EL MONÓLOGO DE ALSINA

El monólogo de Alsina: Debutantes en Calahorra

Les voy a decir una cosa.

Los actores de teatro dicen que el día que peor lo pasan es cuando debutan en una ciudad en la que nunca habían actuado. Y yo hoy me siento debutante. Porque es la primera vez que estrenamos en el Ideal y en esta ciudad: Calahorra.

ondacero.es

Calahorra (La Rioja) | 03.04.2014 20:19

Cómo hemos tardado tanto en venir a Calahorra, me pregunto. Fijaos si hemos tradado, que ya no está de alcalde Pagola. Que esto me ha sorprendido, porque Pagola llevaba de alcalde ni se sabe. Cuando tomó posesión por primera vez se acercó a felicitarle Quintiliano, que aún estaba en activo. Quintiliano era un maestro de la oratoria, le dijo al alcalde: “Ave, Pagolus, que lo superficial no te distraiga de lo necesario”. Y ha estado el alcalde dándole vueltas a la frase hasta enero de este año. Que ha dejado paso al alcalde nuevo. Martinez Portillo. A él Quintiliano no le pudo decir nada porque lo habíais inmortalizado ya en piedra.

A mí los calagurritanos siempre me habéis parecido gente avispada, despierta. Porque lo normal es que una ciudad tenga un patrón y unas fiestas patronales. Pero vosotros tenéis dos, una en invierno y otra en verano. San Emeterio y San Caledonio. Hermanos y mártires. Aquí lo de “eliminar duplicidades” como que no lo manejáis. Dices: para qué. Ya que estamos fastiados, por lo menos nos divertimos. Si ahora el zurracapote sale baratísimo porque están todos los precios de los productos por los suelos.

La inflación, que ahora es un problema porque está demasiado baja. Es una de las noticias del día. La inflación chuchurría que tenemos en Europa y el inflador que se resiste a agarrar Mario Draghi para hacerla engordar un poco. Sé que estáis al tanto de la noticia porque la veníais comentando todos camino del teatro:

-       ¿Y a ti qué te parece la política de flexibilización cuantitativa?

-       Yo siempre he sido muy del relajamiento monetario, bien lo sabes.

Mario Draghi, como en Calahorra todo el mundo sabe, es el señor italiano que gobierna el Banco Central Europeo. Y que, para ser italiano, aguanta bastante en el mismo cargo. Y esto de la inflación vamos a tener que explicarlo luego bien porque nuestro primer pensamiento, como consumidores que somos, es: cuanto más bajen los precios, pues mejor, más cosas me compro con el mismo sueldo.

Como la esperanza de que nos suban el sueldo ya la hemos perdido, pues oye, que bajen los precios que bajen. Pero ahí aparecen los economistas, con cara de alarma, y dicen: cuidao cuidao, que ahora la tenemos demasiado baja, que ha caído otras dos décimas en marzo, que eso no es inflación, es flacidez. Y se ponen a darle caña a Draghi para que la levante un poco. Quedaos con esta idea ahora que no nos oyen los economistas: “Economista es aquella persona que le buscan las vueltas a las cosas para que lo que parece bueno sea malo y lo que parece malo, en efecto, lo sea”.

Precios bajos, ¿qué problema es ese? Pues mira, imagina que tú tienes una peluquería. Yo paso por delante el lunes y veo que me cobras 50 euros por cortarme el pelo. Digo: venga, mañana vengo. Pero el martes voy y pone que cobras 49 euros. Digo: me espero miércoles. Y el miércoles, 48 euros. Pues yo digo: me sigo esperando. A ver si a base de bajar y bajar acabas pagándome tú a mi por peinarme. Resultado, que tú no ves entrar a un cliente y que yo acabo teniendo una melena que me confunden con Mario Vaquerizo.

Esto es lo que explican los expertos: la gente no se decide a consumir, las empresas flaquean y la recuperación -recuperacioncilla ésta que tenemos ahora- se esfuma. Y luego, segundo efecto que incomoda al gobierno, que para la deuda pública una inflación cortita eso un mal negocio. ¿Por qué? Porque cuando los precios suben un poco, despacito, es que la actividad económica va a más y el gobierno también recauda más, aunque sólo sea porque el IVA es un porcentaje sobre el precio del producto. Los ingresos aumentan, el PIB crece, pero la deuda que tú tenías sigue siendo la misma.

Imagina que tú le debes a un amigo 10.000 euros. Y que tú, que eres el Estado, cobras un 21 % de lo que venda tu prima en una tienda que tiene. Dices: pero si la tienda es suya. Ya, pero tú eres Montoro. Si vende una vajilla de 1000 euros, 210 para ti. Si sube el precio y la vende a 1100, 231 para ti. Cuanto más caro venda ella, mejor para ti. ¿Y tu deuda cuál es? Siempre la misma, los 10.000. ¿Te interesa o no te interesa que suban un poco los precios? Tienes más, debes lo mismo, oye, es como si debieras menos. Por eso si los precios no suben, te rebotas. Y le recuerdas al señor Draghi que su trabajo es tener una inflación no desmedida pero sí lozana.

