participa en el refuerzo militar de esta región y el mensaje que lleva el jefe de nuestro Estado, que es el mismo mensaje del gobierno, claro, es que pueden contar con nosotros. Aunque estemos al otro extremo de Europa, dijo anoche el rey. Y podría haber añadido: 'Y aunque la percepción del peligro de una invasión rusa de la Unión Europea sea para los españoles mucho más tenue que para los estonios, o los letones o los lituanos'.
Hay militares españoles trabajando en las tres naciones y el viaje del rey incluye este aliento a nuestras fuerzas armadas, pero por encima de eso es un viaje oficial que reafirma los compromisos que el Estado español tiene adquiridos con sus aliados y que viene a recordarnos que la guerra de Ucrania sigue ahí, que la invasión rusa sigue adelante y que el horizonte inmediato de la Unión Europea, y de España dentro de la Unión Europea, debe contar con este factor de desestabilización que se llama Putin.
Al viaje del rey se sumará mañana la ministra de Defensa.
Ayer y hoy la presencia del gobierno en la delegación española ha sido ninguna. No porque se pretendiera dejar solo al monarca sino porque causó baja el sábado el Jefe del Estado Mayor de la Defensa, que era quien iba a acompañarle los tres días pero que no ha podido hacerlo por cuestiones de salud. El Jemad es secretario de Estado y forma parte, por tanto, de la estructura de gobierno. Bien es verdad que ministro no es. Y que lo habitual es que allí donde está el rey haya un ministro a su lado. El País, poco sospechoso de animadversión al gobierno actual, ha publicado que la ausencia de ministros en un viaje internacional es una anomalía que no tiene precedentes. Y que la presencia, mañana, último día, de la ministra Robles trata de subsanar la anomalía. Insisto: lo dice El País.
El domingo votarán los franceses su nuevo Parlamento
La última encuesta publicada dice que superará el 35% el partido de la señora Le Pen, aquella que quince días antes de que Putin invadiera Ucrania aún salía en su defensa para rechazar semejante intoxicación: era propaganda de la Otan eso de que el ruso planeara meter sus tanques por el Donbás y por Bielorrusia.
Tiene declarado Le Pen que hay dos dirigentes mundiales que encarnan los principios en los que ella cree: uno de Vladimir Putin. El otro es Donald Trump. Putin se ha perpetuado en el Kremlin. Trump podría regresar dentro de seis meses a la Casa Blanca.