Monólogo de Alsina: "Un día de estos tendrá la gentileza Sánchez de explicar qué posición tiene hoy España respecto del gobierno de Venezuela"
Joaquín Sabina se pegó un porrazo pero ahí sigue, incombustible. A pesar del leñazo y a pesar de todo. Perdió pie en el concierto del Palacio de los Deportes de Madrid anoche y se fue al foso, o sea, metro y medio de caída y todo su peso, li-gero, a plomo sobre un hombro. Qué hombre éste, Sabina, que después del meneo aún tiene aplomo para salir, doliéndose, ante el público a pedir perdón por no poder seguir cantando.
Madrid |
Y qué forma tan personal, Sabida, de celebrar un cumpleaños. Séptuagésimo primero.
El nombre propio de la mañana es Joaquín.
La comparacencia de la mañana es la que van a realizar, a dos voces, la organización del Mobile y las administraciones que prestan su apoyo a la feria. Es decir, la asociación que la organiza, y que ha decidido que este año no se hace, y los tres gobiernos –el municipal de Barcelona, el autonómico catalán y el de España— que han estado presionando estos últimos días a los organizadores para que mantuvieran el Mobile aunque fuera en versión descafeinada.
Se esfumó la versión oficial que decía que no había riesgo de suspensión porque la organización mundial de la salud no había aconsejado evitar los viajes internacionales.
No había restricciones pero sí había empresas con ejecutivos preocupados por lo que pudiera pasar si alguno de sus enviados al Mobile se contagiaba del coronavirus. No porque Barcelona sea zona de riesgo, que no lo es –ni Barcelona ni nin-gún lugar de España— sino porque asistiendo al Mobile miles de personas, una buena parte de las cuales viene de China porque son chinas algunas de las principales empresas electrónicas, preferían evitar la posibilidad de que una de ellas fuera portadora, sin saberlo, del virus.
Al final el temor se hizo realidad: no el temor a que haya contagios múltiples en Barcelona, sino el temor a que el goteo diario de empresas que se daban de baja acabara provocando la cancelación de la feria. Lo contamos aquí hace una se-mana: aquello que no consiguió el procés, o las algaradas de los cdr, o las huelgas de los transportes, o los antisistema que la montaban en las primeras ediciones, lo ha conseguido un virus que provoca neumonía y para el que todavía no hay vacuna –-el enemigo público número uno del mundo, según la Organización Mundial de la Salud--: tumbar el Mobile y hacerle un roto muy gordo al sector hotelero, al sector del transporte (gran revés para los taxistas) y al Producto Interior Bruto.
Un día de estos tendrá la gentileza el presidente del gobierno de España de explicarle a España qué posición tiene hoy España respecto del gobierno de Venezuela. Que es tanto como decir respecto de los otros países europeos con los que compartió hace un año posición: de respaldo a Guaidó como vía para persuadir a Maduro de que abriera la mano.
Qué manera más rara de cambiar la política exterior de un país es ésta. Primero el vicepresidente negándole al presidente encargado de Venezuela esa condición –-para Iglesias, Guaidó siempre fue una marioneta de la derecha golpista y el imperio estadounidense y Maduro un mal discípulo del comandante Chávez, ídolatrado—y después el propio presidente confirmando que la degradación de Guaidó ni era cosa de su socio morado ni era un despiste.
No sólo ha habido cambio de ministra de Exteriores. Ha habido reducción del ministerio a una suerte de oficina administrativa que está a verlas venir. Va a tener que ponerse las pilas la señora González Laya para que se la tomen en serio.
Iglesias gana el pulso a Felipe González en este asunto. Que tampoco es que Sánchez haya tenido nunca mucha sintonía con Felipe.
Iglesias reina en Podemos sin nadie que le tosa. Ni que le tosa ni que le lleve la contraria. Los críticos fueron cayendo uno detrás de otro. Empezando por Errejón, que primero perdió el pulso interno y luego perdió el pulso electoral, y terminando en Teresa Rodríguez, la líder andaluza que se manifestó en contra del gobierno de coalición con el PSOE y de la forma de conducir el partido que tenía la pareja Iglesias-Montero. La voz más crítica que se escuchó en Podemos contra el chalet de Galapagar fue la de la pareja andaluza: Teresa y Kichi. Ganan los de Galapagar, pierden los de Cádiz. Teresa Rodríguez coge la puerta y hará vida política (ella y su gente) al margen de Podemos e intentando afianzar la marca electoral Adelante Andalucía.
Se han grabado un vídeo ella y él, Teresa y Pablo, para despedirse con un abrazo y adiós, hasta luego.
Una alcaldesa independentista ha pedido disculpas a quien haya podido molestarse por esto que dijo ayer.
Lástima que la alcaldesa de Vic, Anna Erra, Junts per Catalunya, no llegara a explicar ayer qué le lleva a ella, o a la gente con la que ella trata, no sólo a pensar que una persona, por su aspecto, no es catalana autóctona, como ella dice, en qué se nota físicamente si uno es o no es nacido en Cataluña (algo así como el rh a la vista, será la nariz, será la mandíbula, serán las piernas) sino, sobre todo, qué le hace pensar que la administración está para decirle a la gente en qué lengua debe dirigirse a los demás.
Envuelta en esta cosa tan asfixiante de la moralina sobre qué costumbres son las buenas y cuáles las malas concluye la señora que está muy mal hablarle a una persona en la lengua que uno piense que puede entender mejor. Terrible esto de querer utilizar la lengua para entenderse, imperdonable. Pero obsérvese que ella lo hace el bien del que no entiende el catalán, para que lo entienda. Tienes a un peruano recién llegado a Vic y vas tú y le haces la faena de hablarle en español. ¿Así cómo va a aprender la lengua de acogida? No debes esperar a que sea él quien te diga: háblame en catalán y así lo aprendo. No. Tienes que ser tú el que, velando por él, le hables en la lengua que tú deseas para él. Eso es lo catalanamente encomiable. Esto es lo propio, la entrega al prójimo, del catalán autóctono. Cuyo aspecto seguimos sin saber exactamente cuál es. ¿La mandíbula, como Artur Mas, el peinado, como Évole, la tendencia a sonrojarse, como Torra? Urge un informe biológico.
Aunque sea un mes después, Podemos ha tenido que admitir que se inventó una fake. Aquella de que Dolores Delgado ya había pedido disculpas por su relación con Villarejo.
Aquí nos preguntamos cuándo habían sido esas disculpas, de las que no quedaba recuerdo. Porque Delgado lo que dijo en su día es que ella damnificada por las grabaciones ilícitas del comisario, no que tuviera que hacerse perdonar por ello. Echenique, que repitió en su momento la consigna de su jefe Iglesias como tantos otros papagayos (cariñoso lo de papagayo, Pablo) hizo ayer piruetas para no admitir que simplemente se lo inventaron.
Que no, Pablo, que no. Que lo de las disculpas es fake news. Aquí lo único que pasa es que Podemos, que ahora ya es gobierno, y por tanto, cúspide del sistema; y por tanto, casta, tiene que tragarse lo que dijo sobre esta ministra porque Sánchez la ha escogido fiscal general sin preguntarle siquiera a Pablo Iglesias.
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