De esto va el asunto. Quieren que Draghi tome medidas para que los precios suban un poco. ¿Cuándo suelen subir los precios? Cuando hay más dinero disponible. Cuando a los bancos les interesa más moverlo que tenerlo quieto. Ahora mismo a los bancos les interesa tener guardado dinero en el BCE porque les rinde, aunque sea poco. La idea es en lugar de pagarles por tenerlo allí depositado, cobrarles, para que se lo lleven y os lo presten a vosotros. Pero a Draghi le pasa lo mismo que a Rajoy, que cuanto más le aprietan para que haga algo, menos ganas tiene de hacerlo.

Por eso hoy, medidas no ha anunciado. Ah, pero ha dicho que si hay que tomarlas, las tomará. Que esto dicho por Draghi resulta que es muy importante. Tanto que, sólo con decirlo, la bolsa está hoy que se sale. A Rajoy con lo que le están insistiendo es con lo del candidato a las europeas. Este concurso que tenía abierto el PP y cuyo premio es ser un cartel electoral, el gran premio de dedazo de primavera. No digáis que no estábais deseandito saberlo porque España ha pasado estas últimas semanas en un sinvivir. Ibas al mercado y en lugar de escuchar “el último, ¿por favor?” escuchabas “¿pero se sabe ya quién es, se sabe?” En la consulta del médico, los pacientes no decían: “doctor, ¿qué tengo?” sino “doctor, ¿quién va a ser?” Arriesgándose a que le médico les multara por hacer un mal uso de la sanidad pública.

Sabiendo que estamos todos a la espera, el césar, o sea, Rajoy, ha rizado el rizo de la guasa al decir que, en realidad, él no está muy pendiente de este asunto. Y que un día de estos el partido decidirá. O sea, que se ha puesto ya en modo choteo. Cuanto más preguntéis, menos diré. Y así seguimos, sin resolver los grandes misterios de nuestro tiempo: quién será el candidato del PP, donde estará el avión de Malasia, cómo se cumple una prisión incondicional sin moverse de casa.

Esto también es novedad de hoy: el juez Ismael Moreno ha decretado prisión incondicional para este etarra que se llama Bolinaga, que fue el secuestrador de Ortega Lara, por matar a un guardia civil en el año 86. Pero como a Bolinaga lo sacaron de la cárcel hace casi dos años porque se iba a morir, pues el juez decreta prisión domiciliaria. Es una medida infrecuente, pero ahí está. Más que razones jurídicas el juez debe de tener razones humanitarias: como este individuo está tan mayor y tan enfermo y resulta que se pasa el día saliendo de parranda a tomar chiquitos por el pueblo, pues oye, por su bien que se quede en casa reposando, y dándole una vuelta a todo lo que hizo. En casa y sin moverse de ahí. Él por lo menos tiene sofá, cosa que no tenía Ortega Laga en el zulo.

Del avión de Malasia me temo que no tenemos novedades. La verdad es que han sido unas semanas extrañas. En Malasia no aparece un avión que existía y en Canarias aparece uno que no existía. Qué historia. “Mira, un avión en el mar”. “Será de Ryanair, seguro. Tanto recortar en combustible, han acabado nadando”. El problema, conociendo cómo somos en España, es lo que va a pasar ahora el día que de verdad aterrice un avión en el mar. Que dirá el controlador: “Oye, ¿aquello no es un avión?” “No, hombre, no, eso será un remolcador que, desde lejos engaña”. “Ya, pero es que está a cincuenta metros, tiene alas y pone Iberia“. Y el jefe: “¿Qué quieres, que toda España se ría de nosotros? Déjalo estar que ya llegará él solo a puerto”. Y el piloto: “Mayday, mayday, no soy un barco, repito, no soy un barco”.

Aquí metes la pata una vez y ya estás escarmentado para siempre. Mira lo que le ha pasado a Montoro con Cáritas. Ese hombre no vuelve a decir ni media palabra sobre la organización caritativa. Tú tienes que elegir, en una pelea, entre Montoro y Cáritas, ¿y con quién vas? ¿Y cuánto tardas en decidirlo? Es simple: Cáritas cae simpática. Montoro...es el ministro de Hacienda. No escucharás a nadie decir “cómo me gusta Montoro, cómo me gusta”. Y cuánto bien hace a los más necesitados.

Bueno, que tenemos que hablar de Calahorra, de la Semana Santa, de las jornadas de la verdura y de Quintiliano.

Gracias por haber venido. Bienvenidos.