Monólogo de Alsina: "El relator que en febrero fue enterrado, en noviembre ha sido exhumado"
Emitiendo desde Barcelona, porque esta tarde se entregan aquí los Premios Ondas y este programa, como tal vez usted ya sabe, ha sido distinguido con uno de los galardones.
Madrid |
En Barcelona tiene su sede la presidencia de la Generalitat. En Barcelona está el palacio de Pedralbes. En Barcelona fue donde Joaquim Torra entregó hace un año el documento aquel de los veintiún puntos a Pedro Sánchez. Fascinante historia la de ese documento, ¿verdad? Durante semanas estuvimos preguntando por él a todo ministro que pasaba por el programa y la respuesta siempre fue: ni idea de lo que pasó con ese papel. Nadie lo ha visto. Luego Torra se ocupó de difundirlo a la prensa y de contar –-lo contó en este programa— que Sánchez se lo había quedado y le había dicho que lo iba a estudiar. A Sánchez le preguntamos en el programa hace quince días y dio la versión contraria: que se lo devolvió de inmediato a Torra porque era inaceptable lo que allí ponía.
Es verdad que fue en la misma entrevista en la que Sánchez dijo lo tremendamente negativo que sería para España, y para gestionar la cuestión catalana, tener en el gobierno a Pablo Iglesias (y ahora ya ve usted lo que hay), de manera que… a saber por dónde saldrá el presidente a partir de ahora.
Lo del documento aquel es interesante refrescarlo ahora porque coincidió su difusión con la tormenta que comenzó Miquel Iceta al desvelar que el gobierno de Sánchez había aceptado la petición, o exigencia, del gobierno independentista para crear una mesa de partidos nacionales que abordara la autodeterminación con la figura de un relator que levantara acta de lo que allí se dijera. El tormentón del relator provocó la manifestación de la plaza de Colón y provocó la crisis más honda en que se vio metido el gobierno, con Felipe González terciando para decir que ni relator ni gaitas, que aquello era un error de libro y una forma de hacerle el juego a la confusión que pretendía generar el independentismo.
Y viene todo esto a cuento hoy porque ha sucedido lo que ayer anticipamos aquí que iba a suceder: el relator que en febrero fue enterrado en noviembre ha sido exhumado. 'A ver cuánto tarda en resucitar el relator', les dije ayer a esta misma hora. Pues tardó exactamente una hora. A las nueve ya estaban los portavoces de Esquerra Republicana reclamándole a Sánchez que se mueva. Si aspira a que se le abstengan en la investidura (y, en efecto, aspira) que retome el camino que estaba dispuesto a recorrer en febrero. Es decir, mesa de partidos y relator. O traducido, un instrumento que sirva para puentear al Congreso de los Diputados y hacerle tragar cualquier cosa que pacten fuera los partidos. Le recuerdo que la diferencia entre el Congreso de los Diputados y una mesa de partidos es que en el Congreso el peso de cada grupo es proporcional a los ciudadanos a los que representa mientras que en una mesa cada partido tiene una silla y valen todas lo mismo. Y le recuerdo que ésta es la vía que viene manejando el independentismo para sortear esta pequeña contrariedad, ¿verdad?, que para ellos supone representar menos del 7 por 100 del conjunto de la sociedad española. O en porcentaje de escaños, el seis y medio.
Ésta es la cuenta que incomoda. Los votantes de Esquerra, de Junts per Cataluña y de la CUP suman el siete por ciento del total de los ciudadanos que tienen no sólo derecho a decidir, sino derecho a que nadie les prive de sus derechos.
Sánchez diseñó su campaña electoral creyendo que ganaría él los escaños que perdiera Rivera mostrándose contundente sobre este asunto: es mentira, proclamó, que la autodeterminación sea un derecho, ya está bien de que los dirigentes independentistas engañen a la gente, el de Torra es un gobierno que va contra los catalanes, violenta al Estado con sus tretas digitales, en fin, todo aquello. Ahora la pregunta obligada es: ¿todo eso que predicó el presidente sigue vigente o decae, como sus invectivas contra Iglesias y Montero?
A las nueve hablaremos con el vicepresidente del gobierno catalán, Aragonés, el interlocutor con el que cambia mensajes Carmen Calvo mientras Sánchez se niega a cogerle el teléfono a Joaquim Torra. Se niega o se negaba. Quién sabe si un día de estos no nos sorprenderá el presidente no sólo atendiendo la llamaba sino quedando para verse, pelillos a la mar, en Pedralbes de nuevo.
Inevitable preguntarse hoy, aunque al presidente los ejercicios de memoria reciente le escuezan, cuál de estos anuncios que hizo Sánchez en las tres últimas semanas (anuncios los llamó él) ha sobrevivido a la licuación que se ha aplicado a sí mismo: de la solidez que quiso aparentar en campaña al estado acuoso en que fue abrazado (o mejor, exprimido) por Pablo Iglesias.
¿Cuál de estos anuncios mantiene usted, presidente?
• ¿La reforma de la ley para castigar la convocatoria de referé ndums?
• ¿La reforma de la ley para acabar con la manipulación en TV3?
• ¿La reforma de la ley para acabar con el adoctrinamiento en la escuela?
• ¿El aval al decreto del gobierno sobre la república digital?
¿Todo esto sigue adelante o se acabó en el mismo momento en que cerraron las urnas? ¿Sigue pensando el presidente que Esquerra es, básicamente, un partido que defiende la insolidaridad?
Y ya que estamos haciendo preguntas, la última para Juan Carlos Rodríguez Ibarra, veterano socialista, ex presidente de la Junta de Extremadura. ¿Mantiene lo que dijo hace dos años en este programa?
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