EL MONÓLOGO DE ALSINA

El monólogo de Alsina: Qué más dará si Pablo y Tania conviven o no cuando aquí de lo que se trata es de si se está muriendo Izquierda Unida

Les voy a decir una cosa.

Hace muy bien Pablo Iglesias en no hacerle ni puñetero caso al rumore rumore sobre si Tania y él siguen juntos o lo han dejado. Qué más dará si conviven o no, por qué habría de importar si son o dejan de ser pareja.

ondacero.es

Madrid | 05.02.2015 20:18

Plantear esta pregunta en el país del Tómbola y el Sálvame puede parecer anatema, de manera que planteémosla de nuevo: qué más dará. Como dijo Iglesias en el único episodio de autocrítica pública que se le recuerda (permítase la broma), “el primer pecado de Tania Sánchez es ser mi novia”. En aquella noche salvaje de entrevista en La Sexta les dijo Iglesias a Rubén Amón y a Lucía Méndez después de darles jabón: “Estoy seguro de que ninguno de los dos escribiríais un artículo para hacer daño a alguien utilizando su relación personal”. Bueno, yo estoy seguro de que ninguno de los dos escribiría un artículo con la intención premeditada de hacerle daño a alguien, ya está, cosa distinta es que luego alguien pueda dolerse de lo que el artículo dice.

Que dos dirigentes políticos sean pareja carece de la menor relevancia, salvo que esa relación afectiva tenga alguna consecuencia política. Cuando Gallardón fichó a Ana Botella para su lista de Madrid resultó difícil no tener presente que el fichaje en cuestión estaba casado con el presidente del gobierno. Si el vínculo afectivo -la relación sentimental se dice, ¿no?— si ese vínculo entre dos personas que están en política se ignora, es más cómodo para ambos porque nadie se lo plantea. Pero una vez que ese vínculo es conocido, y por más que sea cierto que ese aspecto de su vida es cosa de ellos dos y punto, resulta inevitable que esté presente en las lecturas que se hacen de sus respectivos movimientos.

Dices Ana Botella y piensas en Aznar, como muchos años antes decías Carmen Romero y pensabas en Felipe González y como todavía hoy dices Marta Ferrusola y piensas en Jordi Pujol. Eh, que Marta Ferrusola no ha estado nunca en política. ¿Ah, no? ¡Vaya que no!Es injusto, sobre todo para las señoras, que se atribuya su carrera política a la carrera previa de sus maridos, pero no tiene nada de machista que al marido se le pregunte por presuntos escándalo que afectan a su mujer, sobre todo si pertenecen a partidos políticos distintos y siendo costumbre muy asentada en España que al dirigente del partido A se le pregunte por lo que hace el dirigente del partido B.

Puede que a TaniaSánchez, como ha dicho tantas veces Iglesias, le hayan buscado las vueltas por ser su novia, pero de nuevo habrá que recordar estas dos cosas: que el hecho de que quieran perjudicarte difundiendo un asunto (una adjudicación a la empresa de tu hermano, por ejemplo) no supone necesariamente que el asunto sea falso, y que todo lo que ha salido a la luz sobre la concejal Sánchez, como ella sabe, ha venido de dentro, fuego amigo del sector de IU opuesto al suyo. A por Sánchez Melero han ido algunos creyendo que así perjudicaban a Pablo Iglesias, absurdo negarlo.

Pero a por Sánchez Melero ha ido otros creyendo que así salvaban Izquierda Unida, conviene no olvidar tampoco esto. Qué más dará si Pablo y Tania conviven o no cuando aquí de lo que se trata es de si se está muriendo Izquierda Unida. Y si es en términos estrictamente políticos como tiene que leerse este titular de hoy que dice que Pablo Iglesias le ha tendido la mano a Tania Sánchez. ¿Para sacarla de algún bache? No. Para que sea Podemos su nuevo hogar político. Para que sea Podemos el vehículo que ella, y otros como ella que dan por amortizada a IU, elijan como vía más lógica y más directa para sobrepasar al PSOE y tratar de tú a tú al Partido Popular en las próximas elecciones.

