OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "El ministro Màxim Huerta tiene una condena por fraude fiscal y cabe pensar que Sánchez no lo sabía cuando le nombró"

Onda Cero adelanta a esta hora la noticia que va a publicar El Confidencial.

Un ministro del nuevo Gobierno de España está condenado por fraude fiscal.

Màxim Huerta, ministro de Cultura y Deporte, fue condenado el año pasado a pagar 243.000 euros a Hacienda por los impuestos que dejó de pagar en los ejercicios de 2006, 2007 y 2008, cuando trabajaba como presentador de televisión.

ondacero.es

Madrid |

El Tribunal Superior de Justicia de Madrid resolvió el año pasado contra Màxim Huerta, que había recurrido la decisión del llamado tribunal económico administrativo, un órgano de la administración ante el que los contribuyentes pueden recurrir cuando no comparten decisiones de la Agencia Tributaria. El Tribunal Superior entendió que Hacienda tenía razón al reclamar al escritor 243.000 euros de sanción, incluyendo recargo e intereses (como es costumbre en Hacienda) por los tres ejercicios fiscales mencionados. Huerta fue condenado a abonar también las costas del proceso.

Éste es el hecho, irrefutable: el ministro tiene una condena por fraude fiscal. Y cabe pensar que Pedro Sánchez no estaba enterado cuando procedió a su nombramiento. Hoy lo iremos sabiendo.

Déjenme que les explique cómo llegó Huerta a ser condenado.

Desde los años noventa era costumbre en muchos profesionales, artistas, periodistas de radio y televisión, crear una sociedad (una pequeña empresa) y facturar sus servicios a la compañía que los contrataba a través de esa sociedad. Cuando era presentador en TeleCinco, Huerta utilizó —como muchos otros profesionales— este sistema. La cadena, lo la productora del programa, pagaba a la sociedad del periodista y éste declaraba a Hacienda los ingresos, gastos y beneficios de esa sociedad. Pagaba el impuesto de sociedades que le correspondía. El procedimiento de la sociedad, perfectamente legal, permitía pagar menos que si uno declaraba sus ingresos como renta personal, es decir, IRPF. Por sociedades se pagaba menos que por IRPF. Y Hacienda, en aquel momento, no le veía ningún problema.

Con la llegada de Montoro al ministerio, en 2012, los criterios del fisco cambiaron. Lo que hasta entonces se consideraba correcto pasó a considerarse fraudulento. En las inspecciones abiertas a decenas de profesionales, entre ellos presentadores de televisión y radio, tertulianos, artistas, Hacienda estableció que los servicios profesionales debían tributarse como IRPF. Es decir, que si Máxim Huerta estaba contratado por ser Maxim Huerta, debía declarar como IRPF sus ingresos, por mucho que tuviera constituida una sociedad. Hacienda hizo sus inspecciones, calculó lo que esos profesionales habían dejado de pagar y comunicó sus sanciones. En la mayoría de los casos, los asesores fiscales de los afectados le discutieron al fisco sus nuevos criterios, pero la mayoría de los inspeccionados optaron por pagar lo que se les reclamaba y modificar, en adelante, su forma de funcionar conforme a los criterios nuevos de Hacienda.

Sólo algunos profesionales llevaron la discrepancia hasta el final y recurrieron las sanciones de Hacienda. Màxim Huerta fue uno de ellos. Los tribunales están dando la razón a Hacienda en casi todos los casos, lo que supone que aquellos que recurrieron, además de tener que pagar, arrastran ahora una condena judicial. Al avalar las sanciones de Hacienda, los tribunales están condenando por fraude fiscal a los contribuyentes afectados.

En el caso del ministro de Cultura existió, según el tribunal, fraude a Hacienda porque en tres años su sociedad ingresó casi 800.000 euros pero por IRPF él sólo tributó 22.000. No hubo delito fiscal, porque la cuantía fue muy inferior a los 120.000 euros defraudados por ejercicio, pero sí hubo fraude. Si Huerta, y su asesor fiscal imagino, hubiera aceptado la sanción, la hubiera abonado y se hubiera olvidado del asunto, esta condena nunca habría llegado. La sanción doy por hecho que la pagó porque tiene que pagarla todo el mundo, también el que la recurre. De tal manera que, a día de hoy, Màxim Huerta no tiene, seguramente (vamos a ver qué explicaciones da él), ningún asunto pendiente con Hacienda, estará al día de sus obligaciones. Pero en la mochila lleva una condena judicial. Y eso es lo que políticamente, hoy, va a tener relevancia.

