opinión

Monólogo de Alsina: "No me gusta que los llamen 'pactos por la reconstrucción', somos un país golpeado y dolorido, pero no desmoronado"

Diario de la pandemia. Veinte de abril. Ya queda un día menos para dejar todo esto atrás.

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Carlos Alsina

Madrid |

· Para acabar con el confinamiento aún nos queda un rato largo. Nueva meta, el nueve de mayo. Anda que no se nos está haciendo largo. Nos van enseñando la zanahoria para que no nos vengamos abajo. Veinte días llevan ya hablándonos de la desescalada. No sé de dónde se han sacado la palabra. Alguna mala traducción de un papel en inglés, supongo. Más preciso sería llamarlo la libertad condicional. Quiénes y cómo podrán salir de casa y cumpliendo qué condiciones. Los niños no cuentan porque lo suyo será una hora de recreo al día con padre o madre adosado. Desde el lunes que viene, como si fueran a la compra o a pasear al perro o a tirar la basura, pero en rato largo. Nueva normalidad le llama el presidente a la anormalidad que deberemos asimilar resignados.

· Prometen que podremos salir, no sabemos cuándo y no sabemos cuántos, mientras nos anuncian que hay tres semanas más de estado de alarma, ésta y las dos siguientes. Nos plantamos en el once de mayo, la misma fecha que eligió Macron en Francia. Entretanto, a seguir. A seguir aguantando. Preguntándonos, ahora que recomiendan las mascarillas para todos, y que garantizan precios bajos, dónde podremos comprarlas. Y si siendo artículo de primera necesidad, tendrán IVA superreducido o renunciará el Estado a cobrárnoslo.

· Oigo decir a las autoridades que los centros de salud, la atención primaria, va a tener un papel fundamental en la nueva etapa. Porque se ocuparán de detectar los casos nuevos y de supervisar en casa a los contagiados. Seguro que saben que la atención primaria tiene un papel fundamental siempre en todo lo que tiene que ver con la salud de la población en su conjunto. Ya lo tuvo cuando empezó esta epidemia porque era al centro de salud al que acudían las personas con síntomas. Y les tocó a los médicos de familia enfrentarse a la situación con la misma precariedad de medios de protección que se padeció en los hospitales.

· Deseo que los datos de hoy, y más aún los de mañana, confirmen que la famosa curva vuelve a la fase de caída tras haberse atascado la semana pasada. Cuatro mil y pico diagnosticados nuevos y 410 fallecidos suponen –-quién nos lo habría dicho hace dos meses— no una buena noticia pero sí al menos una no muy mala.

· Siguen faltando test para saber dónde estamos. En las residencias, donde faltó casi todo cuando empezó este infierno, parece que los test ahora sí han llegado.

Tan emocionante que me ha enviado Cecilia ese momento para que pudiéramos compartirlo esta mañana.

· Me ha escrito Manuel. Que percibo que está enfadado. Preocupado y enfadado. Tiene una pequeña empresa con su esposa, dos pequeñas tiendas de moda, en las que trabajan otras dos personas. Ha tenido que aplicar un erte, que hace que sus empleados ingresen un 30 % menos, y él y su esposa están tirando de los ahorros para poder pagar el alquiler de la casa y los gastos que sigue generando el negocio. Un negocio parado. Me dice que no sabe si podrá, cuando todo esto pase, dar de comer a sus hijos y llevar una vida digna. Y se queja. Se queja de que haya que acreditar una caída del 75 % de los ingresos para poder acceder a la prestación por cese de actividad del autonómo. Y que para las ayudas al alquiler se exija tanto que se le quitan a uno las ganas de pedirlas. Y se queja también (se me queja) de este monólogo. Él cree que debería estar dedicado a la denuncia. Dice que tengo que ser el estandarte de la cruzada y la voz de un pueblo.

· Estimado Manuel: yo sólo alcanzo a ser la voz de mí mismo. No doy para más. Ni quiero. El papel de tribuno del pueblo se lo dejo a otros. Que lo disfrutan. Creo que aquí reflejamos cada día todo lo que hay. Lo que ha habido y lo que está habiendo. La enfermedad, la muerte, la desesperación de lo médicos, el descontrol en la compra de material de protección, la crisis económica, los nuevos parados, los ertes, el desamparo de infinidad de autónomos. Y la vida, que sigue discurriendo cada día entre historias pequeñas que, todas juntas, forman lo que somos y lo que nos está pasando.

· Alexis ha trabajado como médico de urgencias desde hace trece años. Se contagió del coronavirus y ha estado dos meses en cama. Hospital de Ciudad Real. Quince días intubado. Fue necesaria traqueotomía. No tenía contrato fijo y el seguro no considera que lo suyo haya sido un accidente de trabajo.

Médicos y enfermeros que no tienen contrato indefinido y que a las secuelas de la enfermedad que han padecido añaden las secuelas laborales.

