Monólogo de Alsina: "Resultó que Llarena tenía criterio propio y el posible delito de rebelión no eran tan descabellado"
Si estuviera por aquí Leire Pajín quizá lo llamaría conjunción planetaria. Los astros alineados, no sabemos aún con qué efecto cósmico. Estos son, fíjense, los elementos que se han juntado, todos a la vez, en la recta final del año en Cataluña. Intenten imaginar que todo esto aún no lo sabían y, un buen día despiertan y se enteran de todo a la vez, a ver cómo se les quedaría el cuerpo.
Conjunción planetaria:
• Se ha aplicado por primera vez en España el artículo 155 de la Constitución. El botón nuclear, lo llamaban.
• La Generalitat de Cataluña está intervenida y el presidente independentista ha sido relevado.
• La fiscalía general del Estado acusa de rebelión y sedición a los promotores del procés.
• La Audiencia Nacional ha apreciado indicios de actuación violenta y ha enviado al ex vicepresidente autonómico a la cárcel.
• El Tribunal Supremo ha confirmado el criterio de la Audiencia y mantiene al político mejor valorado de Cataluña entre rejas.
• Permanecen en prisión preventiva los líderes de las dos principales plataformas independentistas.
• El ex president de la Generalitatestá fugado en Bruselas a la espera de que un juez belga, que es muy de darle vueltas a las cosas, decida si lo entrega a la Justicia española.
• Y por si faltara algo, Sijena. Los bienes del monasterio que Aragón reclama. El gobierno central ha sido urgido por un juez a entregarlos. Ha dado un ultimátum: la policía recibirá orden judicial de requise si para el lunes que viene no han sido entregados.
Todos estos elementos a la vez, con una campaña electoral en marcha porque en quince días los catalanes eligen su nuevo Parlamento Autonómico.
Insistamos:
• El líder del primer partido independentista no podrá hacer campaña porque está en prisión.
• El líder del segundo partido, y ex president, conocerá si va a ser extraditado el día 14, en el ecuador de la campaña electoral.
• Y los bienes de Sijena saldrán del museo de Lleida el lunes que viene, por orden judicial, si antes nadie los entrega.
Miren, si allá por el mes de septiembre —por no irnos más atrás— nos hubieran contado que iban a producirse a la vez todos estos elementos, y en diciembre, el veredicto habría sido casi unánime: los independentistas lo tendrían en bandeja para exprimir el victimismo hasta la última gota y asegurarse que en el nuevo Parlament hubiera no ya otro rodillo, sino la madre de todos los rodillos parlamentarios. El veredicto, casi unánime, habría sido: qué más pueden pedir los independentistas: un líder en prisión, el otro fingiéndose exiliado, la autonomía intervenida y las listas llenas de mártires. Que dejen las elecciones para otro año.
Y entonces aparece la principal encuesta pre electoral y dice que las elecciones las ganaría hoy Ciudadanos y que el independentismo perdería la absoluta.
Ver para creer.
Igual recuerdan ustedes que Albert Rivera reclamaba elecciones ya en el mes octubre, cuando el tongo del referéndum, y lo que más escuchaba era "pero a quién se le ocurre". Es verdad. Casi todo el mundo creía que era una pésima idea plantear elecciones anticipadas. Ojo, cuando aún estaba en manos de Puigdemont, el inefable Puigdemont, convocarlas.
En aquel tiempo —parece que haya pasado un siglo— la mera posibilidad de que acabara aplicándose el 155 generaba escalofríos. No les digo ya lo que poder actuar judicialmente contra los promotores del procés. Si acaso, por desobediencia al Constitucional. Pero lo de la sedición, aquello eran palabras mayores. De la rebelión, ni se hablaba. Aún no había empezado José Manuel Maza a hacer papeles sobre qué debe interpretarse por violencia.
Admitamos que si algo nos está demostrando este final de 2017 es que los pronósticos a menudo naufragan. Y que la realidad, en efecto, es lo bastante compleja como para que aún pueda sorprendernos a todos.
En quince días sabremos si este Parlamento que dibuja el CIS coincide mucho, poco o nada con el que diseñen los catalanes con sus votos. Que aparezca Ciudadanos como vencedor no se debe tanto al incremento de escaños que se le atribuyen (de los 25 de ahora a 30) como al hecho de que Esquerra y el PDeCAT vayan por separado. Pero estar disputándole a Junqueras la hegemonía es un hecho relevante. Y que el bloque independentista se quede por debajo de los 68 escaños es la condición necesaria para que todo cambie. Condición necesaria pero no suficiente. De producirse ese acontecimiento (que políticamente lo sería) el resto del trabajo habrían de hacerlo los partidos que repudian el procés y la quiebra social que ha traído consigo. Incluyendo a los colaus, ahora que Iglesias asume que la sociedad catalana ha sido víctima de un gigantesco engaño.
Primer día de campaña, o un día menos para que salgamos de dudas.
Sólo el ex consejero Mundó, recién salido de prisión, se animó a participar anoche en el primer mítin de Esquerra en Vic. Los demás prefirieron irse a celebrar la libertad recuperada con su familia y en sus casas.
Para aquellos que sostuvieron, infundadamente como se ha visto, que el juez Llarena, Tribunal Supremo, le iba a enmendar la plana primero al fiscal general del Estado, el hoy difunto Maza, y después a la juez de la Audiencia Lamela, el auto del magistrado ayer les habrá roto los esquemas. A algunos investigados les levantó la prisión preventiva y a otros no. A los Jordis, no. A Junqueras, no. Si el criterio era sacar de la cárcel a quienes más peso tienen en la campaña electoral, pronóstico fallido. El que más peso es el recluso Junqueras, número uno de la lista de Esquerra, y el segundo Jordi Sánchez, escudero de Puigdemont en la suya.
Resultó que el juez del Supremo tenía criterio propio. Sobre cada uno de los investigados.
Resultó que el juez del Supremo valoró la actitud y los planes de quienes fueron interrogados en su despacho.
Y resultó que, en contra de tanto sagaz observador desnortado, el juez del Supremo nunca vio ni tan forzada ni tan descabellada la argumentación de la fiscalía, de Maza, sobre el significado de la violencia en el delito de rebelión.
Ésto fue lo más relevante de su primer auto —el de la libertad de Forcadell y compañía— y esto sigue siendo lo más relevante hoy. Cuando el mantenimiento de la prisión para Junqueras anticipa para éste un horizonte penal complicado. Para él y para Puigdemont el día que, entregado por Bélgica u obligado a venir a tomar posesión de su escaño, ponga los pies en España. Si prospera la acusación de rebelión, y el procesamiento, el futuro de los dos gobernantes que llevaron Cataluña hasta la proclamación de la república fantasma se oscurece gravemente. Suceda lo que suceda —no hay relación entre un acontecimiento y otro—, suceda lo que suceda dentro de dos semanas.
En la víspera del día de la Constitución, se fue uno de sus grandes defensores. Manuel Marín. Demócrata, europeísta, socialista. Y honrado.
Un hombre reflexivo, sosegado y, al mismo tiempo, vehemente en la defensa de sus principios. Un político que estuvo allí donde se le pidió que estuviera mientras consideró útil su presencia —no al partido, sino al servicio público— y que dejó de estar el día que entendió que ya no le correspondía a él cumplir ese cometido. Quizá el más imparcial de los presidentes que ha tenido el Congreso de los Diputados.
Se fue de la primera línea después de una legislatura complicada, para él, en ese cargo. Habiéndose sentido solo, eso dijo, pero sabiendo que la vida son etapas y que la política es sólo una parte de la vida.