Éste es el estado de la cuestión, saque usted mismo conclusiones. Si diez de cada doscientos está inmunizado, ciento noventa de cada doscientos es susceptible aún de enfermar. O expresado en números totales: diagnosticados en España hemos tenido, hasta hoy, 230.000. Inmunizados, dos millones trescientos mil. Y población que hasta ahora ha esquivado al maldito virus son, o somos, cuarenta y cuatro millones. Víctimas potenciales de una epidemia que está lejos de haber terminado.
El resultado del primer estudio sobre la extensión de la enfermedad en España ha desmentido que tuviéramos a una mayoría de la sociedad ya inmunizada. Bien al contrario, son una pequeña minoría los afectados.
Lo bueno de atender a las ruedas de prensa que organiza el gobierno, si usted me permite la expresión castiza, es comprobar que seguimos siendo la leche en todo. No hay un país como el nuestro, créaselo.
Y si somos los mejores, bueno y qué, bueno y qué. La mejor sanidad del mundo, las mejores playas del mundo, la mejor administración del mundo. Los mejores estudios serológicos de Occidente.
Quién dijo que teníamos un problema de autoestima, James Rodhes. Si es al revés. Somos la caña, marca España. Aquí el que no presume de Ifema, presume de test o de presume de aviones. Gama alta de éxito, como dice la vicepresidenta cuarta Ribera, residente al este de Portugal. Porque Portugal, como se sabe, está más al oeste.
Tenemos la mejor puesta en escena del mundo.
Dos ministros y tres altos cargos, despliegue de voces, para presentar el estudio de seroprevalencia.
Con todo el afecto y el respeto a la trayectoria anterior del ministro Duque, sus comparecencias públicas deberían ser objeto de una revisión en profundidad. Uno se examina cada vez que sale y no puede estar suspendiendo siempre.
Este estudio de inmunidad lo anunció Sanidad el cinco de abril como clave para poder avanzar sabiendo dónde nos movemos; luego se retrasó tres semanas y dejó de ser clave para diseñar la desescalada.
Como explicó la señora Pollán, directora del Centro de Epidemiología, la conclusión del estudio es que no tenemos, ni de lejos, la llamada inmunidad de rebaño o inmunidad de grupo. Y eso significa que el 95 % de la población es aún susceptible de contagiarse.
Tiene otras consecuencias este estudio: por ejemplo, que se hunde la estimación aquella que hizo la universidad Imperial College, los siete millones de contagiados que sostenía que debíamos tener ya en España. Y por ejemplo, que teniendo un 5% sólo de la población afectada aún resultan más dolorosos los números de fallecidos que arrastramos en España.
Hay dos formas de ver el daño mortal del coronavirus: mirando cuántos de los diagnosticados han fallecido o mirando cuántos de los habitantes totales lo han hecho. En la rueda de prensa de ayer se preguntó por la letalidad y la lectura que cabe hacer con estos datos nuevos, pero la respuesta aportó poco.
Lo dijeron ayer las dos altos cargos de la administración que comparecieron con los ministros, Marina Pollans y Raquel Yotti, son muchas las cosas que no sabemos. Y que algún día tendremos que poder saber. Hay gente a la que le incomodan algunas preguntas, pero hay preguntas clave para conocer, entender y aprender de lo que nos ha pasado. Y una de esas preguntas sigue siendo por qué, llegados al ecuador del mes de mayo, España sigue teniendo el mayor número de fallecidos por cada cien mil habitantes, sólo por detrás de Bélgica.
Una de las posibles explicaciones era que hubiéramos tenido aquí el coronavirus mucho más extendido que en otros países sin saberlo, por aquello de que empezó en febrero camuflado en la gripe común. Esta explicación ahora decae. Habrá que seguir afinando en la búsqueda de respuesta atendiendo a otros factores. Varios, porque casi nunca hay una causa única para las cosas.
Bueno, si eres Rafael Simancas sí se te ocurre rápido una sola razón. El PP.
¿Cómo era aquello que decía el partido de Simancas? Que era inmoral cargarle los muertos a los demás. Indecente. La necrofilia. Todo aquello.
La tercera región del mundo en letalidad. Brochazo. Del diputado socialista que una vez estuvo a punto de presidir Madrid. Hombre, Rafael, de un diputado se espera que aporte un poco más de sustancia. Que diga, por ejemplo, hay más fallecidos en Madrid que en otras regiones porque en Madrid hay menos profesionales de la sanidad. Y la prueba es este informe que aporto y que vincula los fallecimientos por coronavirus al número de médicos que hay en urgencias. O hay más defunciones porque las residencias de mayores no están medicalizadas, a diferencia del resto de las regiones donde sí lo están. Y aporto este estudio que acredita cuántas defunciones se han debido a la falta de respiradores. Sé que eso exige un trabajo previo de estudio y preparación que el brochazo mitinero no requiere, pero hombre, que es un legislador del partido del gobierno.
La tercera región del mundo en letalidad. Le hemos pedido al PSOE el ránking que ha consultado Simancas. Nos han pasado –y se lo agradezco-- un pantallazo de una gráfica que publicó días atrás La Vanguardia y en la que Madrid sale, en efecto, tercera por detrás de Nueva York y Lombardía. Tiene dos problemas el uso de esta gráfica. El primero es que no mide la letalidad, sino el número total de muertos. Letalidad no es eso. Letalidad es la relación entre los fallecidos y el número total de habitantes. Por eso es una tasa.
El segundo problema es que es que la gráfica sólo compara cinco regiones del mundo. De España sólo aparecen Madrid y Cataluña. No significa que sean las que tienen la tasa de letalidad más alta.
Mire, hay dos maneras de medir la incidencia mortal del coronavirus en un territorio. O comparando con el numero de diagnosticados (letalidad), o comparando con el total de habitantes (mortalidad).
La región española con mayor letalidad no es Madrid. Y no es Cataluña.
La región española con mayor mortalidad no es Madrid. Y tampoco es Cataluña.
En ambos índices la región que presenta la tasa más alta es Castilla La Mancha. 1393 fallecidos por cada millón de habitantes. 17 % de los diagnosticados han fallecido.
Castilla La Mancha, donde no parece que gobierne el PP. Dudo que a Emiliano García Page le convenga que se vincule la letalidad de una región con el signo político de su gobierno autonómico. Ni a García Page ni al PSOE. El brochazo de Simancas salpica a quien menos lo esperaba.
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