Monólogo de Alsina: "La pareja que forman el PSOE y Podemos es la que hizo valer su mayoría para aplazar la suspensión de los diputados presos"
Votaron ya los británicos. Votaron los holandeses. En este momento empiezan a votar en Irlanda.
Madrid | (Publicado 24.05.2019 08:12 )
Las elecciones europeas están en marcha. En España coincidirán este domingo, como usted sabe, con la elección de alcaldes (o de ayuntamientos) y de parlamentos regionales. El superdomingo que, por fin, llega, con bastante menos expectación, y emoción, y fervor de lo que cabía pensar a comienzos de año. Sánchez metió unas elecciones generales de por medio y eso ha cambiado bastante el panorama. Ahora ya no podrá sorprenderle a nadie que el PSOE gane en casi todas las urnas y que el foco, lejos de estar en Sánchez (el hombre que resucitó su partido), esté en Casado y en el Partido Popular menguante.
Las principales preguntas que el domingo, a partir de las ocho de la tarde, nos estaremos haciendo en este mismo micrófono son éstas:
· Cómo sale el PP del segundo examen, es decir, cómo de desangrado sale el diestro Casado.
· Si Ciudadanos toca todo el poder territorial al que aspira o Rivera vuelve a quedarse con las ganas.
· Si Vox se queda por detrás (o por delante) de lo que obtuvo en las generales y se hincha o se desinfla el carisma de Don Pelayo.
· Y qué pasa con los ayuntamientos que cambiaron de manos hace cuatro años: Madrid, Barcelona, Valencia, Zaragoza, Coruña, Cádiz. Gobernados por marcas de izquierdas que entonces aparecían bajo el paraguas de Pablo Iglesias y que ahora —Carmena adoptando a Errejón— se le han emancipado.
Si Carmena repite o se jubila de la política para hacer magdalenas. Si gobierna Madrid un casi desconocido llamado Almeida o una muy conocida Villacís que aún está recuperándose del parto.
Si Colau repite o el nuevo alcalde se apellida Maragall. Si cambia Barcelona una alcaldesa que votó sí sí en el referéndum de Artur Mas por un alcalde que aplaudió la proclamación de independencia y proclamó aquello de las calles siempre serán nuestras.
Si sigue Kichi en Cádiz. Y si sigue aplicándole el cordón sanitario al chalé de Galapagar para que no le salpique el agua de la piscina privada.
Que dice Pablo que él aspira a gobernar lo que Pedro le deje. A quedarse sin sillones no se resigna, pero a que sean silloncitos en lugar de butacones sí se ha hecho ya a la idea. El lunes, acuérdese, comienza la negociación de verdad: cada líder político con un papel en el que lleve apuntados los diputados que tiene en el Congreso, los diputados autonómicos y los concejales en cada capital de provincia. Todo al bombo de los acuerdos y al intercambio de cromos.
Los líderes nos dirán que cada ayuntamiento, cada comunidad, se negocia por su cuenta y con plena autonomía de los responsables de allí. Bueno, es mentira. En el Juego de Cromos entra todo. Ayer El País contaba que Sánchez flaquea en su pretensión de gobernar él solo y que empieza a pensar en darle a Podemos algún ministerio de los menos vistosos. Los líderes nos dirán que todos los ministerios les parecen igual de importantes. Bueno, es mentira. Si a Echenique lo hacen ministro de Agricultura, por ejemplo, pues no es como si hacen al general Rodríguez ministro de Defensa.
Pero Podemos martillea con el salmo de que se va a dejar la piel (y el reloj) negociando con Sánchez sus puestos de gobierno porque, según Irene Montero, los ciudadanos eligieron en abril un gobierno de coalición.
En rigor, lo que votamos los ciudadanos fue a los nuevos diputados. Quién gobierne y cómo le corresponde decidirlo ahora a los diputados. El gobierno de coalición no iba en el programa electoral del PSOE, otra cosa es que a Sánchez le parezca más hábil tener a Podemos dentro que tenerlo fuera.
Hasta hoy, el pacto entre ambos partidos se ha hecho visible en la composición de la mesa del Congreso. Donde Podemos tiene la vicepresidencia primera porque el PSOE así se lo ha concedido. Como si fuera una donación de Amancio Ortega.
Y es la pareja que forman el PSOE y Podemos la que hizo valer ayer su mayoría para aplazar hasta hoy la suspensión de los reclusos preventivos que ahora son diputados. Como siguen teniendo dudas, o eso dicen Batet y Montero, le han pedido un informe a los letrados. Primero quisieron utilizar a Marchena como letrado para que les hiciera él un trabajito de consultoría, pero Marchena (que es perro viejo) declinó la oferta.
En los medios no nos cansamos de decir estos días que Batet y Marchena se lanzan la pelota. Pues mire, no. Ni se la lanzan ni se la devuelven. Lo que el Supremo le dijo ayer al Congreso es que no hay pelota que lanzarse.
Que el Supremo no le puede decir al Congreso de los Diputados lo que tiene que hacer. No está para darle instrucciones. El Supremo comunica al Congreso qué medidas cautelares pesan sobre estos cuatro diputados por su condición de procesados por rebelión. Y el Congreso, sabiendo eso, que haga lo que tenga que hacer.
La presidenta Batet, que sostiene que existen dudas, puede pedir los informes que le parezca oportuno, pero sería útil que explicara alguna vez qué dudas son ésas. Qué es lo que ella y Podemos no tiene claro.
¿Tienen claro que Junqueras es diputado?
¿Tienen claro que existe un reglamento del Congreso?
¿Tienen claro que ese reglamento dice que un diputado en prisión preventiva debe ser suspendido?
¿Cuál es la duda? Saberlo ayudaría a desmontar las otras dudas que ahora pesan sobre ellos. Sobre sus razones —presuntas— para darle vueltas a una suspensión que, a decir de la presidenta anterior, ya es efectiva.
Si Batet duda de que el Congreso deba suspender a un diputado sobre el que no ha podido conceder suplicatorio (es decir, permiso al Supremo para que lo juzgue) que lo diga. Y así tendrá algún sentido invocar un debate complejo que, a la hora de la verdad, nadie concreta.
Lo mismo vale para Irene Montero. Explique, si es tan amable, esta maravilla que ella misma describió ayer extasiada.
¿En qué artículo del reglamento basa la señora Montero esta apreciación? ¿En alguno se dice que el diputado preso preventivo debe seguir haciendo vida parlamentaria normal, como si no fuera un recluso en riesgo de fuga? Esta forma de referirse al reglamento como una coartada de goma que sirve para justificar cualquier cosa es una extraña manera de defender la integridad de la cámara. Este es el reglamento, pero si no me gusta tengo otro. Que es el mismo pero dado la vuelta. Muy tranquilizador todo.
Salvo sorpresa, a la hora de comer los cuatro diputados reclusos serán diputados suspendidos. El Supremo no hace falta que diga nada.