Monólogo de Alsina: "Trump desinforma"
Carlos Alsina reflexiona en su monólogo de Más de uno sobre el discurso que ha dado Donald Trump esta madrugada volviendo a cuestionar el recuento de votos y la reacción de las televisiones estadounidenses cortando dicha emisión. Por otro lado, habla sobre el comité creado por el Gobierno para luchar contra las "fake news".
- Resultado Elecciones Estados Unidos: Ganador, recuento y última hora de Trump y Biden
Madrid |
Esperando a que en Pensilvania pongan el huevo. No, aún no hay ganador de la presidencia de los EEUU. Pero sí empieza a haber un perdedor.
A Donald Trump se le ha ido poniendo cara de derrota. No porque los números aún lo indiquen, pero sí por el empeño que exhibe en ser él quien decida qué votos deben ser contados y cuáles no. De Trump, a estas alturas, no se espera que pronuncie un discurso de reconocimiento de la derrota ni siquiera si ésta se produce de manera oficial (en esto también va a romper la tradición política de aquel país); por eso su desahogo de esta noche es lo más parecido a un discurso de perdedor que le vamos a escuchar.
Dice saberse ganador, dice tener muchas pruebas de votos fraudulentos, dice que los votos válidos le dan a él la razón. Y que el Partido Demócrata le quiere robar. Dice, dice, dice. Pero claro, una cosa es lo que diga y otra es lo que acabe diciendo el escrutinio oficial, sometido claramente a todas las garantías. Esta noche se produjo una circunstancia inusual: los discursos del presidente de los Estados Unidos los difunden las televisiones generalistas de aquel país desde el principio hasta el final. Pero hoy entendieron que quien hablaba no era el presidente de los Estados Unidos, sino el candidato marrullero que cuestiona el escrutinio oficial sin presentar pruebas de fraude alguno. Y por eso en algunas cadenas interrumpieron la emisión… En la ABC, para lamentar que el presidente se tome esto como un reality.
En la FOX, la cadena más proclive a Trump, señalaron que no hay evidencias de fraude y que es el escrutinio el que estaba cuestionando la victoria que Trump se atribuye.
Porque se está ajustando mucho la diferencia en los estados en los que todavía se están contando votos, como Pensilvania, Georgia o Arizona. Ahora mismo las apuestas dicen que Biden tiene más probabilidades de acabar siendo el ganador de estas elecciones presidenciales.
Antes de su actuación de esta madrugada se había pasado el jueves Donald Trump tuiteando a destajo, con su estribillo en mayúsculas, 'STOP THE COUNT'. No hay tuitero al que le haya colgado tuiter el aviso de que lo que está diciendo es falso más veces que al presidente de los Estados Unidos.
El aspirante, Joe Biden, pide calma a los ciudadanos, reitera que el sistema está funcionando, que todo voto cuenta y da por hecho que cuando acabe el escrutinio él habrá ganado.
Veinte mil votos separan a Biden de la victoria en Pensilvania (20 puntos de la cesta). Dos mil votos en Georgia (16 puntos). Antes de que termine el día podría haber terminado el recuento.
Sostiene el gobierno de España que en absoluto pretende controlar lo que cuentan los medios de comunicación o atribuirse la facultad de decidir qué es verdad y qué es mentira, qué es bulo y qué es desinformación.
Sostiene el gobierno que esta comisión que ha creado para combatir la desinformación no es para erigirse él en juez de la veracidad de lo que se publica sino para detectar y neutralizar campañas extranjeras que pretendan socavar nuestra seguridad como nación. O sea, que es para repeler asaltos cibernéticos rusos, pongamos por caso, y no para Pablo Iglesias decida si un titular crítico con el gobierno es carne de cañón.
Estupendo. Que establezca entonces cuanto antes el gobierno los límites que se va a poner a sí mismo para no acabar siendo juez y parte. Y que haga su trabajo el Parlamento ---autoinhibido en la gestión del estado de alarma--- para controlar las acciones del gobierno.
Para que lo entiendan en la Moncloa: no nos importan sus intenciones, nos importan los instrumentos. Lo relevante no es lo que digan que van a dejar que los medios hagan con libertad su trabajo, gracias, lo relevante es que esté garantizado que así sea. Es decir, que la comisión gubernativa que han creado no pueda meter la mano donde no le corresponde meterla.
Si el Gobierno habla de desinformación, lo que urge es esclarecer es qué es desinformación. El BOE reproduce la definición que ha dado la Comisión Europea: Información verificablemente falsa o engañosa que se crea, se presenta y se divulga con fines lucrativos o para engañar a la población y causar así un perjuicio.
Concrete cuál será el límite que él mismo, el gobierno, nunca podrá cruzar. Por ejemplo, decidir él qué es una información veraz y qué no lo es. Porque cada vez que menciona esto de las fake news luego sale Echenique, llama fake news a un titular de periódico y nos hace pensar que es eso lo que el gobierno quiere atar en corto, a la prensa. Clarifique cuanto antes a qué se va a dedicar esta comisión.
Porque desinformación le llamaban algunos portavoces gubernamentales a las crónicas periodísticas que alertaban de la gravedad de una cosa llamada coronavirus en el mes de febrero, ¿se acuerdan? Desinformaban los reporteros que ponían mascarillas y contaban que el riesgo de epidemia era máximo. E informaban, y eran modélicos, quienes decían que era como una gripe y que tampoco había que exagerar.
¿Qué es desinformación?
Hace meses dije aquí que la batalla contra la desinformación empieza por uno mismo. Lo dije porque el gobierno se había especializado en difundir estudios que no existían y ránkings averiados para desmentir que fuéramos uno de los países con peores datos sobre la pandemia. Irritó mucho aquel comentario a la infantería de papagayos, palmeros y palanganeros, que están con el dedo puesto en la tecla del retuit para prestar servicio a los partidos que hoy gobiernan. Pero qué quieren, si hay alguien que está obligado a velar por la verdad en sus afirmaciones, sus discursos y sus notas de prensa es el gobierno que tiene en su mano impulsar reformas legales. Y son los legisladores que, última instancia, aprueban o rechazan esas reformas. Los legisladores tuiteros. Hay mucho diputado tuitero cuyo respeto por la verdad es inexistente. Que igual debería empezar por ahí la lucha contra la desinformación.
Pero si se trata sólo de detectar y combatir las amenazas extranjeras a nuestra seguridad, tanto mejor.
Sin necesidad de comisión alguna, lo que ya hacen los gobiernos es injerirse en los medios de comunicación públicos. Los dos partidos que gobiernan Cataluña, el de Puigdemont y Esquerra, se repartieron la radio y la televisión pública catalana hace tiempo. Siempre han presumido de que no intervienen, pero nunca nadie se lo ha creído. Por eso poca sorpresa puede producir este audio que se ha difundido ahora, de una conversación que mantiene Pilar Rahola con el influyente David Madí, de Junts per Cataluña, hombre de confianza de Artur Mas. La señora Rahola se le queja de que el director de TV3 está reduciendo su presencia en los programas, sólo tres veces a la semana, oiga. Y como a ella le parece intolerable porque ella es quien defiende las posiciones de Junts per Cataluña se ha ocupado de hacérselo saber a Puigdemont y a otros para que intervengan.
Que le ha dicho al Puigdemont, tíu, hostia, fatal, fatal. Y que si gobernamos lo primero que hay que controlar es este tema.
La tertuliana pidiendo auxilio a sus mentores para no perder presencia en la televisión pública. El oasis catalán. La independencia de la televisión pública.