Monólogo de Alsina: "Torrent ama la causa pero ama más su propia libertad. Por eso, posiblemente, no habrá nueva DUI"
España, finales de la segunda década del siglo XXI. Les propongo un juego, cruel, para iniciar esta nueva hora.
Miren lo que pasa al poner una al lado de la otra estas dos afirmaciones.
• La primera, del presidente de los rectores de las universidades. En el día en que una clasificación de facultades universitarias de todo el mundo incluye a 21 españolas entre las que mejores estudios imparten. Su diagnóstico sobre la formación y el talento en nuestro país. Salen de la universidad cada año miles de jóvenes aptos y bien preparados pero tenemos un país que no es capaz de absorber ese caudal y aprovecharlo. No sabemos qué hacer con tantos de ellos.
• La segunda afirmación la hizo ayer Narcís Serra. Un señor que lo fue todo en los gobiernos de Felipe González y al que luego colocaron de presidente en una caja de ahorros. Catalunya Caixa. Doce mil millones de euros metió el Estado para rescatarla. Fue, en proporción a su tamaño, el rescate más caro de todos. El señor Serra explicó ayer lo poco preparados que estaban los miembros del consejo de la caja para entender el negocio financiero. Y cómo en 2008, cuando la crisis ya asomaba la patita, se cambió al director general y empezó a mejorar la cosa. Miren cómo.
Cursos de dos horas antes de la reunión de cada mes. De formación financiera. Para aprender dos o tres rudimentos de contabilidad y balance. Oiga, Narcís Serra también iba esas dos horitas al curso. No porque él no supiera nada, eh, que había sido ministro y alcalde de Barcelona. Es porque se aprendían cosas de contabilidad bancaria, entiéndalo, una cosa más especializada.
Si quieren le añadimos una tercera afirmación. De otro que fue presidente de una caja, Modesto Crespo, la CAM. Sobre la preparación profesional de algunos miembros de su consejo.
Era inevitable, dice este ciudadano, que en el consejo hubiera personas que no tenían la menor idea de gestionar porque a los consejeros representantes de los impositores se los elegía por sorteo: te ha tocado. El chollo de que te paguen por asistir al consejo. Y porque el presidente, que era él y que no fue elegido por sorteo precisamente, tampoco sabía gran cosa. Desconocimiento técnico, lo llamó él ayer. Soy graduado social solamente.
Igual éste era el problema. Que confundía gestionar una caja de ahorros con calentar el sillón en su despacho.
Miren, en el congreso hay una comisión en marcha que está haciéndole la autopsia a las cajas de ahorro rescatadas. No fue sólo Caja Madrid, aunque sea Caja Madrid-Bankia de la que siempre más se habla. Fue Cataluña Caixa, fue la CAM, fue la Caja de Castilla La Mancha. La primera que cayó.
Investigar, no investiga nada la comisión. Pero sí sirve para escuchar perlas como éstas de ayer. Los señores colocados por el poder político para tener a su disposición las cajas repartiendo responsabilidades entre sus ignorantes consejeros y el Banco de España.
Es verdad que había consejeros que no sabían una palabra de banca. Pero el problema no estaba en ellos, que al final aprobaban lo que se les ponían delante. El problema estaba en los Serra, los Crespo, los Hernández Moltó, aupados por sus partidos a la presidencia de las cajas sin saber, tampoco ellos, una palabra de banca.
Y examinados ahora en el Congreso por diputados que, en algunos casos, saben tanto como ellos, o sea, nada.
Este es el país que no sabe qué hacer con tanta gente formada, especializada y preparada.
Ah, el serial.
Que hoy sí que vuelve con fuerza, ya verán.
En capítulos anteriores, como usted recordará aunque haya hecho esfuerzos ímprobos para olvidarlo, la parte independentista del reparto llegó a poner una urna en medio del Parlamento autonómico para votar la proclamación de una república.
Este capítulo se emitió un 27 de octubre y sus personajes principales fueron la señora, Forcadell, el de Flandes (que aun no se había ido), Puigdemont, y su enemigo íntimo Junqueras. Cada vez que en televisión vuelven a pasar este momento del capítulo aquel, a Puigdemont se le saltan las lágrimas.
En aquel episodio ya salía Torrent, lo que pasa es que entonces era actor de reparto y ahora es él quien interpreta el papel de Forcadell.
Bien, al cabo de estas últimas semanas en que el serial ha estado flojito —empantanada la trama, con los guionistas mano sobre mano porque no había más interés que ver si Joaquín Reyes también se expatriaba— hoy se relanza el culebrón con un episodio rodado íntegramente en interiores y en una sola localización: el Parlamento de Cataluña.
Allí, como usted sabrá, viven cuatro personajes que son de la CUP. Que han cogido a Torrent por banda y le han hecho tramitar una cosita que se les había ocurrido a ellos para darle emoción al episodio de hoy. Se les había ocurrido volver a hacer el numerito de la votación: un remake de lo del 27 de octubre con escenas de emociones, lazos amarillos y alcaldes agitando la vara.
Estaban los guionistas rematando ya el final, en alto, del capítulo: de nuevo la DUI, la embestida, el choque. El día de la marmota.
Lo que pasa es sucedieron anoche un par de cosas que han hecho que al guion previsto le echen agua. La fiscalía emitió una de estas notas suyas, tan caprichosas, a modo de bengala para avisar a los presuntos de que no delincan. Sacó un comunicado advirtiendo de que ya estudiaba qué responsabilidades tendrían los miembros de la mesa del Parlamento si permitían la astracanada. Y luego el gobierno, que hizo saber que todo lo que fuera contrario a las resoluciones del Constitucional sería recurrido de inmediato.
Igual el señor Torrent, que ama la causa independentista pero ama más su propia libertad y su nuevo cargo, entendió que se la jugaba si permitía que el 27 de octubre se repitiera y convenció a la CUP de que aflojara. Desafío total parece que al final no va a haber. Pero alguña puñetita relativa al primero de octubre y lo maravilloso que es Puigdemont sí es posible que haya.
El valón de Wateloo seguirá el pleno de hoy por la web de TV3, en la pantalla de su mansión. Que como es muy amplia, la mansión, sirve para llenarla de órganos fantasmas. Ya están preparando allí un par de banderas y unos cuadros para convertir la cocina en el Consejo de la República y el garaje en la Asamblea de Representantes. En el salón se queda Puigdemont, porque es el presidente republicano y porque es donde está el sofá. Y en la habitación de los críos van a poner el centro internacional de prensa, por si Rahola va algún fin de semana y se quiere quedar a dormir.