OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Sánchez habla como si todas las instituciones del Estado, fueran él, el rey sol, Sanchez I"

Una mañana más, pero ésta con mayor motivo, repitamos las preguntas que, desde hace dos meses, se niega a responder Joaquim Torra. (Bueno, cuando va a TV3 ni siquiera se las hacen).

Carlos Alsina

Madrid |

Señor Torra:

¿Le suena a usted de algo el nombre de Xaver Duch? ¿Le conoce usted? ¿Ha hablado alguna vez con él? El nombre de Jordi Ros, ¿le resulta familiar? ¿Y el de Ferrán Jolis Guardiola?

Señor Torra:

¿Ha tenido usted, o alguien de la confianza de usted, contacto con estas personas? ¿Se reunió alguna vez con ellos? ¿Les hizo llegar algún mensaje? ¿Se lo hicieron llegar ellos a usted?

Señor Torra:

¿Estaba usted al tanto de lo que hacían estas personas en Sabadell? ¿Supo que en sus conversaciones, intervenidas por orden judicial, hablaban de usted? ¿Le consta que existiera un plan para asaltar el Parlamento de Cataluña y encerrarse unos días en él? Y si le consta, ¿participó usted en el diseño de ese plan? ¿Pretendía acaso encerrarse usted para proclamar allí la independencia sin que le pudieran detener?

La detención de los nueve de Sabadell, CDR defraudados con los CDR porque ellos reclamaban más acción y más contundente, se produjo a finales de septiembre. Siete semanas después, y sin que Torra haya dicho ni mú, se ha levantado el secreto de una parte de las actuaciones (sólo una parte, porque esto acaba de empezar). Uno de los interrogados, Ferran Jolis Guardiola, simpatizante de la CUP, contó que entre los planes estaba encerrarse en el Parlament y que la idea venía de Presidencia.

El día D con Torra en la pomada. A este Jolis le llamó por teléfono el año pasado otro de los ahora detenidos, Xavier Buigas –-¿Xavier Buigas le suena de algo, president?— para decirle que el CNI catalán había hecho contacto con él para encargarle una acción. La acción era secuestrar y blindar el Parlament. Otro de los implicados, Alexis Codina –-¿Codina le suena, president?— contó en el juzgado que una idea era neutralizar a los mossos de esquadra reduciéndoles uno a uno y esposándolos con bridas. En la massía de uno de estos es donde encontraron los agentes sustancias que sirven para fabricar explosivos, esquemas para elaborarlos y mapas de casas cuartel. Jordi Ros confirma que el material que utilizaba era explosivo.

Y en la conversación telefónica grabada a dos de ellos, el tal Buigas y el tal Jolis, es donde uno le cuenta al otro que organizó una reunión con la hermana de Puigdemont y que lo siguiente es reunirse con Torra. A Puigdemont lo llama con un nombre en clave, Lisa, y a Torra con otro, Gandalf.

Y como todo esto ya no son fabulaciones de la prensa de Madrid sino extractos de un sumario judicial donde consta todo eso que el aparato de propaganda independentista reclamaba –-los indicios, las declaraciones— es obligado seguir preguntando.

Señor Gandalf (digo, Torra):

¿Sabía usted algo de todo esto? Y ya que estamos, ¿sabe usted cómo surgió Tsunami Democrátic? ¿Quién es el cerebro de esa cosa, quién la dirige, quién la financia?

Díganos, Gandalf, ¿quién mueve aquí los hilos?

El aparato de propaganda independentista le estará eternamente agradecido al presidente del gobierno por el inmenso servicio que le prestó ayer fruto de la frivolidad, del desahogo y del afán por convencernos a todos de que el Estado español es él.

A veces en las entrevistas importa no sólo lo que el entrevistado dice sino lo que revela de sí mismo al decirlo.

Repasemos este episodio revelador que protagonizó ayer Sánchez en Radio Nacional. Le pregunta Íñigo Alfonso 'ha prometido usted traer a Puigdemont a España para juzgarlo, ¿cómo va a hacerlo?' La pregunta es nítida: cómo va a hacerlo usted, ya que lo ha prometido.

'Lo estamos haciendo ya'. Nosotros, ¿quiénes? Vean cómo sigue.

Lo que 'nosotros' estamos haciendo ya resulta que es lo que ha hecho el juez Llarena, Tribunal Supremo, y lo que ha hecho la fiscalía general del Estado. Es decir, y como le dijo el periodista, lo que están haciendo otras instituciones del Estado. Esto es lo más revelador de la entrevista: que Sánchez ya habla como si el Estado, todas las instituciones del Estado, fueran él.El Estado soy yo. El rey sol, Sanchez I. Por eso ni se despeina al atribuirse el mérito de lo que hacen otros. Cabría llamar a esto apropiación indebida, pero igual basta con llamarlo desahogo.

En contra de lo que dice Sánchez, la fiscalía no está subordinada al gobierno de turno. No depende de él, como bien sabía Sánchez cuando aún no era Sánchez. Cuando era Simplemente Pedro, Just Peter, bien que le recordaba a Rajoy que la fiscalía del Estado es autónoma, es decir, no dependiente. Claro que, como diría Carmen Calvo, lo que opinara Just Peter no puede considerarse una opinión del presidente Sánchez. La célebre doctrina de la vicepresidenta.

Miren, hay algo peor que un presidente pavoneándose de que la fiscalía coma de su mano. Y es una vicepresidenta soltando tinta. A lo de Sánchez de primera hora…

[[LINK:INTERNO|||News|||5dc2c77e7ed1a82da2529a81|||…se sumó lo de Carmen Calvo un rato después.]]

A lo Sánchez: ¿quién nombra al fiscal general del Estado, eh, quién lo nombra?

Generando confusión para diluir el efecto de la apropiación indebida de su jefe. Si nos ponemos exquisitos, ya que la vicepresidenta enseña derecho constitucional, quien nombra al fiscal general es el Rey. Pero es verdad que el nombre lo elige el gobierno. Y es verdad, concedámoselo a la señora Calvo, que la fiscalía tiene una definición ambigua en la Constitución: se la incluye en el capítulo del Poder Judicial aunque no sea, en rigor, poder judicial. Pero lo que desde luego no es, vicepresidenta, es Poder Ejecutivo. La fiscalía no es suya. La fiscal general (que algo podría decir porque no es muda) no es una ministra del gobierno. Ni una subordinada. Ni depende, por tanto, de Sánchez. Ni actúa porque se lo ordene Sánchez. La nombra el gobierno como nombra al gobernador del Banco de España. Pero una vez nombrada, es autónoma. El gobierno puede solicitarle que actúe y ella puede mandarle a hacer puñetas.

Nada debería extrañarnos ya porque fueron Sánchez y Calvo quienes confirmaron sin despeinarse que le habían ofrecido a Podemos sillones en las instituciones del Estado que no dependen del gobierno. Vocales del Consejo del Poder Judicial, por ejemplo. Pero a Sánchez I, recordémoslo, nadie le preguntó ayer quién nombra al fiscal general. Le preguntaron cómo va a traer a Puigdemont. Y no fue capaz de responder porque la única verdad es que no está en su mano.

Ayer debió de levantarse de mal humor el presidente en funciones, o llegó a la entrevista enfadado con alguien, porque hizo cuanto estuvo en su mano para ser antipático con quien le entrevistaba.