Este tío, que debiera estar invalidado para sonreír y para llevar ese estilismo de Ceaucescu del Primark, está generando unas tensiones siniestras que tienen como único propósito desestabilizar un rato más el mundo sin importarle los muchos jaleos que tiene el mundo a esta misma hora. Culpa a medio planeta de no sé qué. Y así justifica sus alardes de pirado. No creo que pueda provocar una batalla nuclear, pero sí aumenta el miedo a revivir el olor de la carne humana abrasada. De momento, su pirotecnia le está haciendo un siete a las Bolsas internacionales. Y por esa grieta suelen empezar las escaramuzas más salvajes. El de Corea del Norte es un negocio absurdo y terminal, aunque peligroso. Mientras por aquí recuperamos a ritmo razonable la voluntad de seguir europeizados, Kim Jong-un reclama atención a bombazos de solitario como el que pide 'likes' en Instagram. Así que tenemos un problema: con Trump en la Casa Blanca esto es como pillar un bache con la riñonera llena de nitroglicerina. Es terrible la violencia que generan dos payasos cuando no hacen gracia.