Ciudadanos finge una animadversión a Vox equivalente al rechazo que el PSOEopone a Bildu, pero ambas formaciones terminan recurriendo a la letra pequeña el pacto mefistofélico. Sea tomándose un café cinco horas en Murcia, como le sucedió al equipo naranja en la reunión con Vox. O sea pretendiéndonos convencer de que la investidura de María Chivite en Navarra no ha requerido concesión alguna a la izquierda radical soberanista pese a que resulta inviable sin ella.
Es la razón por la que procede acordarse de La cantante calva de Ionesco. Más en concreto el trance en que el señor y la señora Martin descubren con asombro que son marido y mujer.
Las pruebas se les amontonan en una conversación delirante gracias a la cual sabemos que ambos son originarios de Manchester, que viven en Londres y que residen en la misma casa, aunque la constatación del vínculo matrimonial proviene de otros interesantes pormenores: comparten el mismo domicilio, incluso duermen en la misma cama.
Le sucede a Cs con Vox en diferentes escenarios y le está ocurriendo al PSOE con los partidos nacionalistas, aunque es más grave el maridaje encubierto con Bildu. No existe públicamente, no hay documentos comprometedores, pero los pactos cuajan gracias a las intermediaciones.
Es el papel del PP en el tripartito, como lo ha sido el de Geroa Bai (PNV) para conseguir que Bildu se ponga de perfil en la investidura de Chivite. Ya lo dice Ionesco: la cantante calva se peina siempre igual.