Monólogo de Alsina: "Es revelador que te tachen de podemizarte y respondas con el robo, la sinvergonzonería y el cara al sol"
A las nueve de la mañana estará aquí Jordi Évole para avanzarnos algo de lo que emitirá este domingo en su programa de La Sexta. Algo de lo que dice en su primera entrevista en televisión José Villarejo, comisario de policía retirado, muy admirado por el ex ministro Fernández Díaz, y al que se atribuye un papel relevante en la búsqueda de material con el que poder perjudicar a los líderes políticos independentistas —esto que se dio en llamar la operación Cataluña—, un papel relevante en la investigación (y filtración) de casos de presunta corrupción (reales o inventados), y un papel relevante en la llamada guerra de comisarios y las llamadas cloacas del Estado.
Villarejo, un policía que en ocasiones cruzaba —presuntamente— la línea del trabajo policial para hacer otras labores, de presión, de chantaje, de acumulación de información comprometedora con la que intentar librarse él de cualquier problema judicial. Y un tipo acostumbrado no a dar la cara en los medios sino a filtrar a periodistas con los que tiene relación informaciones que a veces son verdad, a veces mentira y, a veces, medias verdades que son medio mentira. Siempre buscando algún objetivo que no es el de satisfacer el derecho ciudadano a la información veraz. En ocasiones lo que busca es recibir otro tipo de información a cambio. En ocasiones, utilizar los medios para generar una tormenta política que le facilite a él seguir escarbando.
El comisario dice cosas en esta entrevista que van a irritar a unas cuantas personas. Sea cierto lo que dice o sea fábula. En cabeza de la lista de aludido --y a él no le va a extrañar-- está el director del CNI Sanz Roldán, a quien Villarejo culpa de todo lo malo que le está pasando ahora. Recuerden que está imputado por apuñalar, presuntamente, a la doctora Pinto, a la que habría dicho: "López Madrid quiere que cierres la boca" (esto "labor policial" no parece que pueda considerarse). Habla bien de Fernández Díaz y atribuye al enfrentamiento entre éste y el director del CNI la difusión de la grabación realizada en el despacho de éste que le dio la puntilla política a Fernández Díaz.
Pero hay otros nombres que menciona, y no para bien: Cosidó, que fue director general de la policía, y a quien atribuye la decisión de apartarle de la investigación sobre las pruebas que pudiera tener Bárcenas contra dirigentes el PP.
Cosidó, Sáenz de Santamaría, María Pico, Margarita Robles son algunos de los nombres políticos que aparecen a lo largo de la entrevista. Ayuso o Inda son algunos de los nombres de periodistas. Impacto, ya se lo anticipo, va a tener.
José Villarejo. Policía sin uniforme, encargado de misiones de ésas que no se cuentan, y hombre de enorme patrimonio, titular de numerosas empresas de las que, según él, nunca ha percibido un euro, y con espléndidas relaciones con algunos jueces, algunos fiscales y con Corinna.
Con el terremoto interno que provocó la abstención en la investidura, y ahora resulta que el PSOE ha decidido abstenerse siempre. En todo.
Sánchez no está ni a favor ni en contra del Tratado de Libre Comercio con Canadá. Ha ordenado a su grupo parlamentario que el día que haya que votarlo, ni sí ni no, que se abstenga. En público, es verdad, aún no se ha escuchado a Sánchez explicar las razones de esta nueva posición, o falta de posición, respecto del CETA. De hecho, hace mucho tiempo que Sánchez no se deja ver en rueda de prensa para explicar nada.
O comparte usted el Tratado porque cree que beneficia a la gente, o prefiere que nunca entre en vigor. Si es lo primero, lo lógico es votar "sí". Si es lo segundo, lo suyo es votar "no". Abstenerse no se sabe lo que es.
Pero los diputados tomarán nota de lo que toca hacer y lo harán tan disciplinadamente como siempre. Cabe pensar que si esta vez hubiera diputados díscolos la dirección lo asumiría sin represalias, dado que Margarrita Robles, y Cantera, fueron las primeras en defender la rebeldía. Pero no parece que vaya a ver díscolos ahora. Porque el reinado de Sánchez va para largo y porque esto del Tratado con Canadá, por más que ahora sobreactúen, nunca ha interesado gran cosa a la mayoría de los diputados socialistas.
Moscovici, el comisario que le cae mal a Rajoy porque le discutió sus previsiones económicas en plena campaña electoral del 2015 —francés y socialista, decían los populares, un submarino del PSOE en Bruselas—, estuvo ayer con Sánchez y coincidió con él en bien poca cosa. Hubo foto pero no hubo acuerdos. Bien es verdad que a Sánchez le queda mucha vida política por delante (visto lo visto) y el francés está en fase terminal porque su partido ha perdido el gobierno y casi todos los escaños que tenía.
Al nuevo PSOE le llueve como un mantra el eslogan que ha puesto en circulación el PP: esto de que se podemiza. Y lo más interesante del asunto no es la afición de los populares a identificar el mal con el color morado sino la reacción que ha tenido Zaida Cantera, diputada reciente y pedrista de primera hora. Que se ha tomado lo de la podemización como un insulto.
Esto es lo revelador. Que te tachen de podemizarte y respondas con el robo, la sinvergonzonería y el cara al sol. Es decir, como si estuvieras recitando el mismo discurso que hizo Irene Montero.
La cuestión catalana. El referéndum.
71 % de la sociedad rechaza esa consulta por ilegal y por arrogarse el gobierno catalán una potestad que no es suya.
No es Puigdemont contra Rajoy. Es el independentismo catalán —mitad de la sociedad catalana— frente al 70 % de la sociedad española.