· Cada día son varios los nombres de médicos que se añaden a la relación de fallecidos. Este fin de semana se han ido Emilio Úcar, director médico del hospital Santa Cristina. Jesús Vaquero, jefe de neurocirugía del Puerta de Hierro. Y Joaquín Díaz Dominguez, jefe de cirugía general de La Paz. La hija de Joaquín es oyente de nuestro programa. 'Un padre maravilloso y un enamorado de la cirugía', escribe, 'ingresó diagnosticado de covid hace un mes y un poco antes de irse sus compañeros le aplaudieron desde la plaza del hospital, yo quiero creer que él lo escuchó'. Me dice María que estos días escuchaba el programa y sólo deseaba que su padre se curara para poder contarlo. No ha podido ser.

· Si eres vecino de la ciudad de Madrid ya sabrás lo que pasó el viernes en tu ayuntamiento. Y si no, también, porque los fenómenos infrecuentes adquieren pronto notoriedad. En Madrid lo que pasó fue que el primer partido de la oposición municipal elogió el talante del alcalde y su equipo para construir acuerdos. Y el alcalde hizo lo propio con el primer grupo de la oposición.

Seguro que ya lo habías escuchado: lo de Rita y Almeida, que es como son conocidos la señora Maestre y José Luis Martínez. Madrid, la ciudad más afectada por la epidemia, ha empezado así a reinventarse.

· Laura se fue a vivir con su marido a Argentina, 2004. Luego a Londres, 2006. A Barbados en 2009, donde nació Nicolás. A Holanda en 2012, donde nació Lola. Y hace tres años se vinieron para España porque es en tu país donde entiendes el ritmo que subyace en las cosas del día a día, las cosas de España que te gustan y las que no. Es como si aquí latieras al mismo ritmo que el resto. Dice que habiendo pasado por tantos países distintos, aprendes que el nuestro no es ni mejor ni peor. Pero que igual nos cuesta entender que lo importante no es quién tiene razón, sino cómo cambiar juntos las cosas. 'No me gusta el sectarismo, no me gusta que cueste tanto admitir los errores, y las responsabilidades, no me gusta que aquí no exista el matiz'.

· Hace un mes dije que no me parecía buena idea poner a dar ruedas de prensa a altos cargos que serán muy buenos cada uno en lo suyo pero carecen de la mnima experiencia comunicativa exigible a quien sale a informar a un país. Corren el riesgo de expresar mal lo que quieren decir o de expresar bien lo que el gobierno prefiere que no se diga. Quiero pensar que lo del general Santiago, de la guardia civil, ayer fue lo primero y no lo segundo.

Quiero pensar que el general quiso decir otra cosa, el problema es que no alcanzo a imaginar qué. E imaginar a la guardia civil trabajando para minimizar un clima de opinión crítico con la gestión del gobierno es imaginar un país en el que el gobierno persigue la disidencia y silencia a los discrepantes. El país del ministerio de la Verdad.

· Ha dicho Marlaska que fue un lapsus. El lapsus es una equivocación cometida por descuido. Quiero pensar que la equivocación ha sido confundir los bulos con la crítica al gobierno, porque la alternativa es que la equivocación consista en haber verbalizado lo que hay. Llueve sobre mojado con esto de los bulos. Y la alarma social. El gobierno se ha arrogado la potestad de decidir qué es bulo y qué no lo es. Qué genera estrés y qué genera alarma social. La fuente oficial como sinónimo de la verdad, que dice Tezanos. Llueve sobre mojado. Donde el gobierno crea ver un delito, que informe a la fiscalía para que lo persiga. Donde no lo haya, que evite utilizar el estado de alarma como comodín para cualquier cosa. No vayamos a confundir las mascarillas con las mordazas.

· Escuché al presidente el sábado anunciando lo de los niños y la prórroga del estado de alarma. Creo que hizo bien en aliviarnos la matraca de la guerra, y la posguerra, y las armas y los campos de batalla. Y creo que hace mal en llamarle a sus pactos 'por la reconstrucción' porque sólo se reconstruye aquello que ha sido destruido. Somos un país golpeado y dolorido, pero no desmoronado.

· Creo que hace bien el presidente en admitir que ahora que hemos escarmentado (él lo llama haber aprendido) podemos entender que hubo decisiones que debieron haberse tomado antes y otras que hubiera sido mejor no haber tomado. Creo que se equivoca el presidente en aferrarse a la afirmación, falsa, de que fuimos los primeros en tomar medidas drásticas. El eslogan que le han escrito: 'Occidente reaccionó tarde pero España antes'. Es un error insistir y es un error escoger sólo aquellos países que tardaron más que nosotros (obviando a los que lo hicieron antes) para colgarnos una medalla que no merecemos. Es un error forzar la comparación con los demás en tu beneficio y predicar después que no quieres compararte con nadie.

