Monólogo de Alsina: "No es el arte lo que le preocupa a Torra, es desespañolizar el Palau"
Torra también querría haber exhumado a Franco, pero en Barcelona no tiene Franco que exhumar. Así que desde que llegó al cargo le echó el ojo a las pinturas que decoran el Salón Sant Jordi del Palau de la Generalitat. Si Ada Colau se había deshecho del busto del rey Juan Carlos en su campaña de des-borbonización, él iba a deshacerse de lo que llama pinturas españolistas de ese salón, porque recrean la batalla de Lepanto, las Navas de Tolosa, el compromiso de Calpe o la boda de los Reyes Católicos.
Madrid |
Y para que se enteren todos aquellos que acusan a Torra de no pegarle un palo al agua y ni gobernar ni ná, ayer reunió a su comité de historiadores del arte y anunció que hará limpieza. Tituló así la información el diario independentista El Punt Avui: "El arte rancio saldrá del Palau". Rancio, por españolista. Qué historia de Cataluña es esa en la que salen Isabel y Fernando recibiendo a Cristóbal Colón. O el tambor del Bruc como continuador del espíritu español surgido el dos de mayo en Madrid. O don Juan de Austria doblándole la mano al turco. No se salva ni la moreneta, la virgen de Monserrat, porque aquí aparece recibiendo la visita de reyes y santos que ni son Puigdemont ni son sor Lucía Caram.
Todas estas pinturas adornan el Salón desde que, en tiempos de Primo de Rivera, se taparon los frescos del pintor Torres García porque habían sido un encargo de lo más parecido que había entonces a un gobierno regional, la Mancomunidad, y porque desprendían un aroma nacionalista. Cuando Torra llegó a presidente por sorpresa se propuso recuperar los frescos de Torres García y quitar todas estas pinturas tan españolas y que, cómo dudarlo, deben de provocarle sarpullidos. Y ahora que ya confirma que va a hacerlo, ha salido su consejera de Cultura a proclamar que es una decisión histórica, mientras el president, a su vera, hacía con dos deditos la señal de la victoria.
No es el arte lo que les preocupa, es desespañolizar el Palau.
La consejera de ahora hereda, en realidad, el plan de quienes le precedieron. Ella sustituyó en el cargo a Laura Borrás, la delegada de Puigdemont en las Cortes Españolas. Borrás o Burrás, porque ayer tuvo una agarrada con Susanna Griso a cuenta de los incidentes de estos días en Barcelona que acabó en precisiones sobre cómo se apellida cada una.
La señora Griso y la señora Burrás. ¿Ven como hablando se entiende la gente?
Ya estamos en campaña electoral, mira qué bien, y ya están los aspirantes a hacerse con el voto de usted sudando la camiseta.
Sobre todo el PSOE, que celebró mítin anoche en Sevilla con un calor de narices en el polideportivo Pino Montano. Sudando con un pollo Sánchez, jaleado por María Jesús Montero y por Susana Díaz, la ministra de la que Pedro se fía y la líder del partido regional de la que no.
EnSevilla mitineó anoche también Pablo Casado, en compañía de uno de los últimos sorayistas que queda vivo, Juanma Moreno, presidente contra pronóstico de Andalucía. Vuelve a soñar Casado con aquello que ya soñó en abril: que le pase a él lo que a Moreno: un resultado airoso en las urnas y que le dé la suma con Ciudadanos y con Vox.
Rivera sale a mantener lo que tiene –ni en sus mejores sueños gana esta vez escaños—, Vox sale confiado en mejorar la cosecha que en abrille dejó decepcionado e Iglesias sale a contener la fuga de votos hacia su antiguo amigo, compañero, hermano Íñigo Errejón, el nuevo en este tiovivo electoral otra vez en danza.
Es enternecedor ver lo partidarios que son todos los líderes de los debates y las entrevistas cuando hay elecciones en puertas. Ayer mismo, en este programa, Pedro Sánchez se defendía del expediente que le ha abierto la Junta Electoral cantando las bondades de dejar entrar a la prensa a los salones de la Moncloa.
Ya le recordamos ayer a Sánchez que ha dado más entrevistas en tres semanas que en los catorce meses anteriores, bienvenida sea ésta apuesta por la fiscalización permamente.
La entrevista al presidente se nos hizo corta a muchos: nos dijeron que no podía quedarse más porque tenia consejo de ministros (paréntesis: la hora de comienzo del consejo la decide el presidente). Y fíjense lo que pasó anoche en El Hormiguero cuando Pablo Motos le mencionó esto de la entrevista corta a Pablo Iglesias.
Qué quiere que le diga. Sin comentarios. El desahogo es marca de la casa.
De la entrevista al presidente les subrayo las cuestiones que me parecieron más relevantes.
• Primero, que incluso si en algún momento hubiera más catalanes independentistas que no independentistas (si fueran mayoría) para él no cambiaría nada.
• Segundo, que el federalismo por el que aboga para España no significa sustituir las autonomías por estados federados sino sólo perfeccionar el estado autonómico. En sus declaraciones oficiales de Granada y Barcelona el PSOE hablaba de avanzar hacia un estado federal pleno. Sánchez introduce este matiz: el tope a ese avance. Avanzar hacia pero sin llegar nunca a ser una federación de estados. Paréntesis: si el PSOE se toma la molestia de saber quién comprende, ahí fuera, lo que está proponiendo para España igual descubre que le urge empezar a hacer pedagogía porque al personal le suena a chino.
• Tercero, el decreto que anunció para poner coto a las webs y plataformas digitales impulsadas por la Generalitat de Cataluña pero ubicadas fuera de la UE para escapar al control del Estado.
• Y cuarto y último, la revisión de Pedralbes. Ésta versión, hasta ayer yo creo que no escuchada, según la cual el documento aquel de los 21 puntos que Torra le colocó en sus manos del presidente, Sánchez se lo devolvió en ese mismo momento. Diferencia de versiones. Esto es lo que Torra dijo aquí que había pasado con ese papel.
Y esto, lo que Sánchez contó ayer.
Se mire como se mire, no parece que la gestión de la cumbre aquella de Pedralbes esté entre los grandes éxitos de este gobierno.