opinión

Monólogo de Alsina: "Habrá que revisar el papel de la OMS, pero sus advertencias empezaron a finales de enero"

Hace una semana, Rafael Simancas atribuyó los malos índices de España sobre el coronavirus a que Madrid está en España. Y luego atribuyó los malos índices de Madrid, a que en Madrid gobierna el PP, que lo recorta todo. Carmen Calvo ofreció ayer una versión distinta.

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Carlos Alsina

Madrid |

'Problemón del demonio' no es una calificación epidemiológica, pero se entiende. Lo otro, que estas cuatro ciudades, al estar casi en línea recta, tengan las mismas temperaturas y eso explique que sean de las más afectadas, ignoro si tiene alguna base. Pero en boca de la vicepresidenta no sólo tumba la doctrina Simancas sino que deja en mal lugar a la otra vicepresidenta, la cuarta, porque Portugal no parece que esté ni más arriba ni más abajo. Está más al oeste, según Ribera.

La verdad es que Carmen Calvo, felizmente recuperada para la primera línea tras haber dejado atrás esta enfermedad tan traicionera, resolvió bien su comparecencia en la comisión constitucional. Se desenvuelve con soltura en estos exámenes, lo mismo citando sentencias del Constitucional que lecturas científicas que ella ha hecho por su cuenta, y descartó que se le pueda reprochar a su gobierno haber estado a por uvas mientras el coronavirus nos ganaba terreno y aún menos que se le pueda reprochar estar queriendo un estado de alarma de un mes para no tener que remangarse cada quince días despachando con Rufián, con Ortúzar y con Arrimadas.

Sobre lo ágil y atento que siempre estuvo el gobierno mencionó la vicepresidenta que en febrero ya crearon un comité interministerial (es verdad) y que incluso se reunieron un par de veces. Es verdad que no tomaron medida alguna, pero eso fue porque se fiaron de la Organización Mundial de la Salud, que según Calvo no paraba de decir que lo tenía todo controlado. Y por eso el gobierno no decreta el estado de alarma (14 de marzo) hasta que la OMS declara la pandemia (11 de marzo).

Quien le haya preparado los papeles a la vicepresidente seguro que no lo hizo con intención de engañar a nadie, pero el relato, planteado así, puede resultar muy engañoso. Podría parecer que la OMS hubiera estado diciendo hasta el once de marzo 'tranquilidad, que está todo controlado' hasta que de un día para otro dijo '¡pandemia, pandemia!' Y por supuesto no fue así.

Bien, paremos un momento el relato.

El papel de la Organización Mundial de la Salud en esta pandemia exige, como ha planteado la Unión Europea, para empezar una auditoría y ya veremos si una refundación. El papel de la organización y el papel de su máximo responsable, Tedros Adhanom Gerbeyshus, que se plantó en Pekín para agasajar al presidente chino a mediados de enero, dio por bueno todo lo que le contó el señor Xi y estuvo mareando la perdiz sobre si había o no una emergencia sanitaria global hasta finales de enero.

Siendo todo eso así, recordemos un par de cosas que el gobierno sabe mejor que nadie. El 11 de marzo, en efecto, se declara la pandemia. Y lo primero que aclara el señor Gerbeyeshus es que eso no cambia nada.

¿Qué es lo que no cambia? Pues todas las advertencias y recomendaciones que viene haciendo a los gobiernos nacionales desde final de enero. No es que hasta el 9 de marzo dijera que la epidemia era controlable y el 11 ya no, como parece creer la vicepresidenta. Es que emergencia controlable significaba precisamente eso: que se podía controlar si los gobiernos hacían su tarea. Esto es lo que dice Gebreseyhus el día 9.

Y esto es lo que vuelve a decir el día 11.

Es la pandemia que podemos controlar si nos ponemos las pilas, por eso es controlable. Aunque sea pandemia. De modo que no, no es exactamente como lo contó ayer la vicepresidenta. La emergencia global está declarada desde enero, el riesgo de contagio fuera de China está declarado alto desde febrero y por eso el 9 de marzo la Organización Mundial de la Salud elogia las drásticas medidas que ha tomado Italia.

El nueve de marzo es cuando, según el ministro Illa, el gobierno asume que está empeorando aquí la cosa porque el domingo, 8, se han diagnosticado muchos más casos que la víspera. Que no corresponden a contagios, obviamente, ni por la manifestación ni por el fútbol ni por el Congreso de Vox (vienen de antes). Pero que revelan que el virus ya está en Madrid desde hace días y se han celebrado todos esos eventos multitudinarios sin prevención alguna. En la práctica, la propia vicepresidenta vino a reconocer ayer que una manifestación es un foco de contagio cuando se refirió en estos términos a las caceroladas de estos días.

Concentrados sin mascarilla habiendo un virus es un peligro. Lo es ahora y lo fue en marzo, aunque no fuera ése ni el origen ni la causa de que la epidemia se disparara.

La parte positiva del día son los datos de la epidemia de ayer: menos de trescientos nuevos diagnosticados, menos de sesenta fallecidos.

La parte negativa son las previsiones económicas del Banco de España. Para que nadie pueda decirle al gobernador que él tampoco avisó.

De los tres posibles escenarios que planteó en abril ya sólo quedan dos. El primero de ellos, que era el más optimista, se lo ha llevado por delante el confina-miento. Ahora lo mejor que puede pasarnos es que la economía sólo caiga un 9 % este año que podría alcanzar hasta un 12,4 %. Que eso traerá consigo más gasto público, para apuntalar empresas y familias, y menos ingresos para el Estado parece evidente. Y que pasado el primer arreón habrá que reordenarlo todo para ajustar gastos y aumentar ingresos también lo considera imprescindible el señor Hernández de Cos. Que en materia fiscal no está pensando en crear una tasa para grandes fortunas sino en apretar en el IRPF, el IVA y el impuesto de sociedades.

Traducido: que el discurso éste que dice que sólo tendrán que aportar más los superricos y las compañías tecnológicas y así los demás tendremos ayudas, subvenciones, prestaciones y el Estado podrá endeudarse sin que ninguno nos resintamos no hay análisis que lo respalde. Vienen recortes y vienen más impuestos. Como en 2010 y en 2012. Sólo que esta vez la depresión va a ser tan grande que el gobernador recomienda a los partidos ponerse cuanto antes a contarle al personal lo que hay y a pactar un programa económico para varias legislaturas.

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