Amón indulta a los ídolos caídos: "La adoración a estas figuras refleja una relación oscura con la memoria y trascendencia"
Rubén Amón indulta en Más de uno a aquellos ídolos caídos y confiesa que les está montando en su casa una especie de altar de magia negra.
He de confesar que me estoy construyendo en casa una especie de altar de magia negra. De solo nombrar las figurillas que los representan os vais a estremecer, pero ya sabéis que estoy doctorado en exorcismos y que no me asusta la materia oscura.
Espero que no me descubran el templo doméstico. Ni las velas que lo iluminan. Reconozco que algunas imágenes son estremecedoras. No me atrevo a enseñárselas ni a los amigos más cercanos. En cualquier momento podría producirse una redada.
La presión me obliga a hacer la confesión. Prefiero liberarme del sentimiento de culpa. Y lamento de antemano que a los oyentes les pueda irritar o avergonzar las figurillas que conforman esta especie de belén pagano. Pagano, desordenado y arbitrario.
Acepto las acusaciones de brujería y de idolatría. Reconozco que estas la adoración a estas figuras reflejan una relación oscura con la memoria y con la trascendencia. Y creo que ha llegado el momento de prenderle fuego al altar, aunque me va estremecer observar como arden los ídolos.
Ya sé que los libros se consumen a 451 grados farenheit. ¿Y las estatuillas? No lo sé, pero no descarto a posibilidad de triturarlas. Convertirlas en polvo. O reciclar los materiales y hacer con mis propias manos un monumento a Greta Thunberg y colocarla encima de la televisión. Mejor no, que ahora las televisiones son planas y podría parecer que la he arrojado al abismo.
Confieso, pues, que en mi altar de magia negra hay una figurilla que representa a Cristóbal Colón. Hay otra de Curro Romero, disculpadme. Y una de George Washington. Y otra de Indro Montanelli. Y una más Woody Allen.
Iba a incorporar la de Fray Junípero Serra, pero he cancelado el envío de Amazon y me han dejado sustituirlo por un artilugio magnífico que permite hacerse la lobotomía en casa.