· Me pareció un mal juego de manos el que hizo el presidente con los datos. El confinamiento, de hecho, empezó el 15 de marzo. Al cabo de aquel consejo de ministros interminable del sábado 14. Luego no cabe afirmar, como él hizo, que las medidas drásticas en España empezaron cuando teníamos 84 fallecidos porque es dato corresponde al 12 de marzo, no al 15.

· No estamos para juegos de manos. Sigo pensando que, viendo lo que ha pasado, no tenemos nada de lo que presumir, como sociedad, como país. Ni el gobierno, ni la oposición (que es gobierno en unas cuantas autonomías, las residencias son competencia suyas), ni los medios de comunicación, que ahora podemos ponernos estupendos sobre lo mal que lo hicieron todo los demás pero que no consta que exigiéramos, a pulmón lleno en febrero, que se cancelaran el Mobile, las Fallas, la Semana Santa, la Liga, los colegios, el tráfico aéreo y las fronteras. No consta que fuéramos los medios más listos que quienes nos gobiernan.

· Preferiría que el presidente respondiera corto a las preguntas de los periodistas para que así pudieran preguntársele más cosas. Y agradecería que respondiera a lo que le preguntan. Si el periodista Carlos Cué le hace una pregunta directa, la respuesta debería serlo.

· Entiendo que el presidente defienda el acierto con que, según él, está gestionando la crisis su gobierno. Y que le cueste pensar ahora en cambiar la composición de su gabinete, con lo que le costó resignarse a compartir el poder con su adversario de Podemos. Pero no entiendo que presuma de no aceptar siquiera que se le sugiera un cambio de ministros.

· Si lo principal para España hoy es un programa económico con el mayor respaldo parlamentario posible, debería estar abierto el presidente a estudiar todas las fórmulas que conduzcan a que ese respaldo amplio se genere. El 'no es no' siempre fue lo contrario a la negociación y el acuerdo. Pregunta: ¿puede cambiarse la política económica, los Presupuestos, las normas de convivencia, las prioridades... pero la composición del gobierno es intocable? ¿Por qué? Es un gobierno diseñado para un país que ya no existe. Y aún está reciente la convicción con que Sánchez, el candidato, explicaba el peligro que, según él, revestía poner a Iglesias y su gente, sin experiencia de gestión, a dirigir departamentos sensibles.

· Hay días en que las historias que contáis los oyentes se entrelazan. Los padres de Manuel, abogado y autónomo, viven en Vista Alegre, Santiago de Compostela. Pasado mañana es el cumpleaños del padre, así que Manuel llamó a la asociación de vecinos a ver si podían ir a felicitarle el día. Le dieron el número de teléfono de quien se ocupa de las felicitaciones. Y cuando llamó, le salió un señor con acento aragonés: Luis de Zaragoza, que le empezó a contar lo del número equivocado hasta que él le paró para decirle que no se molestara, que ya conocía su historia de haberla oído por la radio. Han quedado en que los hijos de Luis le enviarán una felicitación por whatsapp. Al teléfono de la madre, porque el padre no sabe usarlo.

· Álvaro cumple hoy años, 48. Y va a ser padre en cuarentena. Al bebé lo espera –-bueno, lo espera Noemí, que es quien lo gesta— para finales de mayo. Aún no sabe si podrá pasar al paritorio o estar en la habitación. Claro que tampoco sabe dónde trabajará este verano porque su empleo depende del turismo. Siguen naciendo niños, como comprobamos cada mañana.

· Ah, me escribió Toña, para contarme que la nuera dio negativo y ya puede tener con tranquilidad a su bebé en brazos y abrazarse con su hijo. Con sus hijos, el de Toña, que es el marido, y el bebé, que es el hijo de ambos. Toña, que es psicóloga (y abuela) dice que necesitamos historias con finales felices para poder acompañar a quienes no los han tenido.

· Ha vuelto a su casa Chloe, con su corazón nuevo (trasplantado) y una mascarilla de Mickey. De Chloe supimos cuando el Gregorio Marañón anunció que había podido completar un trasplante en tiempos de pandemia y en la persona, pequeñita, de una niña de año y medio. Ahora la hemos visto irse del hospital y sabemos que tiene el pelo negro muy rizado y una cinta rosa con un lazo enorme.

La despidieron las enfermeras con aplausos, encantadas de verla partir y orgullosas de haber conseguido que ningún virus amenazara el funcionamiento de su corazón nuevo.

· Está orgulloso el movimiento clandestino que forman los niños de toda España por haber conseguido meter tanta presión en casa que hasta el presidente del gobiernoha tenido que ceder y hacerles caso.

· Hombre, algo sí dijo. Que entiende que los niños lo pasáis mal, ahí encerrados.

Francisco tiene nueve años. Desde hace muy poco. Creo que desde hoy. Cuando me envió esta grabación aún tenía ocho.

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