Estos tienen el "sí pero no" de los presupuestos como protagonista del calendario político. El PNV amenaza con no aprobarlos mientras el artículo 155 mantenga el piloto automático en Cataluña. Es una de esas estrategias de incordio del nacionalismo vasco, pero no puede durar mucho su tamborrada. Al PNV le conviene que el PP tire un poco más (aunque sea un partido de poner a tiritar estatutos de autonomía), porque con ellos el PNV mantiene a salvo el cupo vasco. Ya verás como las estadísticas de suflé no derrapen y Ciudadanos toque seda electoral.
Rivera amenaza sin fatiga con suprimir el cupo del País Vasco y dejar así al nacionalismo en modo avión por una temporada. Aunque también es cierto que Rivera tiene más megafonía que voz. Al menos, por ahora. Donde pide a los gritos dimisión quiere decir en voz baja Grupo Mixto, como en el caso de la senadora Barreiro. Y donde exige prietas las filas en nombre de la transparencia de sus socios, quiere decir que ya iremos estudiándolo y a ver qué pasa, como en el caso de la presidenta Cifuentes.
Ciudadanos es un partido perfumado al que no le gusta llegar a las manos. El PNV lo tiene algo más fácil en las broncas y sólo le queda seguir ganando. O sea, vender caros los apoyos y cambiar de socio o de bando según marque la brújula del beneficio. El nacionalismo tiene el alma recaudadora y la vida, así, puede ser maravillosa. Empieza abril, que según el poeta T. S. Elliot es el mes más cruel. No diría yo tanto, todavía, pero sólo llevamos en él un par de días y ayer fue de regreso de vacaciones y festivo. Sospecho que en estas semanas algunos se lo van a jugar casi todo. Y otros confirmarán que ya están muy quemados aunque no se les vea arder.