Tania Sánchez, admítanlo los reacios, fue durante muchas semanas para los críticos de Podemos (fue sólo)la novia de Iglesias que él tenía de infiltrada en IU -como si Pablo durmiera no con una mujer sino con un caballo, de Troya—. Fijarse en su labor como concejal de Rivas llegó luego, cuando aquellos que en IU la veían también como un caballo empezaron a sacar información incómoda para boicotear su candidatura a las autonómicas. Pero Tania Sánchez, para entonces, ya era a los ojos de muchos militantes de IU (y decir “a los ojos” tiene todo el sentido porque en la televisión, en las tertulias, donde la han descubierto y la han seguido) ya era el relevo generacional necesario para los Ángel Pérez y los Gregorio Gordo, el grupo que ha liderado IU en Madrid los últimos años (muchos años) con resultados electorales poco prometedores.

Fueron los afiliados y simpatizantes de IU, éste es el dato más incómodo para el aparato, quienes auparon a la señora Sánchez a la condición de cabeza de lista (en la práctica, lideresa de aquí a las elecciones), y lo decidieron así los militantes sabiéndolo todo: sabiendo de los episodios chungos en el ayuntamiento de Rivas, sabiendo de su deseo de concurrir con otras formaciones, empezando por Podemos, a las elecciones autonómicas y sabiendo, claro, que era la novia de Pablo Iglesias. Sabiendo todo eso, ganó. Éste es el gran problema que hoy tiene Izquierda Unida en Madrid. Que se ha borrado de la lista, y de la coalición, la candidata que eligieron los afiliados, para empezar a apuntarse a la lista, o la coalición que se forme, en torno a Podemos.

La dirección de IU Madrid puede resucitar ahora las sospechas que en su momento hizo circular sobre simpatizantes de nuevo cuño que se habían acercado a IU sólo para votar en las primarias y coronar a Tania (pueden impugnar o enterrar su propio proceso de elegir candidatos), puede, como ha hecho hoy Angel Pérez, diferenciar candidatura de aparato y subrayar que la primera no es quién para suplantar a la segunda), puede hacer muchas cosas presentando todo el tiempo a la fugada como un caballo (de Troya), pero al final del día habrá de plantearse el fondo del problema que tiene planteado: cómo respira hoy su militancia y sus votantes en potencia, qué desean, si siglas diferenciadas y competencia por el voto, o convergencia con Podemos. Máxime cuando el candidato que van a presentar a las elecciones generales (de facto, el nuevo líder) se llama Alberto Garzón y está por esto último, una syriza española que lleve dentro todos los partidos y organizaciones sociales que haga falta. Dicho de otro modo, cómo resuelve IU su aguda bicefalia (aparato de un lado, candidatos de otro) que lo es no sólo en nombres sino en estrategias para adelantar al PSOE y, si es posible, ganar a los populares.

Nunca los sondeos habían reflejado tanto votante a la izquierda del PSOE sin que IU reciba apenas ninguno de esos nuevos votos. Si lo natural —así lo entienden ya todos los partidos españoles menos uno— es preguntarle a los afiliados qué candidatos quieren, es hora de plantearse si no habrá que consultarles también en urnas si quieren competencia con Podemos o convergencia. Aquel Cayo Lara que en mayo decía a quien quisiera escucharle que estos chicos de Podemos eran unos teóricos que aún no se habían enterado de cómo se hace la política (el educado desdén con el que hablaba de ellos) habrá asumido ya a estas alturas que quien no se estaba enterando de lo que se cocía en la izquierda era él. Y que el hecho de ser máximo responsable no garantiza que tu criterio, ante fenómenos nuevos, coincida con el de tus militantes. También se puso bravo Cayo Lara contra Pedro Escobar el día que éste dejó gobernar a Monago en Extremadura y cuando se le preguntó a la militancia resultó que le parecía estupendo.

Claro que Podemos aspira a engullir Izquierda Unida, como aspira a noquear al PSOE y como el propio PSOE aspiró a comerse toda la izquierda (y engulló bastante, como recordará Diego López Garrido y como nunca podrá olvidar Gaspar Llamazares, el líder que llevó IU a su peor resultado en beneficio del PSOE zapaterista). La cuestión es si IU tiene músculo político para evitar una absorción o si es, justo por evitar la fusión de siglas, por lo que acaba siendo engullida.