Primer revés, primeras curvas, para el nuevo gobierno de Pedro Sánchez.

Siempre acaban apareciendo las curvas, ya lo dijimos hace dos semanas. Seis días después de tomar posesión, el ministro de Cultura se encuentra en una posición delicada.

¿Cómo están? Bienvenidos a una nueva mañana de radio. Del 13 de junio de 2018.

Emitimos hoy este programa desde la Fundación BBVA. Su sede en el centro de Madrid, que hoy recibe a los galartdonados de los Premios Fronteras del Conocimiento.

Como es tradición en Más de uno, celebramos hoy la mañana radiofónica del saber. Premios a la investigación, a la comunicación y a la creación cultural. El reconocimiento con el que cada año celebra la Fundación a profesionales que se han distinguido por llevar el conocimiento un poco más allá, los colonos, los pioneros de territorios inexplorados que le ganan terreno, le achican espacio, a nuestra gigantesca ignorancia sobre tantísimas materias.

En el día en que dos nombres propios acaparan los principales títulos en la prensa. Dos nombres:

• Uno, Lopetegui. En la España cambiante, esto tampoco había pasado nunca antes. En vísperas de empezar el Mundial de Rusia, el seleccionador nacional se confirma como el próximo entrenador del Real Madrid. Cuando termine con la roja, será blanco merengón. Y justo eso, que aún no ha terminado de dirigir a la roja, es lo que ha generado hondonadas de críticas al Madrid y al seleccionador.

• Dos, Urdangarin. El yerno de rey, cuñado de rey, marido de infanta que hoy hará historia, muy a su pesar, recogiendo en mano la notificación de un tribunal para que ingrese en prisión a cumplir su condena. Cuántas veces no habremos escuchado en los últimos años que todo esto nunca pasaría porque el sistema estaba blindado para que sucediera. Era imposible que la hija de un rey fuera investigada por la justicia, menos aún que la juzgaran, menos aún que su marido resultara condenado y menos aún que terminara convertido en el recluso Urdangarin. Pero como todo eso sucedió, aquellos que siempre negaron que pasara se agarran a lo que pueden para seguir afirmando que el sistema está blindado. La salmodia de ahora es que hubo trato de favor porque Urdangarin merecía mucha más condena y no la tuvo. Lo proclama la legión de juristas aficionados que habita debajo de las piedras.

A las siete hablábamos con David Noguera, presidente de Médicos sin fronteras. Sobre el viaje, obligado, que realiza el Aquarius rumbo al puerto de Valencia. "Obligado" porque el deseo de la ONG era que les dejaran desembarcar en Italia, como ha venido ocurriendo en los últimos meses. O en Malta, ese otro que prefiere que allí no desembarque nadie.

Los seiscientos rescatados vienen a España para ser recibidos aquí, atendidos y tratados. Ayer le preguntamos a Mónica Oltra en este programa si estas personas recibirían el estatus de inmigrantes o de refugiadas.

Ser refugiados garantiza que no sean devueltos a África y les permite también a ellos elegir dónde quieren instalarse.

Los medios vamos a ir contando estos días minuto a minuto cómo llegan, cómo bajan, quién les recibe, quién les atiende, qué médicos los examinan, qué ONG se ocupan, a dónde los trasladan. Es decir, lo mismo que lleva meses ocurriendo cada día en los puertos de Italia sin que, a fuerza de ser costumbre, le hayamos hecho aquí mucho caso. Que la decisión de Salvini de cerrar los puertos no nos haga olvidar a las decenas de miles de rescatados que Italia ha atendido con la misma buena voluntad con que ahora vamos a atender a los 629 del Aquarius en España.

Lo contamos ayer: a Italia están llegando cuatro Aquarius cada semana.

Ahora mismo, el Sea Watch alemán navega con 40 rescatados a bordo. 40 vivos y once cadáveres. Por ahora, no tiene autorización para desembarcar ni en Malta ni en Italia.