Sin embargo, esta doctora mantuvo su determinación. Ella misma había vivido lo que era tener un familiar enfermo y no poder ayudarle… lo que le causó una gran frustración, sentía que algo se le escapaba y tras asistir a una conferencia en Estocolmo en el año 2000 descubrió los cuidados paliativos.
Explica la doctora Davasuren que una vez se conoció esta práctica, normalizada en occidente, se propuso introducirlo en Mongolia, porque al menos un miembro de cada familia necesitará en algún momento hacer uso de ellos. Y como el ministerio de sanidad había desechado su propuesta decidió recoger testimonios de enfermos terminales para demostrar lo que para ella era parte fundamental de los derechos humanos.
Morir dignamente, y vivir dignamente antes de morir forma parte de los derechos humanos. En mi opinión es así, cuenta esta doctora. Su determinación ha conseguido transformar la concepción de los enfermos terminales en su país, gracias a su lobby emocional en 2002, el ministerio de Sanidad le permitió establecer un programa nacional de cuidados paliativos para apoyar a los enfermos y a su familia. 15 años después cada hospital provincial en Mongolia proporciona morfina de manera gratuita a todos los enfermos terminales.