OPINIÓN

Monólogo de Alsina: La vida rota de Josua Alonso, huérfano de la violencia doméstica

Y de todo esto que les estamos contando hoy, ¿qué quedará dentro de un año? ¿Qué habrá sido de estas personas de las que hoy hablamos?

ondacero.es

Madrid | 08.05.2018 07:46

Hay personas que están todos los días en las noticias. Los políticos, sobre todo. Si eres Rajoy, no es que estés todos los días, es que estás toda la vida. De cargo en cargo.

Pero hay otras personas, corrientes, cuyo nombre suena mucho durante un día, a lo sumo dos, y luego ya no vuelve aparecer nunca. Personas que salieron en las noticias porque algo —casi siempre malo— les sucedió y que después siguieron —como pudieron— con sus vidas.

Asomarse, un año después, a la vida de una familia rota es escuchar testimonios como éste que ayer retumbó calladamente en el Senado.

Josua Alonso. La madre se llamaba María José. En casa siempre la llamaron Sesé. El hombre que la mató era Emilio, el marido del que se estaba separando.

Su historia apareció en los medios el veintidós de febrero del año pasado. En Chapela, Pontevedra, se había producido una explosión. Los bomberos habían encontrado dentro de una casa dos cadáveres. Una mujer y un hombre. María José y Emilio. La pareja.

Aquel día salió en los informativos el delegado del gobierno. Contando que los investigadores sospechaban que aquello era un asesinato.

Aquel día salieron en los informativos los vecinos, diciendo esto que dicen los vecinos discretos, que no sabían que la pareja estuviera en problemas.

El niño de ocho años, hijo de Emilio y de Sesé, es el crío del que se ha hecho cargo Josua, su hermano mayor, hermano por parte de madre.

Josua Alonso acudió ayer al Senado, invitado por la Fundación Mujeres, a contar su historia. No la historia de aquel día en que un criminal rompió para siempre su vida, sino la historia que hoy continúa. La historia de un chaval que se ve abocado a hacerse cargo de una familia, una casa y una infinidad de gestiones.

Tiene veinticinco años. Huérfano de madre porque un hombre la mató. Con un hermano pequeño que no tiene ni madre ni padre porque el padre fue ese hombre que mató.

En el Senado, ayer, no se escuchó sólo este dato que dice que la pensión de ese crío no alcanza los doscientos euros. Se escuchó, en boca de Josua, un severo reproche a los medios de comunicación.

A los medios de comunicación, por hurgar con la coartada de informar, y a los dirigentes políticos, porque su atención por historias como ésta dura lo que dura su presencia en los telediarios.

Y entonces, ¿para qué están?

Huérfanos de la violencia doméstica. Vidas rotas, vidas reconstruidas, vidas de jóvenes corrientes que siguen estando ahí cuando el foco del interés pasajero de la sociedad se apaga.

Y ahora ya, si quieren, iniciando este octavo día del mes de mayo, ahora ya, si quieren, les cuento lo del CIS, lo de Pío Pío, Rajoy se encomienda a Pío, lo de Junqueras fumando en pipa en prisión y lo de Angel Gabilondo.

Ángel Gabilondo es el portavoz del PSOE en el Parlamento autonómico de Madrid. Un hombre apacible, reflexivo, sosegado. Lo que le cuesta a Gabilondo subir el tono, ¿verdad? Lo hablamos con él el día que estuvo aquí. Hay gente en el PSOE que le reprocha que sea muy blando. En otros partidos también lo piensan, pero no se lo reprochan. Por eso es tan inusual que Gabilondo haga una declaración tan dura como ésta de ayer. Sobre Ciudadanos y su intención de hacer presidente de Madrid al suplente de Cifuentes, Ángel Garrido.

¿Ven como va endureciendo el verbo, no? Ciudadanos es la llave, es el recambio, el equipo de mantenimiento, ¡la caja de herramientas del PP! Oiga, tratándose de Ángel Gabilondo, esto es casi casi tono bronco.

Bueno, hoy sabremos cómo le ha afectado al PP en toda España —a su intención de voto medida por el CIS— el serial madrileño de las pequeñas grandes mentiras. El máster de Cifuentes, el examen que nunca existió y el intento del partido popular madrileño de darle la vuelta al caso señalando a un profesor de la universidad Rey Juan Carlos como agente encubierto dePedro Sánchez y persona obsesionada con Cifuentes al modo de los psicópatas.

El profesor filtrador al modo de los psicópatas. El hombre que lideró este intento de salvar a Cifuentes empapelando al profesor va a convertirse la próxima semana en el nuevo presidente de la Comunidad Autónoma Madrileña.

Rajoy escogió como sustituto de Cifuentes a quien ya la había sustituido. Dices: marianismo puro, corre el escalafón y sin sorpresas. Pues no se lo crean. La esencia del marianismo es demostrar que sólo el líder supremo conoce sus cábalas y sus designios. Por eso proliferan las quinielas y por eso hizo saber Maillo en este programa que el nombre del siguiente-a-Cifuentes lo elegiría Rajoy, no esta cosa pequeñita y desarbolada del PP madrileño. Escogió el presidente hacer de la interinidad virtud y dejar de encargado a Garrido para el año que queda. Eso, en el gobierno de Madrid, del que sólo se espera que se vaya extinguiendo sin protagonizar escándalos. En el partido, que es donde va a estar de verdad la merienda, coloca Rajoy a Pío García Escudero. O re-coloca, porque ya estuvo en ese mismo puesto hace ahora veinte años. La renovación del partido que encarnaba Cifuentes desemboca en el regreso a principios de siglo.

Ciudadanos bendice la investidura de Garrido porque le ha pedido los antecedentes de penales y está limpio. Ni imputaciones pendientes ni imputaciones a la vista. Con eso nos vale, dice Rivera, expectante ante un CIS que sale hoy y que puede colocarle en la segunda plaza, incluso en la primera. El PSOE dice que este Garrido "es más de lo mismo", una fotocopia de Cifuentes. Hombre, ya. Los dos son del PP, los dos iban en la misma lista, los dos formaban parte del mismo gobierno. Suele suceder con las listas de los partidos. Los integrantes suelen serlo porque los eligió a su gusto el cabeza de lista y están hechos a su medida. La excepción es Manuela Carmena, es verdad, y así le ha ido.