Tenía yo una idea para el programa anterior, pero Granada imponía su flamenco maravilloso. Os iba a hablar de un tema que da mucho gustirrín, no os podéis quejar. Se trata de un fenómeno muy de ahora, que tiene presencia, entre otros, en un hashtag de Tiktok (y de Instagram, YouTube…), porque la plataforma cumplió el pasado 7 de septiembre 7 añitos. Eso se llama cumple de oro o algo así, ¿no? Bueno, el hashtag que me interesa es el #Asmr.
Vamos por partes: esto del ASMR son las siglas (ya convertidas en neologismo) que refieren a "autonomous sensory meridian response" osease, "respuesta sensorial meridiana autónoma", que es la que tenemos ante determinados estímulos, como susurros, sonidos que percibimos como si estuviesen muy cerca, el sonido de rasguños pequeños o el que se genera al frotar una superficie, entre otros. Hay miles de videos en Youtube con gente haciendo soniditos al micrófono.
Pero el ASMR va más allá de los vídeos de youtube
Uno de mis favoritos es el uso de ASMR por parte de Museo londinense Victoria para mostrar su colección patrimonial. Por ejemplo, en el siguiente audio escuchamos asm-rizado parte de la conservación del vestido que llevó en Eurovisión Sandie Shaw en 1967 para cantar su "Puppet on a String".
Las empresas y las marcas se están subiendo al carro del ASMR rapidísimo... Yo os ponían el ejemplo del Victoria y Albert porque me parece una forma diferente de aproximarse a su patrimonio, pero lo cierto es que en esta ola de productos anunciados mediante ASMR termina por lanzarse un mensaje complejo: si el ASMR nos induce una sensación de placer y relajación, lo estaremos asociando también con el producto y, con suerte, también con la marca. La publicidad se dirige, claro, a nuestras emociones, pero aquí ya va al corazón de nuestras sensaciones, que es algo más primario aún.
Sigamos… A partir de esos estímulos sonoros, se supone que podemos sentir un hormigueo, un escalofrío, un qué sé yo en el cuello, una sensación de placer y bienestar. Esta asociación entre estímulo y gustito comenzó a temarizarse primero en 2007, en foros de salud, donde se hablaba de “sensación sin nombre (UNF, por sus siglas en inglés), sensación extraña en la cabeza (WHS, por sus siglas en inglés) y euforia inducida por la atención (AIE, por sus siglas en inglés)”.
Cuándo se le empieza a llamar a esto ASMR
Es en 2010, es decir, en pleno boom de desarrollo de las redes sociales, cuando se le llama ya a ese cosquilleo ASMR. Hay dos líneas en los miles de vídeos de ASMR: por un lado, en los que se graba muy cerca y con mucha presencia el sonido de acciones cotidianas: ordenar, hacer manualidades, cocinar, etc. Sus creadores son los llamados ASMRtists, es decir, los artistas del ASMR. Si ponéis estas siglas en Youtube, veréis no solo muchísimos vídeos, sino que todos ellos tienen millones de reproducciones. El ASMR, por tanto, es sobre todo un fenómeno viral de este nuestro mundo moderno. Aunque, como ya sabéis que a mí me gusta ir siempre para atrás, podríamos afirmar que es Virginia Woolf en su libro La señora Dalloway una de las pioneras en describir esto del ASMR.
Pero el ASMR no tiene ahora mismo una connotación erótica. O al menos no exclusivamente erótica
No, la relación de lo erótico con el ASMR, aunque puede estar presente, en realidad se ha transmutado en una defensa de la intimidad. En un mundo en el que estamos hiperconectados, a la vez probablemente muchos tenemos la sensación de que es muy difícil mantener el flujo de las comunicaciones y la atención. Si las marcas, como decíamos antes, recurren al ASMR, tiene que ver con un intento de hacer más cercana y directa la experiencia. El sonido generado por la materia de los objetos y las cosas hace que podamos reproducir la sensación táctil: pensad por ejemplo en el típico anuncio de una persona poniéndose una crema hidratante. Entendemos rápidamente, casi lo sentimos, la sensación de placer. Con el sonido reforzado, es como si la piel de la actriz o actor fuese la nuestra.
El ASMR gusta muchísimo a las nuevas generaciones. Billie Eilish, por ejemplo, le pidió a la youtuber Gibi ASMR que "asmrizara" su disco When we all fall sleep, where do we go?.
Nadie se ha querido quedar atrás con esto. La revista W Magazine invita regularme a artistas a que hagan su despliegue "asmreico". Nuestra Rosalía es una de ellas, que estuvo haciendo su sesión hace 3 años (es decir, antes de que saliera a la luz Motomami, el pasado marzo de 2022). Es interesante porque todos los recursos que utiliza están vinculados al flamenco, aún uno de sus principales sellos de identidad en el contexto de su segundo disco, El mal querer. En este sentido, Rosalía se retrata a través de los objetos con los que juguetea delante del micro.