OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Puigdemont quedó retratado como insolvente en su entrevista en Salvados"

Ha ganado otra vez Merkel, supongo que ya lo sabe. Pierde votos, en comparación con 2013, pero sigue siendo, de largo, la más votada. 240 diputados en un Parlamento que está en torno a los 700. Necesita socios para gobernar pero los tiene ya apalabrados: los liberales y los verdes. Se acabó la gran coalición y el socialismo, con su peor resultado histórico, vuelve a la oposición.

ondacero.es

Madrid |

Ésta es la noticia europea de la mañana. Que doce años después de empezar a gobernar Alemania, Angela Merkel lo seguirá haciendo hasta el 2021.

Ríete tú de la limitación de mandatos. La señora a la que caricaturizaban con bigote hitleriano.

La que iba a destrozar Europa. La imperialista, la invasora. La tercera guerra europea, ¿se acuerdan?, que había iniciado Merkel para hacerse con Europa esta vez por la vía del aplastamiento financiero.

Todas aquellas chorradas que dominaron durante meses las tertulias españolas.

A Merkel se la iba a llevar la misma corriente que había acabado con los otros gobernantes europeos, Zapatero, Gordon Brown, Sarkozy. Porque los gobiernos caían no por gobernar mal, sino por el tsunami financiero.

Y a Merkel la iba a hundir para siempre su política de fronteras abiertas para los refugiados, por ahí se le iba a quebrar el partido y le iba a dar la espalda el electorado conservador de su querida Alemania.

Todas aquellas cosas que se dijeron.

En realidad esta señora siempre ha sido la excepción que rompía los argumentarios de todo a cien. Gobernaba y seguía gobernando a pesar de la crisis. Era más de derechas que el grifo del agua fría pero abanderaba la acogida a los refugiados de Iraq y Siria. Qué señora más rara, ¿verdad?

Pues ahí lo tienen: la malvada institutriz hitleriana aparece ahora como la garantía de que la UE siga en pie. Y si de los refugiados sirios dependiera, la harían santa.

En su discurso de anoche habló de la prosperidad de Alemania, la justicia social y la cohesión de la Unión Europea.

Y también, claro, del apoyo muy numeroso que ha obtenido la extrema derecha. Ese 13 % de los votos.

Merkel gana y la Unión Europea sigue.

El riesgo para que se desintegre la Unión no está ya en la Grecia de Syriza, desaparecida del debate español desde que Tsipras pasó por el aro y cumplió con la política común, sino en el populismo eurófobo y en los movimientos independentistas.

Entre los artículos de opinión de la prensa europea que el independentismo catalán ha preferido no airear está la columna que el viernes publicó Liberation, el periódico francés de izquierdas.

"De cómo acabe lo de Cataluña depende el futuro de Europa entera", decía. "Si un solo Estado constitucional de la UE resultara derrocado por la subversión de las reglas democráticas en beneficio de una coalición política con pretensiones mesiánicas habrá que escribir la necrológica de Europa".

El independentismo que se ha hecho fuerte en un territorio, Cataluña, y que a diferencia del escocés se ha levantado contra el gobierno central, las Cortes nacionales y el Tribunal Constitucional. Un gobierno autonómico instalado en la rebeldía y la insumisión.

Que persevera. Con un presidente autonómico al frente que considera que renunciar al referéndum sería terminar muy mal.

No aportó novedades el señor Puigdemont en su entrevista de anoche en La Sexta. Pero quedó retratado como un insolvente. Un gobernante que cambia de criterio de una respuesta a la siguiente según le conviene. Y que en cuanto se sale del repertorio, derrapa.

Todo el repertorio de lo democrático y dialogante que es él y lo antidemocrático e inmovilista que son los que no comparten su doctrina. Invocando la ley española para lo que le conviene a él y arrogándose el derecho a ignorarla cuando le complace. ¿Deben los Mossos retirar las urnas si tienen un mandato judicial? Respuesta: sí, pero.

O sea que su plan es éste. Usar a la gente como barrera humana para que no se retiren las urnas.

En la Cataluña que, según Puigdemont, se encuentra es estado de excepción se ha disfrutado mucho este finde con los castells, el partido del Barça contra el Girona, el desfile de gigantes y la santa misa. A la que también asistió Puigdemont confiado, seguro, en que el obispo dijera lo mismo que estos 300 curas que han firmado un manifiesto a favor del referéndum.

Dicen que la doctrina social de la Iglesia está por encima de la Constitución, ave maría purísima.

Y Podemos pinchó en Zaragoza. Y como diría Julio Iglesias, Pablo lo sabe.

Pablo y Colau.

No tuvo su publicitada Asamblea de cargos electos el protagonismo político que buscaba. La declaración de Zaragoza que tenía que marcar un antes y un después en el camino hacia la España plurinacional y el entierro político deRajoy.

La declaración se resume en lo de siempre: emplazar a Pedro Sánchez a que se baje de la defensa de la Constitución y se suba al carro de la autodeterminación.

Es la misma plantilla que usó Pablo cuando afirmó que era la corrupción lo que tenía España en estado de emergencia pero sustituyendo corrupción por plurinacionalidad. Rellénese la línea de puntos.