Monólogo de Alsina: "El alcalde de Blanes no se explicaba mal; piensa de verdad que los catalanes son diferentes"
A mí me pasa lo que a usted. Seguramente usted, salvo que sea vecino de Blanes, no había oído hablar nunca, hasta ayer, del señor Lupiáñez. Miquel Lupiáñez. Alcalde de esta localidad gerundense, cuarenta mil habitantes, desde hace dos años gracias al pacto que alcanzó con lo que entonces era Convergencia i Unió. Socialista de toda la vida, sostiene él, y decidido a votar no a la independencia en el referéndum ilegal (si es que llega a haberlo) del primero de octubre.
Yo nunca había hablado con Lupiáñez. Y admito que mi primera impresión al escucharle ayer fue que se explicaba fatal. Esto de que el referéndum puede ser ilegal pero poner las urnas es sólo falta administrativa.
Al principio pensé que se explicaba mal. Después ya no. A medida que fue soltándose en sus reflexiones la impresión fue la contraria, que estaba explicando bastante bien lo que tiene en la cabeza. Y lo que tiene en la cabeza es que Cataluña tiene derecho de autodeterminación y que el resto de España no tiene nada que decir sobre la definición territorial del país.
Esto se llama derecho de autodeterminación. Y que se sepa, el partido del señor Lupiáñez no lo reconoce. Pero además lo que tiene en la cabeza el alcalde que se dice socialista de toda la vida es que los catalanes son distintos al resto de los españoles. Por sus valores y su actitud ante la vida, su grado de compromiso, su deseo de avanzar. La disquisición del señor alcalde sobre la diferencia entre tener nivel de vida y tener calidad de vida.
Y de propina, su anuncio de que él irá a votar al referéndum ilegal aunque le echen del partido. Antes la autodeterminación que la militancia socialista.
Bueno, esto fue ayer a las nueve de la mañana. Y se lió una buena con el de Blanes.
Dirigentes socialistas que estaban escuchando este programa no daban crédito. Han pasado 24 horas y siguen sin darlo. "Estoy ojiplático, flipando, dime que no es cierto", fueron algunas de los mensajes que ayer circularon de móvil en móvil.
Al portavoz del PSOE, Óscar Puente, le tocaba ayer su segunda corrida con picadores. Ante la prensa. La semana pasada fue la plurinacionalidad a la manera boliviana (gentileza de Lastra) y ayer tocaba esta otra de votar en el reférendum ilegal porque somos daneses, no magrebíes.
No le parece reprochable que participen en un referéndum ilegal, sólo que contribuyan con medios municipales a que se celebre. Oye, si es a título individual… Claro. Si mañana sale Sánchez diciendo que él también votará, pero a título individual, porque el PSOE cree que organizar ese referéndum es un delito, qué le íbamos a poder reprochar a Sánchez. Dice usted: pues apoyar con su participación la convocatoria ilegal. Hombre, ya, pero como lo hace a título personal.
La posición del PSOE, por tanto, queda establecida en estos términos: usted puede apoyar a quien delinque siempre que no le preste su casa para hacerlo. Está bien que las posiciones vayan quedando claras.
Segundo toro, lo de Nuria Parlón. Que no votará en el referéndum y no cree que deba celebrarse en estas condiciones pero que, caso de que el gobierno central se planteara aplicar el articulo 155 de la Constitución reclamaría ayuda a la comunidad internacional para impedirlo. Esto dijo la semana pasada. Pedir a los demás países que impidan al gobierno de la nación aplicar un artículo perfectamente constitucional. El planteamiento, de entrada, es chusco: no me imagino yo a Macron, o a la señora Merkel, atendiendo con fervor la petición y constituyéndose en grupo de presión para que Rajoy se quede quieto. Pero vaya usted a saber.
Sobre este asunto lo que responde el portavoz del PSOE es, primero, que la posición de Parlón es —-adivínenlo—, a titulo personal y, segundo, que el partido como tal lo que tiene es una postura, ¿cómo diríamos?, desiderativa. O sea, sin postura.
Lo de la postura a título personal es una coña marinera, entiéndame. No seré yo quien hable por los periodistas de Catalunya Radio, pero diría que si entrevistan a la señora Parlón es por lo que representa políticamente, no porque sepa mucho de arte contemoráneo o tengan los mismos gustos musicales. De ahora en adelante, cada vez que entrevistemos a un miembro de la ejecutiva del PSOE habremos de pedirle que matice en cada respuesta qué dice como dirigente del partido y qué a título personal. De sus dos personalidades, baron Ashler, cuál habla en cada respuesta, para no liarnos.
Pero esto es menos relevante que el hecho de que el segundo partido del país, ante la pregunta de dónde estaría si se llegara a plantear la aplicación del articulo 155 por la persistencia de Puigdemont en desatender sus obligaciones como presidente autonómico, responda que su postura es "ojalá no pase". Perdón pero, ¿qué postura es ésa? ¿En esto consiste la unidad de criterio con el gobierno para frenar la rebeldía independentista, en un ojalá no llegue? Ni con la aplicación ni contra ella, como si fuera Canadá y el Tratado de Libre Comercio. Abstención del PSOE.
Bárcenas mudito pero no del todo. Un par de veces sí quiso replicar, o le salió la vena replicante, ante los portavoces de los grupos que, exagerando el tono, pretendían ponerle en apuros incluso cuando no contestaba.
A Irene Montero le dijo Bárcenas que él no se ha personado en el caso de los discos duros destruidos por la dirección del PP porque no tiene dinero para tantos casos judiciales. Pero además de decir eso, añadió algo más sobre qué papel tiene el PP en el juicio Gürtel.
En el juicio de Gürtel el PP no tiene nada que temer. Otra cosa es en el juicio que llegará sobre los papeles, es decir, la financiación, la caja B. Otra cosa son los papeles, dijo Bárcenas.
Que en enganchón con Toni Cantó, decidido como estaba el diputado naranja a sacarle de sus casillas (según confeso él mismo anoche) llegó a afirmar también que lo que él declaró en su día no es que Rajoy recibiera sobresueldo y puros de su propia mano, la de Bárcenas, sino de la mano de Alvaro Lapuerta, no me tergiverse, señoría.