El indultado de Rubén Amón: "Ha subestimado Trump la relevancia de Stormy Daniels"
Procedemos al indulto de Stephany Clifford, aunque puede que la conozcáis mejor por el apodo artístico de Stormy Daniels.
Si es así, queridos oyentes, vuestra familiaridad con esta actriz porno puede ser reciente o puede ser remota. Si es reciente es porque Stormy Daniels está poniendo en aprietos al presidente Trump. Que niega haberse acostado con ella en 2011. Y si es remota, es que la opulencia física de Stormy y su vida interior ya habían formado parte de vuestras distracciones hedonistas.
No pasa nada. Consumir porno todavía, todavía, no está prohibido. Ni estaba prohibido que Donald Trump se acostara con ella, pero el presidente norteamericano no solo se expone a un brote de moralina y a un escarmiento de bragueta, sino que arriesga su credibilidad.
Primero porque niega la relación. En segundo lugar porque niega haber desembolsado 130.000 dólares para obtener el silencio de Stormy. Y en tercer lugar porque niega que el dinero saliera de los fondos de la campaña. De haber ocurrido así, se hubiera cometido un delito.
Se ha movilizado el FBI y la Fiscalía para aclarar el escándalo. Y ha subestimado Trump la relevancia de Stormy Daniels, cuyo nombre tormentoso nombre artístico proviene de la marca de wishkey, Jack Daniels, y Storm, el melenudo batería de Motley Crue.
Girls. Girls. Girls. Puede atragantársele el cóctel a Donald Trump. Porque el presunto affaire sucedió cuando Melania acababa de dar a luz. Y porque la aventura, igual que le sucedió a Clinton, no representa ya un problema moral. Pone a prueba si Trump miente o no miente.
Le han preguntado a la actriz si tiene pruebas al respecto. Y podemos imaginarnos cuáles pueden, pero antes de aclararlas ha renunciado al dinero del pacto de confidencialidad. Para hablar con total libertad. Y porque está ganando mucho más dinero gracias al relanzamiento de su carrera.